[Capítulo 25]

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Al día siguiente me dolía la cabeza y, al abrir los ojos, tardé en procesar lo que había ocurrido ayer.

Como una especie de choque eléctrico, los recuerdos me sacudieron de pies a cabeza. Pensé en la salida que había tenido con Andery y todos sus consejos... y luego recordé lo último que había pasado con Bailán.

Abrí mis ojos de par en par y me incorporé de golpe en la cama. Me sobresalté en sobremanera al caer en la cuenta de que Bailán seguía dormido junto a mí (¿acaso había esperado que fuera como en las películas y que al despertar se hubiera esfumado en el aire?). Lo miré, espantado, y me quedé inmóvil. El sueño de Bailán no se vio alterado por mis movimientos bruscos y permaneció con el rostro sereno y la respiración tranquila.

Pasé una mano por mi rostro y, al mirar por la ventana que daba al balcón, vi que aún era muy temprano, pues apenas estaba saliendo el sol. Inhalé y exhalé cuidadosamente y parpadeé con fuerza.

Me sentía como esos personajes de ficción que se habían emborrachado y tenían una aventura con algún desconocido... Sin embargo, esto estaba lejos de parecerse. No me había emborrachado, solo estaba triste y me sentía solo; y quizá aquello era incluso peor. Sacudí la cabeza y me miré las manos, preguntándome si acaso no me había golpeado de bebé, solo eso podía explicar las cosas sin sentido que últimamente hacía.

Se suponía que yo no debía estar aquí en este mundo. Se suponía que nada de esto debió haber pasado. No obstante, pasó, y seguía pasando. Y parecía que no iba a detenerse pronto.

Me dio curiosidad pensar si acaso existía algún tipo de karma o castigo si una persona cambiaba de mundo, ¿no era lo mismo al final de cuentas? Tal vez afectaba algo en su próxima vida (yo no creía en eso, pero algunas películas me habían metido la idea) o le daba mala suerte. De pronto comencé a replantearme mis decisiones y las cosas que había dicho.

Así de voluble e indeciso podía ser yo. Quizá por eso me sentía tan frustrado constantemente conmigo mismo. Solté un suspiro profundo y me froté las sienes.

—Sam... —A pesar de lo que pensé, Bailán pareció decidir que yo era demasiado ruidoso como para ignorarlo y seguir durmiendo—, ¿estás bien?

Volví mi cabeza para mirarlo.

Era verdad.

Le había revelado que venía de otro mundo. ¿Por qué había hecho eso? ¿En serio era tan idiota? Tragué saliva y rehuí la mirada, sintiéndome azorado de golpe. Y luego recordé que nos habíamos besado y me sentí peor.

—No —mascullé, y mis labios dibujaron una mueca. Me abracé a mí mismo y hundí los hombros, de pronto con ganas de levantarme, irme y nunca volver a ver a la persona responsable de mi primer beso (oh, acababa de oírme como una niña de trece años, ¿cierto?).

La culpa volvió en una punzada cuando advertí que ayer no había estudiado en lo absoluto para la tercera etapa. ¿Acaso esperaba vivir de buena suerte?

—¿Qué sucede? —Bailán bostezó y se sentó sobre la cama, acercándose a mí y mirándome con gesto perezoso. Volví a verlo y titubeé.

Bailán no era un mal chico, fue mi primer pensamiento, era amable conmigo y, aunque de vez en cuando tenía actitudes cuestionables, no era malvado. Además, estaba dispuesto a darme un hogar aquí, y era algo que no sería fácil de hallar. Parecía preocuparse por mí (al menos lo suficiente para percibir mi mal humor) y pretendía ser un buen gobernante para Erason.

De pronto no me pareció un error haberle contado anoche sobre la Esfera de los Deseos.

—Solo estaba pensando —murmuré, restregando mis ojos y frunciendo las cejas—. ¿A qué hora hablan sobre lo que será la tercera etapa?

Good As It Gets © [COMPLETA] [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora