n u e v e ☆

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   La rutina por la mañana era el mejor momento según Steve y Bucky, quienes la compartían todos los días. Y es que, no había nada más maravilloso que despertar e iniciar el día con la personas que amas. Steve y Bucky tuvieron que esperar demasiado para eso.

Por eso, cuando Steve despierta con Bucky entre sus brazos, dormido con una expresión tan apacible que es admirable, no puede evitar agradecer. La espera para poder alcanzar ese momento se sintió eterna, el camino para llegar allí fue una batalla constante, pero lo volvería a hacer todo si eso le aseguraba estar así. James es hermoso todo el tiempo, pero hay cierta sutileza impalpable cuando duerme. Sus pestañas, la punta de su nariz, la curvatura de sus labios, las marcas en su piel que sólo podría notar estando así de cerca, la finura de sus cejas y el desorden de su cabello. Era como ver una obra de arte, una escultura tallada con tal devoción que era sublime.

Por otro lado, Bucky disfrutaba de la rutina mañanera que compartía con Steve, porque era el único momento del día donde eran sólo ellos dos. Existía esa pequeña pausa o plazo en el espacio tiempo que se sentía suave, irreal, sólo de ellos dos. Era como si el mundo fuera de su pequeño espacio no existiera. No había problemas, no había personas intentando lastimarlos (asesinarlos), no había guerras por detener, bombas por desactivar, balas por esquivar o disparar, incluso si el día afuera estaba gris o frío, siempre se sentía como la primavera; cálido, acogedor, refrescante. Bucky se sentía amado, no utilizado o engañado o cansado hasta el agotamiento o molesto hasta la rabia, simplemente amado. Steve le quería con una devoción recíproca, le cuidaba y se preocupaba sinceramente por él, siempre había sido así. Steve era lo único real y bueno en su vida, un punto de anclaje, un lugar seguro, era en quien podía confiar ciegamente sin dudar. Y Bucky estaba dispuesto a hacer lo mismo por Steve, eran ellos contra el mundo, había sido así desde que tenía memoria.

Por eso cuando despierta entre sus brazos, sintiendo la calidez de su cuerpo rodeándolo como un segundo abrigo luego de la manta, todo el frío del pasado se desvanece en cuestión de segundos. Sus heridas no duelen, sus recuerdos no lo atormentan, simplemente está allí dormitando plácidamente entre la felicidad y la calma. Y es cuando se permite ser un poco perezoso, acurrucandose más cerca, negándose a soltar ese sentimiento tan agradable que Steve le brindaba estando a su lado. Se toma unos minutos extras sintiendo la piel cálida de Steve, suave como si no hubiera pasado por tantas guerras. Observa con detalle su rostro, su barbilla, la barba que tímidamente comienza a aparecer porque a veces se le olvida afeitarse. En ocasiones encuentra que ya está despierto, por lo que se topa con sus suaves ojos azules como el cielo en una mañana despejada. Es hermoso, es delicado, es como mirar un milagro.  El rubio de su cabello incluso parece brillar de dorado cuando la luz del día ilumina la habitación. Es cuando Bucky agradece a Dios por haberle enviado un ángel, porque Steve era la personificación de uno.

—Buenos días. —saluda con una sonrisa típica en él, haciendo que desde temprano Bucky sienta cosquillas en su corazón.

—Buenos días. —le regresa el saludo, acurrucandose más cerca para ocultar su rostro en un intento de evitar avergonzarse tan temprano en la mañana. Pero Steve también se acerca, abrazándolo con fuerza, besando su cabello con delicadeza.

Steve encontraba en Bucky ternura y cariño cuando se comportaba tan dulcemente como esa mañana, así que no podía evitar ser acaramelado con él. —Debemos levantarnos. —dice, pero Steve sólo le abraza más fuerte, murmurando un "en unos minutos". Y Bucky no protesta, se queda allí atrapado por Steve, disfrutando el momento.

Cuando se levantan lo primero que hacen es estirar sus cuerpos de camino a la cocina, donde Bucky comienza a preparar el desayuno. Es automático, preparando el café mientras Steve le hace compañía y le pasa lo que necesita en una agradable conversación mañanera sobre las tareas de ese día. A veces Steve recae en la pereza, enganchandose de la espalda de Bucky en un abrazo koala, dificultando su movimiento por el lugar. James se burla, pero no intenta despegarlo, cómodo con los brazos de Steve rodeando su cintura. Arrastrándolo de un lado a otro, su peso nunca será una molestia, puede con ambos sin problema. Aprovecha el tiempo que se tardan las tostadas para hacerse y acaricia el cabello desordenado de Steve, quien mantiene la cabeza sobre su hombro.

A Steve le gusta sentir los dedos de Bucky pasar por su cabello, el cuidado que puede tener en manos que por mucho tiempo lastimaron. Le gusta sentir la respiración de Bucky contra su pecho, el calor de su cuerpo, el olor de su cabello y el sonido de su voz conversado sobre temas triviales. Steve se sumerge en eso, dormitando entre las emociones, el confort y el sueño que le siguió desde la cama.

Pero entonces la tostadora suena, lo que le hace abrir los ojos, encontrándose con la realidad de que debe soltar a Bucky para sentarse a comer, disfrutando de un desayuno delicioso. Se siente cierta nostalgia, Rogers siempre recuerda esos pequeños momentos. Bucky siempre cuidó de él en más de una forma.

—¿Recuerdas cuando intenté cocinar? —Steve menciona el pasado, sonriendo ante una versión adolescente e inexperta de ellos.

—Fue un desastre. —Barnes recuerda con mortificación pero cariño. —Por eso siempre cocino yo.

Y el desayuno continua entre pequeñas risas y recuerdos agradables.

...

Luego sigue entrenar, lo cual es gratificante hacer entre ellos. El ser "súper soldados" les reducía la lista de personas con las cuales podían entrenar libremente sin temer lastimarlas o tener que reprimirse. Cuando salen a correr Steve no debe preocuparse por aligerar sus pasos y dejar atrás a Bucky, porque es él quien siempre se adelanta. Sería mentira decir que no son competitivos entre ellos. Steve le intenta alcázar, pero a veces es inútil.

En el apartamento continúan con el entrenamiento; pesas, flexiones, boxeo...

—¿Cuántas más crees que puedes hacer? —Bucky, sentado con las piernas cruzadas sobre la espalda de Steve, espera a que termine para poder continuar con su rutina.

—100. —Steve asegura, pero apenas puede mantener la respiración para responder, haciendo flexiones con una sola mano.

Girando los ojos, James no quería esperar tanto. Las mañanas se iban rápido, así que a veces se desesperaba. —¿Y si hago esto? —siendo atrevido, da una mirada al gran trasero de América (como había sido catalogado en muchas revistas), llevando una de sus manos a el para apretar con fuerza. Se sentía bien ser el único privilegiado para hacer eso.

Sorprendido, Steve pierde la concentración y la fuerza, lo que hace que caigan al piso. —¡Bucky! —avergonzado y con la cara ardiendo, Steve ve como a su lado James se ríe sin parar.

—Lo siento. —luego dice sin aire y a duras penas, sosteniendose la barriga.

Aquello hace sonreír a Steve, quien siempre se siente la persona más afortunada cuando puede ver a Bucky así. Contagiado por la risa, Rogers agradece haber salvado a su mejor amigo a tiempo. Su vida era perfecta con él a su lado.

...

—No quiero tratar con Stark hoy. —Steve se queja mientras recuesta la cabeza del borde de la bañera, haciendo que su cabello escurra agua sobre el piso.

—¿Por qué lo mencionas en este momento? —James, recostado de su pecho, se queja ligeramente. Estaba teniendo un momento tan relajante recostado allí dentro de la tibia agua de la bañera. Stark no era un tema para hablar en ese momento, sobre todo cuando Bucky aún no podía perdonarse por lo que ocurría aún entre ellos.

Steve se ríe, sintiendo como Bucky se sienta entre sus piernas, despegandose de su pecho al sentirse incómodo. —Lo siento. —le sigue, volviendo a unir en un abrazo la espalda de James contra su pecho. —Es sólo que cuando salgamos de aquí, nuestra mañana habrá terminado.

—No seas un bebé llorón, Rogers. —James toca los brazos que le rodean el pecho, relajándose entre ellos. —No podemos quedarnos aquí, nos volveremos unas pasas.

—Ya deberíamos vernos como unas pasas, en realidad. —Rogers menciona, lo que hace reír a Bucky. Las vibraciones de su risa se sienten en su pecho, lo que llega a su corazón y le hace apretarse en un sentimiento agradable —Buck. —que debe transformar en palabras. —Te amo. —pero no acaba allí. —Eres lo que más amo en este mundo o cualquier otro en el que estemos.

Steve es dulce, es amoroso, es dedicado y miles de cosas buenas que Bucky siempre siente que no merece. Le hace sentir tranquilo, le hace querer despertar cada mañana, enfrentar el mundo y regresar a la seguridad de sus brazos luego de eso. —Eres demasiado cursi, Rogers. —también le hace sentir avergonzado, tímido como nunca ha demostrado ser con otros, haciendo que se cohiba de incluso hablar.

Rogers entonces sonríe, James puede sentirlo cuando besa su mejilla con cariño y devoción. Es sólo otra mañana más, sumergidos en su rutina día tras día.

O.S 🌸 [stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora