6.- MERRY

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Sigo sentado en el sofá delante de la chimenea, cuando Gael entra en el salón después de dejar a Lore en la ducha.

Está tan guapo que me ahogo solo de verle. Para mí él es... No sé exactamente cómo explicarlo, aunque lo he intentado muchas veces a lo largo de estos años. Simplemente, es la perfección. Pura y dura. Sexy, amable, inteligente... Lo tiene todo. Y me maravilla el hecho de que yo a él también le guste, a pesar de todo.

Está emocionado como un niño el día de navidad con el hecho de que ella haya aceptado nuestra propuesta. Y yo también, la verdad. No sólo porque sea muy maja y me haya gustado mucho. Además, ha demostrado que está a nuestra par en cuanto a... depravación, o curiosidad más bien, lo cual me sorprende y me alegra. Sino porque nuestro trato va a permitir que pueda seguir disfrutando del sexo con Gael de manera habitual. Y eso... Oh dios, eso me encanta.

No es que esté enamorado de él, pero sí que siento por él más de lo que me gusta admitir, incluso ante mí mismo.

Pensándolo bien, puede que sí lo ame.

"Lo amas seguro, no es una posibilidad."

Vale, es cierto. No me había dado cuenta hasta que lo dejé con B. Hasta que aparecí en su puerta y después, cuando en mi borrachera quise salir a buscar algún cabronazo que tuviera farlopa y mala ostia suficiente para hacerme olvidar, me lo impidió. Impidió que me sumiera en la oscuridad que amenazaba con aplastarme.

Recuerdo que le dije de todo, que era un cabrón y que no quería que se me acercara, incluso que le odiaba, pero en su mirada sólo podía ver cariño y compasión. Inicialmente eso me cabreó aún más, pero luego, cuando le di un empujón con el que casi le tiro al suelo, recuerdo perfectamente las palabras que me dijo, y que consiguieron bajar mis barreras: "puedes empujarme o pegarme todo lo que quieras, pero eres mi hermano y te quiero. No voy a dejarte salir, y no te vas a librar de mí." Hizo una pausa en la que mis ojos echaban chispas. "Ahora voy a abrazarte". Se acercó a mí (más bien fue un placaje) y me abrazó muy fuerte. Yo al principio me resistí, me revolví un poco intentando soltarme sin conseguirlo, pero poco a poco su olor me fue tranquilizando, empecé a dejar que la tristeza saliera de mí y lloré sobre su hombro. Él se separó un poco cuando se dio cuenta y entonces me besó. Muy despacio y muy dulcemente al principio, y luego, a medida que yo me dejaba llevar, cada vez con más intensidad, igual que había ocurrido aquella primera noche.

Luego, conmigo ya totalmente a su merced (o él a la mía, no lo tengo claro), nos empezamos a desnudar... Y todo fue tan erótico y sensual, tan excitante como lo recordaba. Pero nada fue mejor que su comentario al terminar: "Te echaba tanto de menos... Me alegro de que hayas vuelto. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras."

- ¿Merry? ¿En qué piensas? - Gael está sentado a mi lado bebiendo un trago de su cerveza, y con los ojos brillantes de alegría. No puedo evitar repasar su figura mientras pienso mi respuesta.

- Pensaba en la noche que vine aquí. Ya sabes que te agradezco lo que hiciste. Más de lo que puedo expresar.

- No te preocupes. Sabes que lo hice encantado. Además, me hace feliz tenerte aquí. - Hace una pausa en la que veo que está cavilando sobre algo. Yo le dejo tiempo para que decida lo que quiere decir. - Y dime, estás de acuerdo en lo de Lore, ¿verdad? No es demasiado pronto para ti ni nada de eso, ¿no? Ya sabes que me encanta la idea de que la compartamos, pero no quiero presionarte si quieres estar tranquilo un tiempo.

- ¿Estás de broma? ¿Después de los polvazos que hemos echado hoy? Nada podría apetecerme más. Además, sabes que me encanta poder ver cómo disfrutas con ella. Y disfrutar juntos. Por no hablar de que me ha parecido una auténtica diosa, alguien que por fin está a nuestra altura, ¿no te parece? - Sonrío de medio lado con un poco de malicia, y él me mira con la misma expresión.

- Sí, ¿verdad? Sabía que tenía potencial por cómo me entró en la fiesta, y después, cuando le ofrecí mi ayuda (y sobre todo por la manera en que se la ofrecí) y ella la aceptó, por la forma en que entró de lleno en el juego. Pero no me esperaba que fuera tan... no sé cuál es la palabra. Creo que diosa la define muy bien.

- Sí. Me gusta mucho. Espero que vaya para largo. Además, después de lo de B, me apetece mucho explorar los límites, y sé que ella es muy buena opción, y que contigo estoy a salvo. - Me mira fijamente y sé que quiere preguntarme sobre ella.

- ¿Has vuelto a hablar con ella?

- No. Me ha escrito un par de mensajes, pero he pasado de contestarle. Dice que quiere hablar para finiquitar las cosas, pero yo paso. Verla follando en nuestra cama con el gilipollas de su curro, después de haberse pasado 7 años echándome en cara que tenía un lío contigo, lo ha finiquitado de sobra. Además, aún duele demasiado. – No puedo evitar que la tristeza se filtre en mi voz con esa última frase, pero después respiro hondo para calmarme, porque no quiero que esa... mala persona me estropee el día.

- De acuerdo. - Lo piensa un poco más, y luego sonríe al volver a hablar. - De todas formas, no le faltaba razón sobre lo nuestro, ¿no? - Ambos nos reímos, pero después se pone serio y sigue. - En serio, me alegro mucho de que hayas vuelto. Te he echado mucho de menos, y no solo como amigo. También echaba de menos... la intimidad que tengo contigo. Y el sexo, ya lo sabes. Supongo que me gustas mucho más de lo que nunca me he permitido admitir, al menos en los últimos 7 años. Me decía a mí mismo que si tú eras feliz yo también, y era verdad, pero ahora que has vuelto... me siento pleno.

Me quedo callado un momento mientras me doy cuenta de que ambos estamos en el mismo barco. Lo miro y veo que me está mirando fijamente, y noto en su mirada un poco de vergüenza, como si hubiera descubierto demasiado de sí mismo. Pero a mí no me lo parece. Siempre me llama la atención que le pase eso. Y hace que aún me guste más. El Gael tímido y vulnerable no podía ser más atractivo.

- Joder, Gael, te quiero. Ven aquí. - Lo atraigo hacia mí y le doy un beso intenso, disfrutando de su lengua y vertiendo en él todo el cariño que siento en mi interior, mientras entierro mis dedos en su pelo y me pierdo en la dulzura de su aroma. Cuando nos separamos, me mira y me sonríe.

- En serio chicos, me parecéis adorables. Cada vez me alegro más de haber aceptado el trato. - Lore sonríe contenta y sospecho que lleva un ratito en el salón y que ha visto bastante. Pero no me molesta. Me complace ver que eso le parece algo bueno. 

Tres son compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora