red temptation » charles leclerc & carlos sainz. ♡

01; ☆

PRESENTE

Aryana's POV:

El restaurante italiano en Mónaco resonaba con la elegancia de un evento de alfombra roja. Las risas suaves y los tintineos de copas llenaban el aire, pero en nuestra mesa, la tensión bullía como una olla a punto de desbordarse. Charles y yo estábamos en el epicentro de esta tormenta, y yo, como siempre, llevaba el control de la situación.

—Charles... —hice un gesto con la mano, exigiendo su discreción, ya que su tono de voz era algo fuerte. Nunca lo había visto tan enredado en celos. Siempre fue tan relajado y desinteresado cada vez que me veía con Carlos.

—¿Todos estos problemas estoy teniendo por una chica? —dijo Charles refiriéndose a mí.

—¿De qué estás hablando? —pregunté, aunque sabía perfectamente a qué se refería. Ignoré su comentario y me zambullí en mi platillo de pasta, manteniendo mi compostura.

—No sé por qué estoy permitiendo que una chica revuelva mi vida así, de la noche a la mañana. —Charles trató de hablar en voz baja, pero su frustración se filtraba entre las sílabas—. He dejado de hablar con Carlos por ti. Él no me habla y yo tampoco lo hago. ¿Entiendes cómo eso afecta mi carrera? ¿Cómo afecta nuestro desempeño como equipo?

—¿Estás culpándome de tu falta de comunicación con Carlos? —mis cejas se arquearon ligeramente, simulando inocencia—. ¿Cómo diablos eso es mi culpa?

Charles fue quien permitió este "triángulo amoroso". Él me tenía desde el principio, pero se aferraba a su ex y fingía desinterés por mí. Además, nunca mostró interés genuino, o al menos eso quería aparentar.

Nada era mi culpa en lo absoluto. Charles me invitaba a los Grandes Premios alrededor del mundo, cubría mis gastos, me consentía, requería mi presencia, sin embargo, no se molestó cuando Carlos me invitaba a salir.

¿Ahora quién lo entiende?

Siempre supe que Charles se enamoraría eventualmente de mí, pero ¿por qué esperó tanto tiempo para decir algo?

—La culpa es mía. —Charles suspiró, intentando ganar mi simpatía.

—¿Te arrepientes de haberme conocido? —inquirí, ocultando mi sonrisa detrás de mi copa de vino.

Aunque fingía cierta empatía, en realidad me sentía intrigada por cómo dos pilotos de Fórmula Uno podían perder el control por una chica cuando tenían asuntos más urgentes en sus carreras.

—No, lo irónico es que no me arrepiento para nada. Lo que pasa es que... no esperaba enamorarme de ti. —Charles suspiró—. Si hubiera sabido que esto terminaría así, nunca hubiera permitido que salieras también con Carlos.

—¿Entonces por qué lo permitiste? Cuando Carlos lo sugirió, tú dijiste que no había problema. —Mis palabras fueron una pequeña punzada que dejé caer mientras jugueteaba con la comida en mi plato.

—En ese entonces, estaba concentrado en el próximo Gran Premio y todavía lidiaba con mi última ruptura. No le di importancia y pensé que serías algo temporal para mí y para Carlos. Pero me equivoqué.

—¿Auch? ¿Así que ambos me estaban utilizando todo este tiempo? —mi expresión era una mezcla de sorpresa y diversión. Como si yo no estuviera haciendo lo mismo con ellos. Los viajes, los regalos, la atención; los disfruté todos, mientras ellos se enredaban en sus propios dramas.

—No cariño, perdón, no debí decirlo así. Antes de esto, Carlos y yo acordamos que no serías un obstáculo para nuestra vida profesional, como compañeros de equipo o amigos. Pero terminó siendo lo contrario. —Charles se disculpó.