El lenguaje más oscuro de las flores

Capitulo 16

La cabaña de Hermione

5 de la mañana

Más dormido que despierto y tratando de entrar en calor, Theo se acurrucó más cerca de la calefacción que sabía instintivamente era Draco, el brazo sin marca de su amor entrelazado a su alrededor. El amanecer todavía estaba oscuro, pero los colores púrpuras habían comenzado a aparecer a lo largo del techo o este a medida que el amanecer se acercaba cada vez más.

Theo miró a su alrededor a pesar del leve zumbido de un dolor de cabeza en su cráneo y el dolor sordo en su pecho mientras respiraba y descubrió que Hermione se había desmayado dormida en el suelo junto al sofá. La botella de vino vacía había dejado caer sus últimas gotas al suelo. Theo no vio señales de un vaso por ninguna parte y levantó una ceja ante la posibilidad de que su empollón estuviera bebiendo directamente de la botella.

¿Estaba ella bien?

Despertó cuidadosamente a Draco con un beso y una caricia en su cuello. Theo intentó ignorar su inquietud cuando su cuerpo no estaba listo para más después de la pequeña intimidad.

Los ojos de Draco se abrieron y miró a Theo con sorpresa. Acariciando el rostro de Draco con una mano, Theo se llevó un dedo a los labios instando a Draco a que se callara e inclinó la cabeza hacia su bruja, con las lágrimas secas en sus mejillas y el vino tinto manchando sus labios dormidos.

Theo se deslizó del regazo de Draco, con cuidado de moverse lentamente para no despertar a su bruja y también para no caerse y lastimarse. Su cuerpo todavía se sentía mal.

Los ojos de Draco se abrieron, su rostro pensativo, pero se levantó en silencio ante la orden tácita de Theo.

Los dos llevaron cautelosamente a Hermione a la cama, Theo tenía su cabeza y hombros y Draco sus piernas y aún así casi la dejan caer más de una vez. Ambos estaban horrorizados por lo débiles que estaban. Antes de Azkaban, cualquiera de los dos podría haberla llevado sin ayuda de nadie con tanta facilidad como si fuera un juguete pequeño. Era difícil no sentirse patético al enfrentarse de esa manera a la propia entropía.

Una vez que la acomodaron en el medio de la cama, se arrastraron bajo las mantas a su alrededor. Hablaron un rato, los ojos grises se encontraron con el zafiro sin que la enfermedad los nublara por primera vez desde que habían estado en este extraño lugar liminal que ninguno de los dos estaba seguro de que existía fuera de sus propias mentes.

"¿Quizás todo esto sea real?" Se preguntó Theo en voz alta, sus dedos recorriendo las curvas más completas de Hermione y retorciendo sus rizos salvajes sobre sus dedos.

"¿Nos imaginamos a Hermione bebiendo sola y quedándose dormida junto a su sofá?" Draco preguntó: "Podría imaginar muchas cosas, pero esta pequeña cabaña solitaria en el bosque no es algo que hubiera imaginado para nuestra bruja".

"¿Podemos tener el mismo engaño?" Theo preguntó: "¿Podría ser histeria colectiva?"

"Theo, difícilmente podemos tener una histeria colectiva en Azkaban mientras estamos encerrados en celdas separadas".

"¿De verdad crees que todavía estamos en Azkaban, Drake?" Theo luchó contra la forma en que la posibilidad hacía que sus manos temblaran de miedo. Respiró profundamente a Hermione, su cabello y sudor para calmarse. Ella era real. Tenía que serlo.

"No lo sé, espero que no". Draco suspiró, "Todo lo que sé es que si me despierto en Azkaban después de todo esto, creo que encontraré una manera de morir finalmente".

Theo sintió que se desmoronaba ante eso, su labio inferior temblaba y ni siquiera se dio cuenta de que el fuerte sollozo que rompió el silencio de la cabaña era el suyo.