Capítulo 28

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  Avanzar por el lugar donde murió Floch sería complicado para cualquiera; estaba lleno de cadáveres de militares por todos lados, daba igual hacia dónde miraba, mi mano sobre la muerte de tantas personas se me hacía muy pesada muchas veces. Sin embargo no tuve mucho para pensarlo.

  ¡Mikasa! ¡Responde Mikasa! - Esa era Annie, me hablaba a través de la radio; fue un alivio escuchar su voz, pues me quitó de ese mundo asqueroso en el que estaba sola, aunque siguiera en ese mismo mundo, ya no estaba tan sola.

  Aquí estoy... - Le respondí.

  Menos mal, el 33º nos encontró antes de llegar a tí, así que tuvimos que esparcirnos. Empezaba a pensar que te habían matado. - Tras decir eso, esperé unos segundos antes de responder.

  Tuve suerte...

  ¿Foster?

  Muerto. - Le contesté casi al instante.

  Bien.

  No, bien no; jodió bien a todo el mundo. - Mi voz se notaba un poco más desesperada de lo normal. - Gracias a él todo lo que esté dentro de Dubái se morirá en unos pocos días. Debemos evacuar la ciudad lo antes posible. - Annie dejó unos pocos segundos de silencio antes de responderme.

  Me encantaría saber cómo harías e... - La señal empezó a fallar, no pude terminar de escuchar lo que Annie me quería decir. Pero, sin embargo, fue una sorpresa desagradable saber de quién se trataba.

  Ohh, disculpa. ¿Te interrumpo? - El hombre de la radio. Ese asqueroso que no perdía la oportunidad para hacernos perder la cordura con sus comentarios pasivo-agresivos con burlas de por medio.

  Coño... - Intenté ignorarlo. - Espérame Annie, voy para allá. - Sin embargo la respuesta la dio él.

  Me encargaré... de que reciba el mensaje. - Su tono fue un poco más grave, habiéndolo también dicho con una voz un poco más lenta. Era una burla bastante obvia.

  Vete a la mierda. - Fui clara. Sin embargo, él se escandalizó por lo dicho.

  ¡Oye oye tía, cuidado con las groserías! ¡Esto es al fin y al cabo, un programa para toda la familia, para todos los públicos...! - El hombre hizo una pausa antes de continuar. - ¡SI ES QUE NO ME LOS MATAS DE SED! - Lo dicho realmente me hizo explotar por dentro, aunque no le dije nada directamente.

  Me estaba provocando, lo hacía con toda la mala intención del mundo. Se estaba asegurando de agravar mi culpa; si no es que ya la había agravado antes.

  Aunque no tuve tiempo para pensarlo; pues un par de militares en escuadra se lanzaron a por mí. Tuve que abrirme paso entre ellos para poder continuar y buscar a Annie y Eren. Sin embargo, mientras me encontraba matando personas a sangre fría; el tipo de la radio seguía dando por culo.

  Oh, no tiene buena pinta, Micky, no seas tímida. Sólo estamos tú y yo... y varios miles de oyentes sedientos, y todos nos moriremos por saberlo. - Seguía, me hacía hervir la sangre; me provocaba ser más violenta con mis oponentes. Pero lo peor es que se puso a cantar. - ¡Ohhhhhh! ¿Qué vas a hacer? ¡Oh! ¿Qué vas a hacer? ¡Si Micky va a caer cuando den con ella! ¡Sin agua, sin cubos, sin nada que comer! ¿Qué van a hacer cuando den con ella? Oh, jo, jo... Micky, Micky...

  Había llegado a donde estaban atrapados Eren y Annie; era un centro comercial. Uno con un interior parecido al hotel que vimos al inicio de nuestra travesía. No hubo tiempo tampoco para ponernos felices. Eren estaba atrapado; Annie era una rehén, al liberarlos tan solo continuamos con el combate como si fuéramos unos robots lobotomizados.

  La locura se hacía más y más evidente; la verdad sentía que estaba perdiendo la cabeza, veía soldados donde no los había. Sin embargo, entre combate y combate; ese cabrón no hacía más que lanzar sus ataques pasivo agresivos para jodernos bien bonito el día, más de lo jodido que ya estaba.

  Os haré una pregunta, ¿Saben cual es la frase de ocho palabras más aterradora del mundo? - Tras esa pregunta hecha con el tono de mierda más vigoroso del mundo, dio una pequeña pausa. - SOMOS DELTA FORCE Y HEMOS VENIDO A SALVAROS. JA JA JA, ¡me encanta el chiste! - Ninguno de nosotros mencionó nada mientras intentábamos abrirnos paso entre tanto combate.

  No había nada de gracioso en estar bromeando mientras mascarábamos a otras personas a sangre fría, apretaba los dientes como podía conteniendo la rabia.

  ¿Qué? ¿No os hace gracia...? - El cabrón todavía osaba burlarse de nosotros. - ¿No?

  ¡Vete bien lento a la mierda! - Ese fue Eren, quien también harto de la situación le insultó. Era imposible concentrarse con tanto chiste alrededor. Un paso en falso y alguien nos terminaría volando la cabeza.

  ¡Mejor vete tú a la mierda! - Respondió el hombre de la radio, me sorprendió que el hombre dejara de lado su tono burlón. - No tienes idea de las cosas que hemos sido forzados a ver y a hacer. ¡Todo para que vosotros lo arruinarais todo!

  ¡Puedo elegir qué hacer o qué no hacer, como todo el mundo! - Eren contestó.

  ¿Y lo dices tú? ¿Te acuerdas de la puerta? ¿Eh? - Eso me tomó por sorpresa, mi incredulidad se hizo presente mientras intentaba sobrevivir en medio combate, la puerta fue... Donde sucedió lo del fósforo blanco. - ¿A qué huele...? Creo que a bebé rostizado. - No se callaba jamás.

  ¡Como te ponga la mano encima, eres hombre muerto! - Respondió Annie de la nada; parece que ella también había llegado a su límite; sólo faltaba yo.

...

  El ambiente era bastante agradable para ambos estadounidenses. Jamás habían participado de una barbacoa como tal; o como se llama en aquél país: un Asado.

  Connie había invitado a todos sus amigos del barrio de la zona, cosa que jamás pasa en el país del que venían; todos se encontraban sentados alrededor de la mesa larga cubierta en mantel blanco con diseños de cuadrados azul marino compartiendo el rato.

  Todo lo que había en la mesa era bastante apetecible; boles de madera; algunos contenían ensalada de lechuga, tomate, maíz y zanahorias revestidas en aceite de girasol, orégano y sal. Otros boles contenían patatas al horno saladas, revestidas en mayonesa casera y orégano también. 

  También cabe destacar las bebidas, no eran nada especial ni lujoso en general; se trataba de botellas de vidrio de coca cola y fanta, sacadas de una heladera portátil; por lo que se veían húmedas y frías. También habían cajas de cartón con vino tinto y latas de cerveza. Todo muy rico, sin embargo, faltaba el plato principal.

  Fue en ese momento que llegó Connie, tenía una fuente negra en cada mano cubierta con un mantel, pues ambas fuentes estaban hirviendo; la carne asada se veía deliciosa, daba igual si se trataba de los chorizos rojos relucientes, la costilla de cerdo salada, vacío de vaca, morcilla, chinchulines, matambre, y unas cuantas más.

  Se podía notar cómo Sasha perdía la compostura desde su asiento por la emoción. Si a ella le encanta la carne, el asado tradicional de aquel país es de los mayores manjares que se pueden probar, al menos para ella. 

  La charla sucedía mientras ella se mantenía en silencio; a pesar que Armin fuera más participativo, sin embargo disfrutaba mucho de estar ahí y disfrutar la compañía de tanta gente desconocida, pero muy amigable.

  Todo era paz y alegría, hasta que vino a su cabeza la pregunta: "¿Y si ellos hubieran sido residentes en Dubái?" "¿Y si Connie y Sasha se encontraban entre todo ese lío?"

  Esa simple suposición fue suficiente para quitarle la paz, por lo que pidió a su novio tocándole tímidamente el brazo que vayan a un lugar más privado a hablar del tema, a ver si eso la podía calmar un poco.

𝑻𝒂𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒖𝒏 𝑨𝒓𝒎𝒊𝒏 𝒙 𝑴𝒊𝒌𝒂𝒔𝒂 𝑴á𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora