VIII: De vuelta al juego.

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Con total delicadeza, el rubio acarició los cabellos de ónix del príncipe que descansaba parte de su torso y su cabeza en las piernas de TaeYong.

Éste último dejó escapar un tembloroso suspiro, sus ojos se mantenían cerrados. Los sentimientos y emociones apoderándose de él, haciéndole difícil el evitar derrarmar sus lágrimas.

Éstas semanas habían dado un giro de trescientos sesenta grados, su vida había estado pasando por cambios totalmente inimaginables para su yo del pasado. Y lo que más le aterraba era cómo el hombre, lleno de heridas y siendo presa de profundo dolor, se había convertido en su mundo.

¿Por qué?, no estaba del todo seguro. No estaba seguro de si todo ésto que se estaba formando en su interior era producto del enlace entre él y YoonOh, o si verdaderamente estaba desarrollando genuinos sentimientos hacia el príncipe. ¿Pero por qué no ambos?, por el momento se quedaría con ambas opciones.

Mientras sus pensamientos tenían una guerra con su corazón, una sus manos acariciaba delicada y cuidadosamente los oscuros y sedosos cabellos del vampiro, quien se encontraba con sus ojos cerrados, el dolor físico que padecía cargaban sus atractivas facciones.

Pocos segundos después, el novicio tomó las gasas cargadas de sangre para retirarlas de las heridas del vampiro, asegurándose de que el área estuviese completamente desinfectada para luego reemplazarlas con algodones humedecidos en medicamentos cicatrizantes.

—YoonOh.

—¿Mh?

—Estoy muy preocupado por tí, cada vez que recaes, lo haces con mucha más gravedad que la anterior.

Las caricias en los cabellos ajenos se detuvieron, TaeYong observó con atención al vampiro, el cual comenzaba a levantarse con dificultad.

—YoonOh, no te levantes —Regañó suavemente el rizado mientras estiraba sus manos hacia el mayor, pero éste se sentó a su lado, completamente erguido, su terquedad le crispaba los nervios.

—Hay mucho de éste mundo que aún no comprendes —Inició el de largos cabellos azabache. Apoyando su espalda en el frío cristal del ventanal tras ellos—. Sé que es mi deber y "sentencia" por parte de la Corte enseñarte sobre él, pero a veces no puedo evitar pensar que estás mejor así.

El rubio, quien había estado manteniendo total atención al vampiro, desvío su vista hacia el paisaje tras el príncipe, su rostro tomando un semblante de ligera molestia y hastío.

—Jeong, no soy un niño al que debes proteger. Soy un hombre que ha pasado por diversas situaciones complicadas a lo largo de su vida —Soltó el menor, guiando sus manos hacia su larga y rizada cabellera en un gesto desesperado—. Adoro que quieras cuidarme, verdaderamente agradezco mucho el gesto, pero estoy hastiado de ser tratado como un niño que necesita protección.

—No comiences, Lee, es más que necesario protegerte, no sabes absolutamente nada de éste mundo, de las reglas, de las trampas... —El mayor, que hasta ahora se estaba manteniendo estoico, frunció su entrecejo con molestia, TaeYong estaba seguro de que comenzaba a perder la paciencia. YoonOh tomó una pausa entre sus palabras, manteniendo un intenso contacto visual con el novicio, con atisbos de algo que éste último no supo distinguir—... De las maldiciones. No sabes nada, Lee.

Una alta y cínica carcajada se hizo escuchar en alto, levantándose de la alfombra de un rápido y elegante salto, el rubio se cruzó de brazos mientras observaba con genuina molestia al mayor.

—No sé nada, ¿será porque el señorón príncipe no ha tenido las malditas bolas para enseñarme? —Escupió sintiéndose al borde de sus emociones, sus palabras tomando un tono mordaz—. ¿Es tan difícil o tus agallas se quedaron en el olvido?

©  Señor de la Noche  -  JaeYong. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora