Colmillos.

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-¿Takano-san?-El semblante tranquilo de Onodera cambió rápidamente al ver el estado en el cual llegaba su editor en jefe. Ya se le hacía raro que no se hubieran encontrado por "coincidencia" al momento de salir de su apartamento, pero no llegó a considerar que el pelinegro estuviera enfermo.

Takano saludó a todos sus subordinados con un asentimiento de cabeza, sin dirigir su mirada hacia la insistente atención que le dedica el omega que podía destruirlo con unas cuantas palabras. Mino y Hatori se fijaron en el calendario y asintieron en un acuerdo silencioso para ayudar al otro alfa si los llegaba a necesitar.

-¿Otra vez trabajando enfermo, Takano-san?-Kisa hablaba mientras tecleaba frente a su computador.-Deberías haberte tomado el día.-

-No hay tiempo para eso.-El alfa se acomodó sobre su puesto para empezar a revisar los últimos manuscritos que debían editarse.

Su voz sonaba bien, y a menos de que Onodera se levantara explícitamente a tocarlo para comprobar su temperatura, parecía que no estaba enfermo, pero aún así había decidido venir en tapabocas.

¿Por qué?

Pasaron las horas y ni un solo quejido o tos provino del editor en jefe del departamento Esmeralda. Entonces... ¿para qué el tapabocas si no estaba enfermo? Onodera no entendía, pero se sentía más tranquilo al saber que seguramente no era nada grave.

-Tal vez solo esté moqueando o algo así, normal.-Decidió centrar sus pensamientos en su trabajo en vez de su vida sentimental.-Mmm...-Aunque eso era más fácil decirlo que hacerlo, porque ahora la incertidumbre de saber que le pasaba al pelinegro no le dejaba concentrarse para nada.

-¿Qué acaso no piensa quitarse ese tapabocas?-El camino hacia su apartamento siempre era incómodo, más desde que el alfa había decido ser su perro guardián aunque él se negara

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-¿Qué acaso no piensa quitarse ese tapabocas?-El camino hacia su apartamento siempre era incómodo, más desde que el alfa había decido ser su perro guardián aunque él se negara.

-No.-Respondió de inmediato y con una seriedad poco común.

Onodera apretó sus labios entres sí para después dirigirle una silenciosa mirada al alfa a sus espaldas. Todo le parecía muy sospechoso y una parte de él no podía evitar sentirse inquieto. Aún así, llegaron hasta sus casas y, en un acto completamente fuera de él, decidió invadir el apartamento de su jefe.

-Quítate el tapabocas.-Exigió al cerrar la puerta tras suya.

-Te dije que no, Onodera, vete de aquí.-Sus cejas se fruncieron al ver como el omega no estaba dispuesto a dejarlo en paz.

-¡No!-El grito sorprendió a ambos.-Estas raro.-Apretó los puños contra su pecho.

-Estoy bien, solo es una gripa.-

-Pero incluso con gripa, ¿me pedirías que me fuera?-El pequeño dio unos cuantos pasos hacia el frente, haciendo que el alfa retrocediera hasta chocar contra su sofá.-Estás raro, tú nunca pierdes la oportunidad para llevarme a tu cama.-

Un pequeño omega con un gran alfa.➖Sekai-Ichi Hatsukoi.➖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora