Capítulo 22

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   Luego de dejar durmiendo a Yan Yan, Lixi decidió salir. La noche envolvía la aldea en un manto oscuro, pero la determinación ardía en los ojos de Lixi. Decidida a fortalecerse y prepararse para los desafíos que se avecinaban, se enfundó en su atuendo de entrenamiento y salió a la fresca penumbra.

   Xiǎo bāozi, el fiel compañero alado, revoloteaba a su alrededor emitiendo gorjeos alentadores. Una suave brisa mecía las ramas de los árboles, y la aldea, sumida en el silencio nocturno, parecía un lugar completamente distinto al bullicio diurno.

   Mientras Lixi realizaba sus primeros ejercicios de estiramiento, se percató de una presencia etérea entre los árboles. Ojos resplandecientes y siluetas fugaces parecían observarla. No eran hostiles, sino más bien curiosos, como si las criaturas místicas del bosque estuvieran intrigadas por la valentía de la joven.

   Decidió no temer y continuó con su entrenamiento. Cada movimiento era calculado, cada golpe destinado a perfeccionar sus habilidades. En medio de sus ejercicios, recordó a Yan Yan y la arquería. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras visualizaba a su hermana menor apuntando con destreza.

   Xiǎo bāozi, detectando la melancolía en la expresión de Lixi, emitió un gorjeo suave. "Maestra, su hermana está segura y mejorando sus habilidades también. No deje que la preocupación empañe su determinación".

   Lixi asintió, agradecida por la perspicacia de su pequeño amigo. Decidió incorporar movimientos más fluidos a su entrenamiento, buscando imitar la gracia de las sombras que danzaban a su alrededor. En este trance de movimientos, los recuerdos de su infancia y la promesa que hizo a su hermana se entrelazaron con la realidad.

   A medida que avanzaba, la oscuridad reveló destellos de sucesos pasados. Imágenes de su aldea natal, momentos compartidos con Yan Yan, y la noche en que partieron hacia esta nueva tierra se proyectaron en su mente. Cada recuerdo, cada desafío superado, la impulsaba a seguir adelante.

   Fue entonces cuando Xiǎo bāozi, ahora posado en el hombro de Lixi, interrumpió sus pensamientos. "Maestra, hay algo más en la oscuridad. Algo que no es amistoso".

   La atmósfera cambió. Los ojos de Lixi se estrecharon, y su postura se volvió defensiva. No estaba sola. Una presencia acechaba, diferente de las criaturas curiosas que había percibido antes. La energía en el aire se volvió densa.

   Entre las sombras emergió una figura, una criatura cuyos contornos eran difíciles de distinguir. Garras afiladas y ojos brillantes denotaban su naturaleza, pero esta vez no era el Devorador Nocturno. Era algo más, algo oscuro y amenazante. Los ojos de la criatura brillaban con malévola inteligencia mientras se acercaba sigilosamente.

   Xiǎo bāozi, al notar la intensificación del peligro, emitió un gorjeo preocupado. "Maestra, esta no es una criatura común. Su aura es densa y siniestra, como si estuviera tejida con sombras de un lugar más oscuro."

   Lixi asintió, sintiendo la opresión en el aire. No era solo la bestia en sí, sino también la energía que emanaba, una presencia que desafiaba las leyes espirituales del continente. Se puso en guardia, sus sentidos alerta, mientras la criatura emergía completamente de las sombras.

   La batalla comenzó, pero esta vez la criatura demostró una astucia y agilidad sin igual. Cada embestida era calculada, cada movimiento llevaba consigo una malicia que desafiaba las expectativas. Lixi esquivaba y contraatacaba con velocidad, pero la bestia respondía con una destreza que desafiaba su resistencia.

"Xiǎo bāozi, ¿puedes identificar alguna debilidad en su defensa?" preguntó Lixi, parando un instante en medio de la refriega.

   El pajarito, con ojos penetrantes, observaba atentamente. "Maestra, su defensa es fuerte, pero he notado que su velocidad de recuperación es más lenta después de un ataque. Si puede mantener la presión, podría debilitarse".

   Con esa información en mente, Lixi ajustó su estrategia. Cada movimiento se volvió más preciso, cada ataque llevaba consigo la intención de agotar a la bestia. Pero la criatura respondía con furia, desatando ataques más feroces.

   En medio de la intensidad, Lixi recordó su vida pasada, cuando la batalla era su segunda naturaleza. Los instintos de combate se despertaron, y aunque su fuerza física era inferior a la de la bestia, su astucia y habilidades tácticas comenzaron a inclinar la balanza.

   Xiǎo bāozi, desplegando su propia astucia, intentó perturbar la concentración de la criatura. "Maestra, intenta llevarla hacia la zona iluminada. Tal vez la luz pueda afectarla de alguna manera".

   Lixi, mientras esquivaba los ataques, siguió el consejo del pajarito. Con movimientos rápidos, llevó la batalla hacia un área más iluminada por la luz de la luna. La bestia, momentáneamente desconcertada, mostró una ligera vulnerabilidad.

   La lucha continuó, pero ahora, con cada paso, Lixi intentaba mantenerse en la luz. La criatura, aunque aún formidable, parecía más afectada por la luminosidad circundante.

   Finalmente, con una maniobra hábil, Lixi logró desequilibrar a la bestia y asestar un golpe certero. La criatura retrocedió, emitiendo un rugido retumbante antes de desvanecerse en las sombras de la noche.

   Lixi, exhausta pero triunfante, se apoyó en un arbol. "Gracias, Xiǎo bāozi. Tu astucia salvó la noche".

   El pajarito, con humildad, respondió, "No es nada para este pequeño príncipe". Viendo como Lixi lo miraba decidió agregar "También por tus buenas habilidades"

   Lixi rio levemente, pero para sus adentros pensaba en qué podría estar pasando en el fondo del bosque, y que si estas eran las criaturas del reino inferior, ¿qué pasaría si se encuentra con más fuertes? 

   De todas formas, decidió volver a la aldea y curar sus heridas, las viejas se abrieron y nuevas surgieron, haciendo que sea un poco más difícil moverse. Tendría que tener algo más de cuidado la próxima

Protective sister goddess doctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora