Trato

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En la mente de L...


Puede que esté llevando este juego demasiado lejos, pensó, en la soledad de su cuarto.

A L le encantaba jugar, le gustaba escarbar y sacar a la luz la verdadera personalidad de la gente. Los individuos como Yagami eran su especialidad; personas egocéntricas, con una vida asquerosamente perfecta de cara al exterior. A menudo, era este tipo de perfil el que escondía los secretos más oscuros y peliagudos - y, oh, Light Yagami no era una excepción a esta regla ancestral, pero no escrita.

Aún a pesar de todo el rechazo que le provocaba, L podía comprenderlo. Él tampoco se consideraba a sí mismo como una buena persona. ¿De qué manera iba a disfrutar de este tipo de juegos si no tuviese también parte de oscuridad en su interior? ¿Acaso no era incluso peor que Yagami? Fuera como fuera, lo que había comenzado como una simple diversión, un entretenimiento, estaba tornándose en algo demasiado real para él...

El hecho de que alguien tan popular como Yagami tuviese una relación sentimental no debería de afectarle en absoluto; y, sin embargo, escuchar una confirmación de la boca del joven había provocado una leve reacción en su interior. ¿Qué era aquella extraña sensación?

¿Decepción? ¿Aburrimiento?...


¿Celos?


L llevó su mano al abdomen. De alguna manera, pensar en aquello y en todo lo que había sucedido lo removía por dentro. "Tú... No eres capaz de sentir celos.", se recordó, en voz alta y clara. Sus palabras parecieron volver a sus oídos, como si hubiera eco en la habitación. "Tú no eres capaz de sentir nada."

Más tarde esa misma mañana, L los vio en el parque, sentados en un banco. Light acariciaba el rostro de Misa. Aun a pesar de lo cariñoso del gesto (y de lo idílico del momento), no pudo evitar reafirmarse en lo artificial que se veía todo.

Tan pronto como desvió su mirada, notó los ojos del castaño clavados en su espalda. L fingió no darse cuenta y, tratando de permanecer impasible, siguió su camino sin mirar atrás.


-

Unas horas antes...


L asintió y dio un ambicioso bocado a la chocolatina que sostenía entre los dedos. "A propósito...", dijo, cuando consiguió tragar el chocolate. "Enhorabuena."

"¿A qué viene eso ahora?", quiso saber Light.

"Tu novia. Pensé que ibas de farol cuando decías que estabas con Misa."

"Ah, eso." El castaño se removió en su silla y rehuyó de sus ojos. "Gracias.", añadió, en voz casi imperceptible.

L lo escudriñó con la mirada, extrañado; no era propio de Yagami mostrarse tan inseguro. "¿Te he incomodado?"

"No es eso." El joven se tomó unos segundos para recomponerse antes de seguir. "Es solo que me sigue pareciendo raro conversar sobre estas cosas contigo."

"¿Qué es lo que te parece raro exactamente?"

"Es un tema personal."

"Nos hemos besado." Su inesperado comentario hizo que Light se removiera en su asiento, visiblemente nervioso. Victoria. "Creo que eso se puede considerar mucho más personal que hablar de tu novia."

L clavó los ojos en su rival. Dejarlo sin argumentos se había convertido en su mayor afición, en su capricho. Se deleitó contemplando el hermoso tono rojizo que iba invadiendo por momentos el rostro del joven. No pudo evitar humedecerse los labios ante la apetecible visión. "¿Vas a seguir negando lo que sucedió?", añadió, en tono de burla.

"No he dicho eso." Por alguna razón, su voz parecía haber recobrado fuerza.

"¿Y qué piensas hacer, Light-kun?"

El castaño apretó los labios por un breve instante. Por fin, levantó la mirada y sus ojos, implacables, chocaron con los de L. "Nadie tiene que saberlo."

"¿A dónde quieres llegar?"

Light se puso de pie lentamente. Ya no parecía tenso; más bien, todo lo contrario. Con una expresión casi maliciosa, se acercó a L, que permaneció sentado, muy quieto. Los dedos del castaño rozaron su barbilla. "Podríamos usarnos mutuamente."

L tragó saliva y le sostuvo la mirada. "¿Usarnos?", repitió, casi de manera imperceptible. No entendía por qué las tornas se habían cambiado tan rápidamente; de repente, era Light el que parecía controlar la situación.

Light deslizó los dedos hacia el cuello de L. Se detuvo un instante en su nuez, dibujando pequeños círculos a su alrededor con la yema de los dedos. Sus ojos parecían arder y reflejaban de forma deliciosa la cálida luz del cuarto.

"Misa...", musitó el pelinegro, reprimiendo un repentino escalofrío.

"Misa tampoco tiene que saber nada de esto.", señaló Light, casi en tono de advertencia. "No te equivoques; esto es solo una diversión; Misa es mi prioridad y siempre lo será."

Los dedos del castaño seguían danzando sobre su piel, trazando un sinuoso camino hacia el cuello de su camiseta.

Y L seguía allí, inmóvil, luchando porque su raciocinio silenciase los súbitos impulsos de su cuerpo. Mientras la mano de Light descendía peligrosamente por su hombro, se preguntó si en algún momento había tenido algún tipo de control sobre aquella enrevesada situación.

¿Acaso Light había estado fingiendo desde el principio? Muy probablemente, la inseguridad que había visto hacía escasos minutos en su mirada no había sido más que una patraña para hacerle creer que lo tenía en sus manos. La maldad de la persona que tenía delante de él iba mucho más allá de lo que se había podido imaginar.

Y, a pesar de haber caído de lleno en su trampa, su cuerpo parecía no querer reaccionar.

Light se inclinó despacio hasta quedar a su altura, sacándolo de sus pensamientos. "L...", susurró. La sensación del aliento en su piel aceleró su pulso. "Si no me dices nada, entonces interpretaré que estás de acuerdo con mi idea."

Abrió la boca para replicar, pero fue en vano; todo lo que se escuchó fue una exhalación pesada.

"Bien.", concedió Light, sin moverse ni un ápice. Aunque no podía verle la cara, pudo intuir una sonrisa retorcida dibujándose. "Entonces, hagamos un trato."


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⏰ Última actualización: Nov 30, 2023 ⏰

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