IV: Sentencia.

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YoonOh observaba fijamente la esfera frente a él, haciendo crujir sus falanges, guió su mano a ésta, cerrando sus ojos mientras exhalaba el aire que había estado conteniendo por varios minutos.

Los vampiros podían aguantar largos ratos sin oxígeno, resultado de millones de años de evolución por sobre los humanos.

Cinco de Octubre, hace una semana.

La voz del pelinegro que salió unas octavas más graves y bajas causó algo que TaeYong jamás antes en su vida había visto.

El Salón del Consejo cambió totalmente de apariencia, ahora era...

Ahora era aquel callejón donde casi muere...

El ambiente era el mismo que esa noche, frío y húmedo. Se podían escuchar a lo lejos los ruidos de los autos en las autopistas, todo estaba idéntico a como lo recordaba.

Con la única diferencia de que todos se encontraban ahí, sentados en sus sillas, los veinticinco miembros del Consejo del Bajo-Mundo y TaeYong rodeando a YoonOh, quien todavía seguía con su mano en la esfera que ahora parecía contener dentro de ella una tormenta de un intenso color carmín, pequeños relámpagos de éste mismo color se veían en toda esa escena herméticamente resguardada en el cristal.

YoonOh tenía una tormenta interna.

Quédate quieto, maldito mocoso revoltoso.

TaeYong volteó hacia aquella inconfundible voz que se escuchaba casi a lo lejos, sus vellos corporales estaban de punta.

Y allí estaba, el bastardo que le desgració la vida desde que TaeYong tenía memoria.

Estaba presenciando en tercera persona el abuso que había sufrido su propio cuerpo y mente. A unos pocos metros podía verse a sí mismo.

Su cabello en ese entonces violeta desparramado y empapado por el alcohol que aquella maldita bestia le había derramado encima. Siendo éste último el que estaba encima de su cuerpo deshaciéndose de las prendas que lo resguardaban.

Voy a saborear cada ápice de tu cuerpo. Justo como lo hice con la bastarda de tu madre.

Exclamó con burla el hombre mientras tomaba la navaja portátil que descansaba en su bolsillo, para clavarla en el abdomen del chico.

Ira, ira acumulándose en su pecho, ira y odio en grandes y abismales escalas, empuñando sus manos y cerrando con fuerza sus ojos, TaeYong no quería volver a presenciar la desgracia en la que se había convertido su vida.

¿Éste es tu pasatiempo de fin de semana, torturar chicos jóvenes?

TaeYong observó al YoonOh de esa escena. Imponente como siempre, ésta vez viéndose más fiero que nunca, sus ojos tornados en un intenso color miel.

Su corazón dió uno o dos vuelcos, cerrando nuevamente mientras todo transcurría tal como lo recordaba.

Mierda, mierda, chico...

La voz algo distorsionada pero igual de atractiva del YoonOh de los recuerdos hizo que TaeYong abriera sus ojos, observando como ese YoonOh tomaba al cuerpo de ese TaeYong entre sus brazos y lo apegaba a su cuerpo.

Sintió su corazón derretirse cuando el vampiro hizo un ademán sutil con su mano sobre la herida en el abdomen del inerte cuerpo en sus brazos, curó sus heridas, y luego...

Luego YoonOh hizo el mismo ademán sobre su cabeza, mientras susurraba en bajo palabras ininteligibles para el oído humano.

Curando su mente y sus traumas...
No. Cuidando su mente y sus traumas.

©  Señor de la Noche  -  JaeYong. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora