[Prólogo]

49 5 3
                                    

De acuerdo, este es el asunto: todo comenzó porque nunca había salido con nadie. Ni siquiera una relación de "manita sudada". Simplemente nada.

Tal cosa empieza a volverse patética cuando pasas los quince años (lo primero que ya deben saber de mí es que tiendo a dramatizar las cosas)... En mi caso, los diecinueve empezaban a sentirse una especie de tortura. Por una parte, ya había pasado por esa etapa hormonal y, por otro lado, ahora atravesaba esa etapa depresiva donde no podía evitar preguntarme qué estaba mal conmigo y tenía crisis y colapsos un mínimo de una vez a la semana.

Así que es natural que personas como yo (no desesperadas, solo cansadas de su soltería) se ilusionen con el primero que muestre interés.

Sí, yo caí en eso.

Ocurrió en una cafetería.

-Así que... ¿nos hemos conocido antes?

Definitivamente no sería una frase que yo usaría para iniciar una conversación, por lo que, al comienzo, me quedé confundido y miré al chico que había tomado asiento frente a mí. Tenía los mechones de su cabello rubio pintados de un azul fantasía, que encuadraban un rostro algo pálido (aunque no en un enfermizo sentido) y una sonrisa amable, por no mencionar los piercings en sus orejas. Sus ojos eran de un suave gris y sostenía entre sus manos una taza de café. El hecho de que no hubiese ordenado para llevar me hizo preguntarme vagamente si acaso esperaba a alguien.

-No, no lo creo -contesté con gesto ambiguo, frunciendo el ceño y titubeando. Miré de vuelta hacia la pantalla de mi celular.

-¿Vas a la Universidad Gaviota?

-Hum, sí...

-Oh, yo también. Supongo que de ahí te conozco.

Asentí vagamente, mirándolo de soslayo. No me gustaba ver a la gente a los ojos, y mucho menos a desconocidos.

-Supongo -respondí. El chico se inclinó hacia delante y apoyó la mejilla sobre el dorso de su mano, levantando la taza con la otra y dándole un sorbo a su café. No pude evitar incomodarme y desvié la mirada-. ¿Estás esperando a alguien?

-No. ¿Tú sí?

-No...

El chico se rio.

-Y dime -continuó-, ¿qué te entretiene tanto en su celular como para que elijas verlo a él en lugar de a mí?

Un rubor cruzó mis mejillas y sentí que llegó hasta mis orejas. Tragué saliva con incomodidad y apagué el celular. En realidad no estaba mirando nada más que el salvapantallas, pero prefería que pareciera que tenía algo que hacer o una conversación que pudiera excusarme de hablar con un desconocido.

-Nada -murmuré, mirando hacia mi plato con mi dona azucarada a medio comer y preguntándome si, quizá, debería comenzar a frecuentar otra cafetería a partir de ahora-. Lo siento, ¿buscas algo en particular conmigo?

-Me gustaría invitarte a salir.

Fue tan brusco y directo que creí haber escuchado mal.

-Invitarme a salir -repetí, parpadeando varias veces y titubeando de forma notable-, ¿como amigos...?

El chico arqueó las cejas.

-Podemos comenzar como amigos, si quieres -contestó-, pero, por si no quedó claro, mis intenciones son ser más que eso... Asumiendo, claro está, que estás soltero, que te interesan las personas de tu género y que te intereso yo.

Estaba demasiado perplejo como para pensar en algo. ¿Realmente estaba ocurriendo o había vuelto a quedarme dormido mientras tenía un sueño para distraerme de mi aburrida vida? El chico dibujó una sonrisa.

Good As It Gets © [COMPLETA] [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora