Enmendando relaciones y robando besos

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-Se puede saber de donde vienes a estas horas Sarita?

No podía creer su mala suerte.

-Y vestida de esa forma además, tan poco propia de tu parte.

Piensa algo Sara, rápido, pero tan poco acostumbrada estaba a mentir que no se le ocurría nada creíble.

-Mama, yo...

-Sarita! Muchas gracias por acompañarme, Mauricio quedó encantado contigo- Yo solo atine a pretender que sabía de qué hablaba- Perdona mamá, olvidé comentarte que invite a Sarita a mi salida con Emilse y mis amigos de la universidad.

No tenía ni idea de cuando llegó Norma. Pero le debía a su hermana una grande, no sabia que hubiera hecho si no llegaba.

-Si mamá, disculpame pensé que Norma te lo diría- Respondió Sara.

-Como sea estas no son horas niñas la proxima procuren llegar más temprano a casa.

Norma y Sara se miraron de reojo, rogando a el cielo que su mamá dejara el tema y ellas se saliesen con la suya.

Gabriela se sobó el entrecejo con los dedos y soltó un bostezo.

-Estoy rendida hablaremos de esto mañana, vayanse a dormir.

Esperaron que mamá estuviera fuera de vista y Sara por fin sintió que podía respirar otra vez, le dio las gracias a Norma, y se dispuso a abrir la puerta de su habitación cuando sintió como Norma la tomaba del brazo.

-¿A dónde crees que vas? Te salvé de darle explicaciones a mamá, pero no pienso dejarlo asi- Norma miro a la oscuridad del pasillo- Sígueme, hablaremos más tranquilas en mi habitación.

No le quedó más que acompañarla, y ver como cerraba la puerta al entrar en su recamara. Norma se sentó en la cama y se retiró los tacones, y Sara por su parte optó por quedarse de pie junto a la puerta, sabía que en efecto nadie las interrumpiría, Fernando ya no dormía ahí.

-Ahora sí, ¿en donde estabas? De verdad.

-Te contestare pero primero quiero saber, de verdad estabas cenando con tu amigos de la universidad?- Un secreto por otro Norma, si ambas tenían algo importante sobre la otra no podía delatarse.

-No, y no tiene caso que te diga con quien estaba, estoy segura de que lo sabes.

-Así es- Sara imitó a su hermana y se sentó a su lado en la cama dejando sus tacones en la entrada, se pasó ambas manos por la cabeza y suspiro.

-Yo....tuve una cita hoy- Confesó.

Norma la miro con cara de sorpresa pero antes de que pudiese preguntarle más la corto- No me preguntes con quien, que no pienso decírtelo, ni siquiera sé que estoy haciendo, y si terminó como una estúpida preferiría que nadie lo supiera.

-¿Por qué crees que acabará así? Sabes no hay nadie a quien admire más que a mi hermana mayor, y aunque a veces eres un dolor de cabeza y muy dura a la hora de juzgar.

-¿Estas tratando de hacerme un cumplido Norma? Por qué no lo parece.

-Dios Sarita, ¿me dejas terminar?

Ella solo asintió.

-Confío en que no te fijarías en nadie que no valiese la pena. Y si te has fijado en este muchacho, quien quiera que sea, seguro es por qué es digno de la persona tan maravillosa que yo sé que eres. No te cierres a la oportunidad de enamorarte.

Las palabras de Norma la conmovieron. Sara abrazó a su hermana fuerte, como hace mucho no se permitía hacerlo, y al soltarla tomó una decisión.

-No le diré nada a mamá sobre Juan, también confío en ti y en que si estás con él es porque lo quieres de verdad, no me meteré más en tu vida. A no ser que te llegue a lastimar, por que si es así te juro que saco mi escopeta de la camioneta.

El verdadero amor perdonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora