capitulo 12

59 5 0
                                    


Después de varios días de viaje en el tren, Heather llegó al Distrito 12, pero no era la misma chica que partió. El trayecto había sido un tormento, sumida en pensamientos oscuros y enfrentando las imágenes de los Juegos del Hambre que la atormentaban.Heather pasó esos días mayormente aislada en su compartimento, incapaz de compartir su dolor con nadie. Las noches eran las peores, llenas de pesadillas y recuerdos vívidos. La comida le resultaba insípida, y el paisaje que veía desde la ventana del tren se volvía una sucesión borrosa de colores. En una conversación con Effie, esta intentó reconfortarla: "Heather, entiendo que esto es difícil, pero la gente espera verte fuerte y valiente al llegar. Tienes que ser la chica que conquistó los juegos." Heather, con la mirada perdida en el paisaje que se deslizaba más allá de la ventana, murmuró: "No sé si puedo, Effie. Todo está oscuro."

Al llegar al Distrito 12, la gente se había congregado en la estación para recibir a su heroína, pero notaron algo diferente en ella. En lugar de la chica valiente que partió, encontraron a alguien marcado por la experiencia, con ojos cansados y un semblante que reflejaba la carga que llevaba llegar al Distrito 12. Entre los murmullos, alguien comentó: No parece tan triunfante como esperaba. Heather bajó del tren, enfrentándose a las miradas curiosas y expectantes. Un niño le preguntó: "¿Fue aterrador?" Heather asintió con tristeza.

En el edificio de la justicia, el alcalde dio un discurso elogiando la victoria de Heather. Sin embargo, sus palabras contrastaban con la realidad visible en la joven. La multitud aplaudía, pero algunos murmullos de preocupación se extendían entre ellos. Heather, forzando una sonrisa, intentó asentir ante las palabras del alcalde. No quería decepcionar a la gente, pero el peso en su pecho era insoportable.

Heather finalmente se reunió con su familia en casa. El abrazo con sus hermanas y su madre fue un momento emotivo, pero la tensión persistía en el aire. Su madre, se mostraba feliz y orgullosa, pero Heather sentía la necesidad de protegerla de su propio sufrimiento. Su madre, emocionada, exclamó: Eres nuestra heroína, Heather. Heather asintió débilmente, sintiendo el peso de la mentira sobre sus hombros.

El reencuentro con Peeta fue cálido y reconfortante. Él había estado siguiendo los Juegos con preocupación y ahora expresaba alivio por verla de nuevo. Sin embargo, incluso Peeta notó la sombra que se cernía sobre Heather.  Él la abrazó y dijo: "Pensé que nunca volvería a verte. Estoy tan aliviado de que estés bien." Heather, luchando contra las lágrimas, respondió: "No estoy bien, Peeta. No lo estoy."

El reencuentro con Gale fue diferente. Aún no asimilaba completamente la realidad de la victoria de Heather. Katniss le reclamó su actitud seca: "Gale, esto no es un juego. Han muerto personas, y Heather ha enfrentado cosas que ni siquiera podemos imaginar." Gale, visiblemente afectado, murmuró: "No lo entiendo del todo, Katniss. Solo sé que estoy contento de que haya vuelto."

La llegada al Distrito 12 marcó el comienzo de una nueva etapa para Heather, una en la que tendría que aprender a convivir con los fantasmas de los Juegos y las complicaciones de la vida después de la arena. En los primeros días tras regresar a casa, Heather se cerró al mundo. Su risa, antes tan contagiosa, desapareció, dejando un vacío palpable en la casa de los Everdeen. La chispa que solía encender sus ojos se había desvanecido, reemplazada por una sombra de melancolía. Cuando su madre intentaba conversar, Heather respondía con monosílabos, como si las palabras fueran una carga demasiado pesada.

Madre: Heather, cariño, ¿quieres hablar de lo que pasó?

Heather: No hay nada que contar.

Con el tiempo, Heather encontró refugio en el bosque, cazando como lo hacía antes de los juegos. Era su manera de escapar de la mirada preocupada de su familia y del peso de las expectativas. El arco en sus manos y el bosque a su alrededor le ofrecían una conexión con un mundo que aún entendía. La casa de los vencedores, ahora su hogar designado, se convirtió en su prisión. Las paredes parecían cerrarse sobre ella, y Heather se encontraba más cómoda en la soledad de su habitación. A veces, se perdía en sus propios pensamientos, recordando la arena y las caras que ya no estaban.

Entre Sombras y Llamas (the hunger games)- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora