el derrocamiento de rosas (último Cap.)

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(ESTA PARTE CONTIENE 🔞 SI NO LE AGRADA ESTE TIPO DE CONTENIDO, POR FAVOR SIGA PARA ABAJO HASTA EL PROXIMO AVISO)

Unas horas habían pasado hasta que el amante de las rosas había despertado, despistado, intento moverse, cosa que no logro. Luego de un rato una luz se ensendio en aquella habitación, logrando visualizar la imagen presente de su hija menor, Manuela.

En ese momento se hizo presente la imagen de Urquiza, dándole comienzo al sufrímiento de Rosas. Urquiza se acerco a la niña poco a poco, poniendo levemente su mano sobre el hombro de la menor, en eso, su plan consistía en asustar a Rosas, por qué el juro nunca hacerle daño a un niño indefenso, osea que, solo estaba utilizando a Manuela como carnada de su plan. Rosas por su lado, espantado por lo que veía llego a pensar que lo peor podría pasarle a su retoño, así que puso orden en aquel lugar.

ℝ𝕠𝕤𝕒𝕤:Soltala...
Anunció el pelirrojo Con una voz tranquila y escalofriante.
ℝ𝕠𝕤𝕒𝕤:Así mismo tenga que romperme los huesos de las manos lo haría para destrozarte la cara estupido.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Mucho que digamos no podes hacer...

ℝ𝕠𝕤𝕒𝕤:No podes ser tan desgraciado e hijo de puta, déjame vivir en paz lo que resta de mí vida...

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Tenés razón... Suficiente daño han pasado ya con todo esto, así que, acá lo terminamos, puta barata. Fue un placer haberte cojido...
Dijo en un tono sarcástico y burlón.

Urquiza soltó a Manuela, y le ordenó a que fuese con sus hermanos, y que no trate de interferir por qué si no, sufriría las consecuencias.

Al irse la pequeña Manuela llorando con sus hermanos, Urquiza cerro la puerta y le puso llave.

ℝ𝕠𝕤𝕒𝕤:Que esperas hdp, soltame.

Urquiza solamente sonrió y miró a Rosas con una cara poco confiable.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒: Mirá, hagamos un trato... Yo te dejo sin caminar y te dejo en paz.
O si prefería hacer las cosas por las malas, yo me voy ahora, y me llevo a tus hijos. Decime, como más lo prefieras....
Dijo forjando una sonrisa macabra en su rostro, sabiendo la respuesta de Rosas sería bastante obvia.

ℝ𝕠𝕤𝕒𝕤:Está bien... Hace lo que quieras conmigo... Pero a los pibes no los toques...

Urquiza al escuchar esto, lanzó una carcajada y tomo a Rosas de un brazo.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Con gusto te reviento hdp.

Urquiza levantó de la cama al brigadier y en medio de la habitación en una alfombra grande hizo que esté se arrodillase. Urquiza tomó un látigo y le empezó a dar latigazos fuertes marcando su espalda, la cual empezó a sangrar después de unos minutos.

Los brazos del pelirrojo comenzaron a temblar haciendo que esté quedé apollado con los codos, el dolor de su espalda era inmenso, sentía como si ya le estuviese pegando en la carne viva.
La sangre caía por partes de sus costillas bañandolo de su propia sangre, ahogando las ganas de gritar, después solas salían lágrimas de sus ojos, un pequeño llanto llego a oídos de Urquiza, quién se digno a dejar de pegarle a Rosas y decidió acercarse a su cara para mirarlo.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Pobre bebé, está llorando...
Dijo para después soltar una carcajada.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Se me acaba de ocurrir una buena idea...

Dijo para después salir de aquella habitación e ir a buscar agua caliente, en un balde/tacho, un rato después volvió con su cometido en mano y se acercó al malherido de Rosas, quién no había perdido su postura, seguía ahí llorando, sufriendo en silencio.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Traje algo que te va a despertar un poco...

Rosas lo miro de reojo mientras respiraba algo agitado. Urquiza por su lado, con bastante delicadeza, le tiró el agua caliente casi hervida sobre la espalda del desafortunado de Rosas, este, solo cerro los puños y hasta no poder más lanzó un grito de dolor, un grito que fue lo suficientemente escalofriante como para pensar que lo estaban abriendo como chancho para navidad.

Mientras el pelirrojo se revolcaba en el suelo de dolor con un llanto desesperado y fuerte, Urquiza lo agarro del pelo y lo levantó, arrastrándolo hasta la cama.

Un camino de sangre dibujado en la alfombra, para después de un camino ser una mancha roja sobre las sábanas blancas de seda que decoraban la cama del pelirrojo, Urquiza, no quiso empezar con lo suyo, primero, quería ver sufrir a su enemigo como nunca antes, quería matarlo, destruirlo por completo.

El entreriojano le abrió y levanto las piernas de Rosas, y le metió lo primero que vio a mano, un cilindro de acero de 30 cm de largo y 5 de ancho que al parecer fue creado para golpear, pero el lo utilizaría a su favor. Este lo tomo y se lo metió al pelirrojo hasta el fondo.

Por su lado, Rosas lloraba de dolor, ya que no le quedaba otra opción, sentía como si le estuviese rompiendo los órganos con ese palo. Urquiza empezó a envestir con aquel hierro fuertemente a su enemigo, y cada vez más fuerte mientras lo veía retorcerse en la cama mientras le daba más duro, las súplicas del amante de las rosas eran música para sus oídos, verlo sufrir era su mayor contento, hasta que se detuvo un momento.

𝕌𝕣𝕢𝕦𝕚𝕫𝕒:Querés ver un fierro más grande?

(FIN DEL 🔞)

Dijo para después prepararse, Los ojos de Rosas se cerraban lentamente, mientras su visión era cada vez más borrosa sus párpados le pesaban y su cuerpo no podía, ni quería reaccionar "me estoy muriendo?" Se preguntó a si mismo, mientras se le nubló totalmente la vista para quedar viendo el negro de la oscuridad fragante que recorrió su mente.

Y ustedes pensaran, que paso al final no?... Bueno, Urquiza se salió con la suya como era de esperarse, pero la pago caro por lo que hizo, siendo asecinado en entre rios a sus 68 años.

El pelirrojo vivió plácidamente, hasta los 83 años, que al fin descanso en paz. Su hija Manuela, lo acompañó hasta sus últimos momentos, al morir su padre, lo rodeo de pétalos y flores de Rosa, y abrió las ventanas para que entre la luz, el rojo no es color de luto, pero el así lo quiso, la chica, usó el vestido rojo de su madre, cumpliendole el último deseo al pelirrojo, quien cerró los ojos y respiro profundo para después morír.

𝓔𝓷𝓽𝓻𝓮 𝓮𝓵 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝔂 𝓵𝓪 𝓰𝓾𝓮𝓻𝓻𝓪 (𝓤𝓻𝓺𝓾𝓲𝔃𝓪 𝔁 𝓡𝓸𝓼𝓪𝓼)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora