Capítulo 1

87 14 80
                                    

–¿Todo bien entonces, hija? – Me preguntó mi madre a través del teléfono.

–Sí, todo genial, mamá... – Contesté, para nada segura.

–Genial, te llamaremos está noche para ver cómo estás.

Me despedí de mi madre lo más segura que pude. Ahora, estaba yo sola.

Sabía que mudarme a otra ciudad diferente lejos de mi pueblo iba a ser duro, pero, no pensara que fuera a ser tan duro. Pero al menos, la decisión de irme había sido mía y nadie me la había impuesto.

Comenzaba mi etapa universitaria y eso significaba vivir experiencias nuevas lejos de mi zona de confort. Iba a compartir piso con dos chicas, (a las cuales no conocía, pero ellas si se conocían entre sí porque por lo visto eran amigas, genial...), que según el casero que nos había alquilado el piso, son "majas". Ya solo me queda confiar en su palabra y esperar y rezar para que no fueran dos asesinas en serie.

Eres tan rarita.

Sí, quizás un poco.

El piso no era demasiado grande: tenía tres habitaciones, pero no era tampoco una mansión que digamos, más bien, me parecía un poco estrechó para vivir tres personas ahí dentro. Nada más entrar había un pequeño recibidor con un pequeñísimo pasillo de no más de tres metros, (yo diría que incluso menos), y al final del pasillo estaba en salón que tenía cocina americana, es decir, una barra super incomoda y super innecesaria en mitad para hacer la separación, no me gustaba nada. En el salón había una cristalera que era la puerta del pequeño balcón que teníamos, (para no morir de la claustrofobia). Las habitaciones se alojaban a ambos lados del pasillo, y atención, SOLO HABÍA UN BAÑO, esto cada vez se ponía peor, pero como he dicho antes, todo esto lo decidí yo, así que me tocaba aguantarme.

Las que iban a ser mis compañeras de piso, llegaban un poquito más tarde que yo, yo llegué la primera porque mis padres me trajeron en coche y como se tardaba tanto en volver a casa se fueron un poco antes para que no se les hiciera de noche conduciendo.

De mientras aproveché y coloqué toda mi ropa en el armario de mi habitación. Espero que les parezca bien a las otras chicas que haya elegido este cuarto...

Entonces, una llamada entrante me sorprendió de inmediato: era Lucas.

–Hola, amor– Lo escuché saludarme.

–Hola.

–¿Cómo te va por la ciudad?

–No me ha dado tiempo a hacer mucho, llevo menos de dos horas aquí – Respondí al manos libres del móvil mientras seguía colocando mi ropa.

Lucas se quedó unos segundos callado sin decir nada y yo fruncí el ceño y dejé de hacer lo mío.

–¿Qué pasa? – Pregunté agarrando el móvil del suelo, donde estaba desde el principio.

–Vas a conocer a mucha gente nueva... – Empezó.

–Sí, ¿y...?

–Eso incluye también a hombres nuevos.

Puse los ojos en blanco en cuanto escuché esa misma frase. Acto seguido respiré hondo.

La chispa del odio || #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora