8.- GAEL

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Voy hacia la cocina y los dejo en el salón. Oigo que Merry le susurra algo a Lore cuando me marcho, seguramente algún comentario atrevido sobre mí. Sonrío para mis adentros. Menudo día el de hoy. Más bien, menudo finde.

Primero, la fiesta. Fui para ayudar a Ibon; me pidió que le echara una mano con una tal Adriana, porque le gusta desde hace tiempo y no se había atrevido a nada con ella... y quería aprovechar la fiesta para animarse, o al menos intentarlo. Me alegré de que por fin le echara algo de valor, aunque no podía evitar un cierto escozor por no poder ser yo el objeto de su interés. Pero bueno, nada nuevo.
Y cuál fue mi sorpresa, al conocer a Lore (la amiga a la que debía entretener para dejarle a Ibon vía libre) y descubrir que no sólo es majísima y está muy buena, sino que encima es como yo. Como nosotros. Todavía me resulta difícil de creer que nos hayamos encontrado.

Joder, y los polvos que echamos. El primero, idea suya, sublime y totalmente inesperado, y el segundo, cuando vi que me necesitaba, que necesitaba mi ayuda, y decidí probar si realmente le gustaban los juegos. Y ella una vez más, mucho más que a la altura. Impresionante. Me encantó poder hablarle a Merry de ella, y sentir deseos de compartirla y que él aceptase.

Desde que volvió me tiene loco, y cuando ella me propuso follar la primera vez recuerdo que nos imaginé a los dos con ella... Y después, la segunda vez, mientras le susurraba en el oído que se imaginara a Vi con ella, yo en mi cabeza veía a Merry.
Merry y yo.
Cuanto más tiempo pasa en casa conmigo, más loco me tiene. Es como si el hambre de él hubiera permanecido dormido los últimos 7 años, y ahora, después de la primera noche que pasó aquí, se hubiera despertado y quisiera saldar cuentas cuanto antes. Pienso en esos 7 años, mientras salía con B, repasando las veces que nos vimos, que fueron muchas y en muchos contextos diferentes. Sin embargo, todas ellas limitadas únicamente a la amistad. Incluso cuando ellos pasaban una mala racha y él me lo contaba, y nos emborrachábamos juntos, nunca hubo nada que fuera más allá.

Recuerdo concretamente un día en el que Merry vino buscando pelea, y me trató como a una de sus válvulas de escape... La tentación de aprovecharme de la situación se me pasó fugazmente por la cabeza, pero en seguida lo saqué de su error y logré que se fuera a casa con B en lugar de buscar más líos. Recuerdo la sensación de vacío cuando se fue a casa, que sin embargo se mezclaba de forma extraña con el sentimiento de que había hecho bien.

Entonces, pasado un tiempo lo dejaron, y verle así, tan roto, tan necesitado de cariño... hizo que mi corazón se agitara de una forma nueva, y supe que podía consolarle y debía hacerlo. Me costó un poco, pero finalmente sus barreras cayeron, y las mías también. Reventó el dique que contenía mi hambre, construido poco a poco durante esos años, y su fuerza ha trastocado mi mundo bastante, de una forma permanente. Cuando lo besé aquella noche, el recuerdo de nuestro primer beso me invadió, y luego desnudarle, volver a ver ese cuerpo perfecto que había visto y deseado mil veces, recorrer los rincones que tanto había visitado pero ya casi olvidado, y recordarlos todos... Hundirme en él, sentir sus jadeos pidiéndome más, mi propio deseo desbocado ante su belleza y su sensualidad.

Desde ese primer encuentro, hace ya más de un mes, he sentido muchísimas ganas de que hubiera otros, pero decidí que debía esperar a que fuera idea suya. Su corazón estaba roto, y no quería que pensara que me aprovechaba de él. Y, lo que son las cosas, no volvió a pasar nada durante unas semanas. Incluso pensé que tal vez él había decidido que fuéramos solo amigos y nada más. Me causaba un poco de tristeza, pero mi prioridad siempre ha sido que él esté bien, así que en eso me centré. Sí, de acuerdo, me moría de ganas de que las cosas volvieran a como eran antes, pero no quería que pensara que no me importaban sus sentimientos. En realidad, eran lo único que me importaba.

Y llegó el día de la fiesta, cuando conocí a Lore, y tras los fabulosos encuentros en el baño, y con los pensamientos sobre Merry que me evocaron, llegué a casa bastante tarde, y bastante pedo, después de haber estado en su casa bebiendo cerveza y fumando canutos mientras charlábamos, asegurándome de que estaba bien, tras lo de Vi. Ella me ofreció quedarme a dormir, pero pensé que era mejor dejarle un poco de espacio.

Tres son compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora