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Bienvenidos a la familia Brown

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Bienvenidos a la familia Brown.

Donde los delitos no hallan hogar, las adicciones no encuentran raíces y el fracaso parece una realidad ajena. Nos consideramos demócratas acomodados, con sonrisas que disimulan más de lo que revelan y una determinación feroz cuando las piezas se mueven en el tablero de ajedrez.

No importa que uno de nosotros esté perdida y desesperadamente enamorada.

Tan enamorada que deben tomarse medidas igualmente desesperadas.

Somos los Brown

No nos falta de nada.

No nos equivocamos

Si crees que los juegos del hambre son lo peor que ha hecho el Capitolio, pregúntale a mi padre.

Estaba absorta en mi trabajo cuando Theo irrumpió en mi oficina con un maletín en la mano. Levanté la vista de mi computadora, molesta por la interrupción, pero mi fastidio aumentó cuando entendí su propósito.

— Necesito que entregues estos documentos en la oficina de papá. Es importante, dijo Theo, tratando de ser persuasivo.

Negué con la cabeza, frustrada. —No, Theodore, no pienso hacerlo. Estoy ocupada, tengo mis propias responsabilidades aquí', respondí con tono firme, mi paciencia menguando por su insistencia constante en involucrarme en los asuntos del negocio familiar.

Él insistió, rogándome —Por favor, solo toma el maletín, no te llevará mucho tiempo.

— ¿A dónde vas con tanta prisa?

— Voy a ver a Clemencia , se siente mal, necesito ayudarla.

Mi enojo creció exponencialmente. ¿Cómo podía venir aquí, a mi lugar de trabajo, a interrumpirme por algo tan trivial como hablar con Clemencia cuando claramente tenía asuntos más importantes?
—¿En serio, Theo? ¿En medio de mi día de trabajo? No puedo creerlo, respondí con frustración, señalando hacia afuera nuevamente

— Te lo compensare.

Me sentí abrumada por sus ruegos. A pesar de mi enojo, sabía que Theo no solía pedir ayuda a la ligera. Suspiré profundamente y tomé el maletín resignadamente. Está bien, solo esta vez, accedí, sintiendo una mezcla de molestia y compasión por él.

El bullicio de la ciudad contrasta con el relativo silencio dentro del automóvil. Aunque estoy rodeada por los sonidos de la calle, me siento aislada en mi propio mundo de pensamientos

Llegamos a las oficinas, el edificio imponente que simboliza más para mi familia de lo que quisiera admitir. Bajo del auto con el maletín en mano, y con un gesto de agradecimiento al chofer, me adentro en el lugar que, aunque conocido, sigue siendo un territorio desconocido para mí.

Aquí estoy, con mi maletín lleno de documentos, tratando de ser el ángel mensajero de la familia, ¿verdad? ¡Pero la recepcionista en la entrada tiene sus propios planes!

Primero, aparece el guardia de seguridad con el gesto más serio del mundo y me mira como si fuera una posible amenaza al orden de la oficina. "Identificación, por favor", dice con tono de quien no cede ante nada. — Tome, sin embargo, no basta con mostrarlo, él lo examina como si fuera una obra de arte en un museo, pasándolo bajo la luz, como si hubiera un código secreto en él.

Luego, llegamos a la recepcionista, que tiene la mirada de quien desenmascarará al intruso. Ella toma el relevo y, al igual que el guardia, exige mi identificación. Pero espera, ahí no acaba. ¡No señor! La recepcionista se convierte en una especie de detective de la vida cotidiana y comienza a hacerme preguntas al estilo interrogatorio. —¿Nombre completo? ¿Número de serie? ¿Grupo sanguíneo?— En ese punto, me estaba preguntando si estaba solicitando acceso a una oficina o si me estaban considerando para un puesto de espionaje.

Finalmente, después de superar este campo minado de preguntas y miradas de sospecha, me dan luz verde. ¡Sí, he pasado el nivel de la recepción! Con los documentos en mano, pienso que lo peor ha pasado, pero no puedo evitar reírme por el espectáculo al que tuve que someterme solo para entregar unos papeles.

Me encontraba en la oficina de papá, exhalando con exasperación mientras dejaba caer el maletín con más fuerza de la necesaria sobre la mesa. —¿Puedes creer lo que tuve que pasar por culpa de Theo?", comencé, sin poder contener mi molestia.

Expresé mi disgusto por su audacia al presentarse en el hospital, interrumpiendo mi trabajo solo para encontrarse con su ex. Mientras le contaba a papá sobre mi día lleno de obstáculos absurdos, noté que su expresión se tornaba más seria y me miraba de manera inquisitiva.

Fue entonces cuando me di cuenta de que no estábamos solos Corionalus Snow estaba con nosotros en la oficina y estaba riéndose. 

REFLECTIONS - Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora