Capítulo 2

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¡Vamos, Ackerman, estamos contando contigo para limpiar esta ciudad!

...

  Mikasa fue primero a ver a Armin, no quería ir a su propia casa, tenía muchos recuerdos con Eren ahí y no tenía muchas ganas de recordar, no tenía muchas ganas de que esos recuerdos la hagan sentir triste, pues ya sufrió demasiado como para aguantar otro royo más.

  Al abrir la puerta se quedó parada mirando el frio interior, se podía ver el salón cocina tan solo entrar, la puerta de madera rectangular con los extremos suavizados, y cinco sillas de la misma madera que están repartidas por la mesa.

  También puede destacarse el sofá marrón claro a mitad del salón con una mesita de café en frente, y más adelante pegado a la pared, está el televisor encima de un pequeño armario rectangular que tiene dos macetas vacías a los lados.

  A la derecha está la cocina, el lavaplatos, los armarios con comida y con los platos limpios, tanto arriba como abajo, todo junto en una sola sección.

  Mikasa caminó a paso lento dejando su boina militar colgada en una de las sillas, a los lados de la mesa hay dos puertas, y detrás un ventanal con marcos blancos que conducen al balcón. Ella caminó a la puerta derecha y la abrió, era su habitación, la de ella y Eren, sintió cómo su pecho se cerró y su respiración se dificultó, tan solo estar ahí le vinieron recuerdos violentamente.

  Vio la habitación perfectamente acomodada con dolor, hay una cama matrimonial en la que ella y Eren se dejaban llevar de todas las maneras, tanto sexual como emocionalmente, esa cama que era su lugar favorito, ahora la tendrá durmiendo sola, por primera vez en su vida experimentaría lo que se siente dormir en esa cama estando sola.

  A los lados hay dos mesas de luz con tres cajones, la de la izquierda tiene una lampara encima y un bate de beisbol apoyado sobre la mesita, la de la derecha tenía un cactus que lo regalaron antes de alistarse para que no se muera.

  Mikasa se movió hasta el lado izquierdo y abrió el primer cajón: cargadores tipo C, auriculares rotos, cables, y los dos teléfonos viejos de Eren, eso fue algo que le costó ver. Abrió el segundo cajón y vio la ropa interior de Eren, boxers, calzoncillos, medias. Apenas vio eso cerró el cajón, le recordó momentos muy íntimos que no quería recordar, no podría aguantarlo sola.

  Todo lo que has dejado atrás, Eren... - Mencionó ella sentándose en la cama y mirando hacia la izquierda de la habitación, toda la pared es el armario, es un armario de madera de roble enorme que tiene muchos lugares en los que guardar.

  Ella abrió la puerta de los armarios, una por una, hasta llegar a las puertas de la izquierda, en las que están las prendas de su difunto novio amontonadas, camisas, pantalones, chaquetas, camisetas... Mikasa no quería verlo, nuevamente cerró las puertas y se tiró sobre su cama, mirando al techo mientras se introducía en sus pensamientos nuevamente.

  Es sorprendente Eren, el contraste que hay entre hoy y dos semanas atrás. - Mencionó colocando sus manos sobre su cabeza, sintiéndose más cómoda. - Esta casa tan acomodada, tranquila, segura... y Dubai, o Kabul.

  Ella siguió mirando al techo y respirando con dificultad, inhalando y exhalando con la boca, pero sin excederse.

  Dubai estaba exactamente como cuando te fuiste en el momento en que encontré a Reiner, totalmente destrozada, monocromática, con falta de luz y con las tormentas de arena destruyéndolo todo a su paso. - Tras eso se tomó una pausa de un minuto. - Tú puedes descansar, sin embargo, yo me quedaré aquí para aguantar y responsabilizarme de la tortura mental que me está por atacar.

𝑻𝒂𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒖𝒏 𝑨𝒓𝒎𝒊𝒏 𝒙 𝑴𝒊𝒌𝒂𝒔𝒂 𝑴á𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora