Calius Lombardi es un Alfa posesivo, frio y solitario que prefiere mantenerse alejado de todo el mundo, a excepción de su querida hermana menor, su cuñado y bellos pero revoltosos sobrinos ya que con ellos, él se siente más tranquilo y cómodo, cambi...
— Clarisa querida está despierta.— Martha hablo del otro lado de la puerta.
— Tsk maldición— susurre para mis adentros, porque Martha tenía que aparecer justo en este momento.
—¿Clarisa?...— Volvió a preguntar.
—Si, estoy despierta.— respondí. —Dame un momento por favor.
Le tape la boca al maldito para que no emita ningún sonido, no quiero que la pobre Martha se alarme al ver otro vampiro aquí, con lo que paso hoy fue mucho para ella.
Abro la puerta un poco lo suficiente como para asomar la cabeza, — ¿Sucede algo Martha?— pregunto con una sonrisa.
— No, no sucede nada mi niña, solo quería saber cómo estabas, con todo los que paso hoy, de vió ser agotador para ti.— me mira con una sonrisa.
— Ah... Eso, no tienes por qué preocuparte, es verdad que con todo lo sucedido fue muy agotador, pero ya todo pasó y está todo bien, no tienes por qué preocuparte. — respondí.
—A propósito querida, queria agradecerte por aver nos salvado a María y a mi, si no hubieras estado hay. Quien sabe que hubiera paso con nosotras, habriamos muerto aplanadas por esos escombros.
—No hay nada de que agradece, tu y María me ayudaron mucho cuando llegue aqui. Era lo mínimo que podía hacer por unas amigas de trabajo.
— Hay mi niñ...— un pequeño ruido la interrumpe. — ¿Qué fue eso?— pregunto, apreté el rostro de mi invitado no deseado para que no se mueva, ni emita ningún sonido.
—¿Que cosas?, yo no escucho nada, de seguro fue el viento es que tengo la ventana un poco abierta.— respondí rápidamente.
— Eso no se escucho como si fuera el viento.— alzo una ceja.
—Si, si es el viento.— Insistí.
Ella me miró un poco confundida ante mi insistencia, decido créeme y no siguió con sus preguntas. Se despidió con una sonrisa yo hice lo mismo, cerrando la puerta otra vez.
Suspire con pesar, mire al maldito. Parece que ya está agonizando por la falta de aire, pensé que ya lo había matado. No sentí que estubiera respirando, pero por suerte si seguía vivo.
— Si que tienes mucha buena suerte, pedazo de animal mal trecho.— lo sorte y callo redondito al suelo parecía un cadáver ya que no se movía para nada.
Lleve la palma de mi mano a mi frente. —Ya puedes salir Vallolet. — de las sombras aparece una de mis subordinadas y sub-capitana de uno de mis escuadrones.
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(Nombre: Vallolet...???) (Edad: ???) (Rango: sub-capitana De escuadrón) (Clan:???...)
— Llamo usted Líder.— hace una referencia en señal de respeto.
— Si, vez a este pequeña alimaña, llévatelo y saca le toda la información que sea posible.— le lanze el cuerpo de mi pequeño visitante.
