Capitulo 7

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BARBARA:

Después de ese momento decidí irme al Miedo para tratar de descansar, estaba llena de mil emociones, tenía rabia conmigo misma, quisiera romper todo a mi paso, también quiero llorar hasta que de mis ojos no salgan mas lágrimas, quiero dormir y jamás despertarme otra vez.

¿Por que todo en mi vida tiene que ser tan complicado?.

¿Por que no me pude enamorar de un hombre como yo?, un hombre al que no le importara la justicia como a Santos.

Todo es un caos.

Me acuesto sobre mi cama con todo y ropa tratando de dormir pero es inútil, me levanto de nuevo encendiendo la luz y se siento sobre la cama, escucho un ruido afuera de mi habitación. En este momento no estoy de muy buen humor para hablar con nadie.

La puerta se abre y me deja ver a Santos, lo noto algo raro.

-¿Santos?, ¿que haces aquí?.

-Barbara...-Camina hasta mi tambaleandose un poco, al parecer esta borracho, intento ponerme de pie pero el no me dejó.-Te necesito.

Me recuesta suavemente sobre la cama, el sobre mi sin aplastarme pero sin dejarme alternativa de salir.

-¿Por que?.-Lo veo confundida no entiendo a que se refiere.-¿Por que no podemos tener una relación normal como todos los demás?.

-Mi vida no es normal, Santos.-nuestras respiraciones se mezclan, puedo percibir el olor a alcohol de su boca, estuvo bebiendo.-Es mejor que te vayas a Altamira, ya es muy tarde.

-¿Vas a dejarme ir así a mi hacienda?.-trata de manipularme pero no voy a caer en su juego.

-Así como llegaste hasta aquí puedes irte.

-No quiero irme. Quiero estar aquí contigo.

Ahora si que no entiendo nada. Pensé que Santos se alejaría y en caso de que viniera hasta aquí sería para reclamarme. A lo mejor su estado de embriaguez lo hace decir insensateces.

-Eso lo dices ahora porque estas borracho, pero estoy segura que mañana tan pronto te despiertes querrás irte lo antes posible.

-Pruebame.-a medida que hablamos nos acercamos más al otro de manera casi que involuntaria es como si fuéramos un par de imanes atrayendose mutuamente.

Lo deseo, deseo probar sus labios, sentir su piel pegada a la mía, hace tanto tiempo que no estoy con el de esta manera.

Santos intenta besarme pero pongo mi mano derecha como barrera sobre sus labios. Sus ojos reflejan decepción.

-Perdón yo...-se pone de pie y yo hago lo mismo.-Es mejor que me vaya.

-¡No!.-La palabra salió de mi boca sin que yo pudiera detenerla. A decir verdad no creo que sea bueno que se vaya en ese estado.-Si quieres puedes quedarte, ya es muy tarde y te puede pasar algo en el camino.-no me perdonaría que algo malo le pase.

-¿Estas segura?.-me pregunta con un brillo lleno de ilusión en sus ojos.

-Si.-digo firme.-Solo por esta noche.

-Como usted mande, mi Doña.-hace un gesto militar.

-Ven y te llevo a tu habitación.

-No tengo sueño.-da unos pasos hasta la cama y se sienta en ella.-Ven.-le da unas palmaditas al colchón.-Hablemos un poco, eres la mejor compañía que puedo tener.

-Santos...

-Como amigos, hablemos como amigos.-arqueo una ceja, bueno al parecer Santos va a empezar o por al menos va a intentar que las cosas sean diferentes entre nosotros y es lo mejor. Se que no va a ser fácil dejar de verlo como hombre pero lo lograré, lo lograremos.-¿Eso es lo que querías, no?, ser amigos, pues seremos los mejores amigos.

Doña Barbara: vínculos de fuego y sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora