Capitulo 2: Caos en la ciudad

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   La habitación de las estatuas hechas pedazos se volvió de un color carmesí, una alarma resonaba fuertemente gritando su mensaje —¡Alerta, seres no autorizados nos invaden, activando código de defensa celestial! — un grupo de agujas flotantes atravesó a cada humano, habían entrado al reino a través de los portales y este defendió sus fortalezas.

—¿¡Vida que está pasando!? — corrieron por los pasillos esquivando los escombros ¿¡Siquiera es esto posible!? ¡Pensé que la energía celestial impedía que se derrumbase!

—¡Se supone que lo hace! — un escombro de gran tamaño estaba a punto de caer sobre la muerte, la vida le lanzo un rayo de luz convirtiéndolo en energía —¡Si seguimos así vamos a terminar aplastadas!

Corrieron hasta la habitación de las estatuas y vieron todos los daños, cadáveres de humanos totalmente atravesados desangrándose, los escombros de lo que fueron las representaciones de los dioses, todo estaba en caos. La vida desactivó el sistema de seguridad y con sus poderes sano las paredes en un intento porque estas no colapsaran.

—No lo entiendo, ¿estas estatuas tenían el alma de los dioses? — tomo uno de los escombros —¿Vida, tú sabías esto?

—¿¡Cómo podría saberlo!? ¡Tú te encargaste de despedir el alma de todos los dioses! — se encontraba en aprietos, la energía celestial del salón se debilitaba cada vez más haciendo que la presión sobre la diosa aumentase, la magnitud de esta presión fue tal que la obligo a arrodillarse —¡Muerte tenemos que salir de aquí!

La muerte no atendía los llamados de su compañera, estaba inmersa en sus pensamientos, no lograba entender como aun sus almas seguían aquí si ella se había encargado de despedirlas. En cada despedida vio como estas almas se desvanecían, los humanos habían dejado de creer en ellos y fueron olvidados, ¿Por qué seguían allí?

—¡Muerte!

—Lo siento — golpeo su hoz contra el suelo abriendo un gran portal, ambas cayeron en él y al cerrarse el reino se derrumbó.

Una explosión inminente resonó por toda la ciudad, esta había provocado un temblor tan fuerte y repentino que Pōtaru salió disparado de su cama, golpeándose de frente contra el techo.

—¡AHG! ¿¡QUE FUE ESO!? — froto su cabeza —No veo nada, ¿Dónde deje mis lentes? —metió la mano debajo de su cama, tomo sus lentes y al colocarlos sobre su rostro vio una hormiga del tamaño de un ratón, impactado de un brinco se subió en su cama, tomo un libro que tenía en su mesita de noche y la aplasto —Creo que mate una especie nunca vista... definitivamente me encuentro en racha.

En las calles una mujer grito invadida por el horror, su cabello se estaba alargando y atacaba a un joven frente a ella, Pōtaru observo todo por su ventada.

—¿¡Por qué haces esto!? — el joven se escondía detrás de autos en un intento porque los mechones no lo golpearan, uno de ello simplemente partió el auto a la mitad alcanzándolo.

—¡LO SIENTO, HIJO! ¡No sé cómo frenarlos! — los mechones habían atravesado por completo al joven — ¡NOOOOO! — la mujer entre llantos observo como el cadáver de su hijo era traído hacia ella por su propio cabello, abrazo su cadáver, pero al intentar mirarlo a los ojos un brillo rojo incandescente la cegó, esta se convirtió en piedra.

El cuerpo de ambos de fragmento, al hacerlo de estos salieron las almas de Ragna (una diosa de la mitología Balinesa) y Medusa (diosa de la mitología griega). Justo en ese momento, Vida y Muerte habían llegado.

—¡Vida, mira! — salto hacia las almas y las absorbió con su hoz —¡Sus almas siguen con vida, aún podemos salvarlas! — abrazo a la vida de la emoción.

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