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Estoy acostada sobre una hamaca, llegué de mi último viaje muy cansada. La misionera me da un poco de ron para tomar.
Despues de unos minutos sientonlos parpados pesados, cierro los ojos lentamente hasta que todo es oscuro.
-Apurate Barbarita que tenemos que irnos.-escucho la voz de mi vieja.
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Estoy sentada sobre un tronco fumando un puro, giro para verla y la observo sentada en una canoa junto a Melquiades, ambos están vestidos de blanco.
¿Acaso estoy muerta?.
-¿A donde iremos?.
-Mas allá de los caminos del hombre mi Doña.
-¿Estoy muerta cierto?.
-Las leyendas como usted nunca mueren, siempre viven y se quedan en el corazón de la gente.
SANTOS:
Desde que encontré a Barbara inconciente en medio de la sabana no ha despertado. La traje al Miedo donde el doctor Arias la ha revisado por no se cuanto tiempo pero ya empiezo a desesperarme. Ingreso a la habitación y el doctor se pone en pie.
-Santos, ya le hice las debidas curaciones en sus muñecas, la Doña está muy grave, se enseñaron con ella. Los golpes fueron brutales.
-¿Se va a recuperar?, ¿cierto doctor?.
-Eso no podría decírtelo, perdió mucha sangre y necesita transfusiones.
-Yo puedo donar. Sáqueme toda la sangre que sea necesaria para salvar a Barbara.
-Me temo que no se va poder Santos, veras la Doña tiene un tipo de sangre que es donador universal, eso quiere decir que puede donarle sangre a cualquiera pero solo puede recibir de su mismo tipo y desafortunadamente en el pueblo hay muy pocos con ese tipo de sangre.
-No importa lo que tenga que hacer doctor, buscaremos entre los peones, ofreceremos dinero si es necesario pero tiene que salvarla.
-Yo no salvo vidas Santos, solo las prolongo... Hay algo más que quiero decirte pero es un tema muy delicado.
