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Stephen lanzó un hechizo de camuflaje para que las personas no los pudieran reconocer y seguidamente entraron a Walmart. Ninguno quería que la gente se alocara por la llegada de los Avengers y Stephen solamente deseaba terminar con las compras lo más pronto posible y regresar al Complejo para seguir dándole cariño a su pareja.

El hechicero se había negado desde un principio a acompañar a los héroes a comprar, pero una gélida mirada de Tony fue suficiente para que dejara de quejarse y acceder.

Stephen prefería luchar nuevamente contra Dormammu que enfrentarse al enojo de su novio. Pueda que el doctor sea alto de estatura y más poderoso, pero, joder, el ingeniero sí que sabía como transmitir miedo.

Regla número uno del Complejo de los Avengers: no enojar a Iron Mom.

Steve agarró un carrito de compras y por el rabillo del ojo se fijó en que Wanda y Visión ya se estaban movilizando hacia el área de dulces. Simplemente, les advirtió que no tomaran demasiados dulces y luego los dejó seguir su camino. Clint se escabulló rápidamente y el médico esperaba inútilmente que el exespía no se metiera en problemas, aun sabiendo que los problemas siempre perseguían al arquero. Thor no esperó ni un minuto para buscar sus poptarts y Bruce lo siguió. Pensó que Sam sería un adulto responsable, pero no, el afroamericano se dirigió velozmente hacia otra sección y Stephen controló el impulso de golpearse la frente.

Para el resto del mundo, ellos eran los héroes más poderosos de la Tierra, cuando la realidad es que son unos jodidos niños. Y para su infortunio, tenía que cuidar a esos niños.

Lanzó un suspiro y caminó junto a Romanoff y Rogers por el pasillo. La pelirroja leía lo que necesitaban en la lista, mientras que el rubio y el azabache se encargaban de meter las compras dentro del carrito.

Media hora después, el carrito de compras estaba llenó. El hechicero sacó unas cuantas cosas, a pesar de los ruegos de los demás. Finalmente, terminaron en la sección de aseo personal, ahí los Avengers demoraron en tomar la difícil decisión de qué champú usar. El ex neurocirujano sentía que su paciencia se le agotaba hasta que por fin los superhéroes eligieron su respectivo champú. El grupo se encaminó al mostrador para pagar, pero entonces Wanda observó unos peluches de ellos y en un parpadeo cada uno sujetaba una versión peluche de sí mismo. Esta vez el doctor no evitó golpear su frente.

Y de repente el maestro del Sanctum se percató de la ausencia de cierto blondo.

—¿Dónde está Clint? —preguntó a los demás, pero ellos se alzaron de hombros, sin tener la mínima idea de donde podría estar el arquero.

—Está sucediendo de nuevo —habló Steve.

—¿De nuevo? —repitió confuso el médico.

—No es la primera vez que perdemos a Clint. La última vez fue en un concierto y tardamos horas en encontrarlo detrás del escenario, la pequeña mierda se colocó con éxito. —Romanoff rodó los ojos, recordando lo sucedido y también que gracias a la travesía del arquero casi se meten en serios problemas.

Prácticamente, tuvieron que huir despavoridos del lugar.

Stephen suspiró.

—Vamos a buscarlo.

Quince minutos más tarde, Stephen Strange se arrepentiría de haber dejado que los Avengers se separaran, pues ahora eran ellos los extraviados y ya se podía ver una vena en la sien del Hechicero Supremo. Empujando el carrito de compras, encauzó sus piernas hasta el mostrador más cercano.

—Disculpe, ¿puedo hacer un anuncio? —pidió al joven que atiende en el mostrador.

—¡Claro!

El hombre se acerca al micrófono.

Iron Mom, Doctor Dad and their children Avengers |Ironstrange|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora