Una innegable candidata al puesto de Cupido

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¿Qué era lo que más le gustaba de tener a Will en el grupo?

Hasta ese preciso instante pensó que más allá de todo lo que les estaba ayudando, lo mejor era la amistad de Will, pero, si bien el rubio le parecía una de las mejores personas que había conocido, ya no era la principal ventaja.

-Más vale que conduzcas bien, Nico - advirtió Will, apoyando una mano en su pecho mientras daba grandes bocanadas de aire. - Porque ya estoy mareado. Que alguien abra una ventana, este salón me consume.

-Si quieres tiro una pared abajo para que te llegue el aire, cenutrio - insultó Thalia.

-Adelante - indicó Reyna. Percy no supo identificar si realmente lo decía en serio.

Aunque habían sido muy cuidadosos porque no era su casa, tenía la sensación de que si rompían cualquier cosa a Reyna no le importaría y, es más, lo aplaudiría. Por si acaso, no pensaba hacer nada para confirmar sus sospechas.

Percy sonrió al ver a Will levantarse de nuevo del sofá, caminando de un lado a otro como él mismo estaba haciendo hace segundos. Le encantaba Will. Gracias a él ya no era el único que parecía un pequeño pájaro nervioso ante su primer vuelo.

Durante sus años en The Big Three, había tenido que aguantar cómo en momentos clave ni Thalia ni Nico se ponían nerviosos o, al menos, no lo exteriorizaban. Ahora que estaban a punto de ir hacia el Kithara tras haber tenido más horas para ensayar -no las suficientes por la negatividad de Apolo a ser un buen jefe-, los nervios le estaban consumiendo el estómago y el pulso en sus manos.

¿Por qué en casi cualquier aspecto de la vida el trabajo de mucho tiempo se pone a prueba en un solo momento? No quería ser dramático, pero no podía dejar de pensar en cuán injusto era.

No esperaba una actuación perfecta, pero sí una notable mejoría que les permita seguir trayendo clientes y, con ello, ganar más tiempo para el Kithara. Si lo hacían mal, cada vez seguiría llegando menos gente. Y aún peor, sentiría que no habían avanzado, que no habría solución para ellos.

Si fuera por él, colgaría un cartel a lo largo de su batería:

GRUPO EN OBRAS, TENGAN PACIENCIA, ESTAMOS MEJORANDO.

Lamentablemente, no habían oportunidades.

Quiero resultados, chicos. Vuestra ausencia estos días se ha notado.

Ese mensaje de Apolo había conseguido que las náuseas le acompañasen durante la mayor parte de la tarde. Si no era suficiente con la presión que se imponían ellos mismos, venía su desastroso jefe a incordiarles aún más.

-¿Agua?

Percy observó el vaso de agua que Annabeth sujetaba en su mano, con algunas gotas causadas por el frío chorreando por el cristal. Estuvo a punto de negar, su estómago se revolvía al solo imaginarse abrir la boca, pero como un desgraciado asintió sin pensar solo por ver la sonrisa ladeada de Annabeth, esperanzada por encontrar alguna forma de ayudarle.

-Gracias - murmuró sin abrir demasiado la boca, dando un sorbo mínimo.
Qué no haría por ella. Si hasta aceptaba un vaso de agua que no quería solo por verla conservar la sonrisa.

Buscó a Nico con la mirada, esperando encontrar un atisbo de nerviosismo que le delatase. Nico estaba tumbado en el suelo, paralelo al amplio sillón con las manos tras su cabeza. Su ojos estaban cerrados y dudaría si estaba durmiendo si no fuese por cómo sus labios se movían tarareando para sí mismo alguna canción, quizás la de esta noche.
Junto con Thalia, que seguía enfrascada en pasarse un juego en su móvil, no parecían entender el significado de nerviosismo.

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