Capítulo 3 - Nadie dijo que fuera fácil

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- ¡Estoy flipando! , ¡es que tú nunca ves por dónde caminas! - Luz estaba cabreadísima, y no tenía tiempo para ello, su teléfono no dejaba de pitar y era una muy mala señal.

- ¡Te he pedido perdón cientos de veces! - replicó la voz que seguía sus pasos con el mismo apuro e intensidad que la morena llevaba.

- ¡No quiero tu perdón, quiero que dejes de arruinarme la ropa! - contestó sin mirar a su compañera. El café que esperaba fuera su compañía esa noche había acabado mitad en el suelo , mitad en su uniforme limpio - Quiero que dejes de estar en mi camino.

- Lo siento, vale. He recibido la misma alerta que tú, Clara me pidió cubrir la guardia y estaba en el ascensor cuando me notificaron. Sólo quería llegar lo más pronto posible y no esperaba encontrar nadie del otro lado. No fue mi intención - dijo casi de un tirón , intentando defenderse, pero fue en vano.

- Es un ascensor, hay personas en ambos lados - Luz resopló y frenó sus pasos - Dra. Arminza - comenzó, cambiando el tono de su voz, hablando de profesional a profesional - este niño es mi paciente, aquí me encargo yo. Tú ve a chequear a los demás pacientes, simplemente desaparece de mi vista, ya tengo suficiente como para que continúes entorpeciendo todo - y sin más, siguió su camino donde la llamaban , dejando a su compañera en silencio.

Luz apuró su paso, mientras Ainhoa tomaba el camino contrario.

Tres veces en veinticuatro horas , alguien se estaba burlando de ella y ya no era gracioso , pensó la morena mientras respondía al incesante pitido de su móvil.

Ainhoa no supo qué hacer con la situación, hacía doce horas que estaba trabajando y se había quedado cubriendo el turno noche como Clara le había pedido.

No lograba comprender en qué mundo uno puede tropezar tres veces en un mismo día con la misma persona.

Una persona que hasta hacía sólo unas horas era una completa desconocida , y quien ahora era su nueva compañera.

***

Nada había sido suficiente.

Luz sabía perfectamente que había hecho todo lo posible , quizás hasta hubiera querido pasar ciertos límites, esperando que sucediera lo imposible.

Porque a veces hasta los médicos sueñan con milagros.

- Hora - dijo con lo poco de voz que le quedaba, pero firme - ... veintidós cincuenta - completó y miró a su equipo.

De repente , a su alrededor fue todo silencio.

Ya no existía el sonido de las máquinas, ya nadie se movía desenfrenadamente.

Ya no había nada más que hacer.

- Iré por la familia - fue lo último que dijo antes de volver a la sala de esterilización para quitarse su ropa y lavarse.

Se apoyó en el lavabo y miró sus manos, su cabeza estaba en todos lados y en ninguno al mismo tiempo.

Nunca se haría más fácil.

***

Ainhoa la observaba de lejos mientras terminaba de hablar con la familia del niño.

Hubiera querido acompañarla en aquél momento , para eso están los colegas , los compañeros , ellos son los únicos que pueden saber un poco qué te sucede en aquellos momentos cuando el mundo de otra persona deja de existir.

Cuando por un pequeño momento , tu mundo también se vuelve oscuridad.

Pero decidió dejarla sola como le había pedido previamente , ya todos estaban al tanto de la situación y Clara cerraría la historia clínica por la mañana.

Un acto de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora