Un pequeño omega con un gran alfa.➖Sekai-Ichi Hatsukoi.➖

Gargantilla.

-¡Takano Masamune!-El alfa se quedó completamente estático en su lugar al escuchar ese grito.-¡Ven acá, idiota!-Takano no sabía dónde Onodera había aprendido tantas malas palabras de un día para otro.

-Voy, amor.-Dejó el trapero que estaba usando para limpiar el desayuno que tristemente su bebé había decidido rechazar... otra vez.

-Maldito Masamune.-Se encontró a su omega pegado directamente a la taza del baño, más allá que acá.-Te odio.-Apenas término de vociferar en su contra, la cena de anoche salió de entre su boca.

-Ya, ya...-Takano alejó algunos de los mechones que se habían pegado a la sudorosa frente del castaño.-Tranquiló.-Acariciaba su espalda en un intento por transmitirle algo de apoyo. Trataba de mantener al omega tranquilo usando sus feromonas pero ni eso funcionaba para calmar los caprichos de su cachorro.

-¡Tranquilo ni que na-...!-Vomito otra vez.-¡Te voy a matar cuando duermas, ¿cómo te atreves a hacerme esto?!-

-Perdón.-El alfa entendía que todo esto era parte del proceso, Onodera estaba experimentando cambios que, aunque los hubiera deseado en primer lugar, nunca había entendido del todo. Los vómitos, los mareos, el peso y los caprichos del bebé lo estaban abrumando.

-Ya no siento las piernas...-Tenia hinchado los pies y eso lo estaba molestando, no lo dejaba caminar bien y los mareos ocasionales no lo ayudaban a mantenerse en pie.

-¿Te llevo hasta la habitación? Prendí el aire acondicionado.-

-Te tardaste.-Y Takano solo sonrió nervioso ante la fulminante mirada de su pareja.

-¿Ritsu?-Había decidido alejarse un momento de la habitación donde el menor trataba de acomodarse mientras llamaba al trabajo para avisar que tendría que hacer teletrabajo de nuevo.

Durante los días malos, no era una opción dejar a Onodera solo con los dolores y no tenían a nadie que viniera a ayudarlos. La madre de Onodera había decidido no hablarle después de enterarse de que el omega se había emparentado con quien él quería y no con quien ella quería. Y por su parte, bueno, sus padres no contaban como tal.

-¿Ritsu?-Entro a su cuarto, encontrando solamente un pequeño bulto cubierto por la sabana.-¿Te sientes bien?-Se sentó a su lado.

-No.-Después de escuchar la respuesta fue que Takano entendió lo estúpida de la pregunta.-Estoy horrible...-

-¿Aún te sientes mareado? Te traje una pastilla.-Dejó el vaso con agua junto a dicha pastilla sobre la mesita de noche.

-No es eso...-Onodera se encogió aún más.

-¿Y entonces?-Acaricio lo que él suponía era su cabeza.-¿Qué pasa, Ritsu?-

-Me veo feo.-

-¿Eh?-La risa no pudo evitar salir de entre sus labios. Onodera se quitó la sábana de encima, completamente enojado.

-¡¿Por qué te ríes?!-Grito, su rostro podría comprarse con una manzana bien madura en ese momento.

-Porque pensé que estabas diciendo un chiste y que debía reírme.-Takano se limpió una pequeña lágrima que se había aferrado a sus pestañas. Tomó con delicadeza las manos del omega para después hacerlo que lo mirara a los ojos.-Podrás sentirte feo, podrás sentir que estás gordo, que te ves mal, pero nunca pienses que yo te veo de esa manera.-Lo dijo con tanta seguridad que Onodera no pudo sostenerle la mirada.

-Pero... te grito, vomito todo el tiempo y estoy irritable.-Sus labios temblaban y las lágrimas empezaban a brotar por sus verdes ojos.

-Por supuesto que sí, ¿y? Eso no te hace menos hermoso.-Beso sus mejillas, haciéndolo sonreír.-Y sí, estás gordito pero es porque llevas a nuestro bebé ahí, y adoro a este bebé.-Le alzo la camiseta y le hizo cosquillas soplándole la barriguita.-¿Ves? A Ichiro también le gustas.-Bajo sus manos podía sentir aquel leve movimiento que le indicaba que un ser vivo estaba ahí adentro.

-¿No soy una vergüenza como omega? Tengo la cara brotada y las piernas hinchadas.-Pasó la mano por su rostro, sintiendo aquellas imperfecciones que anteriormente no tenía.-Me veo feo.-

-Por supuesto que no.-Takano alejó las manos del omega de su rostro.-Mmm...-Dejó sus manos sobre sus piernas para después pensar en una idea que podría animar al menor.-Tenía pensado dártelo de otra manera, pero creo que ahora es un buen momento.-Se levantó y camino hasta el closet, se arrodilló para buscar algo y sacó de entre su ropa una pequeña caja.

-¿Qué es eso?-Onodera hipaba mientras se sorbía la nariz, las hormonas hacían que llorara por todo.

-Es un recuerdo...-Dijo, acercándole la caja y abriéndola para que observara su interior.-De mi abuela.-

Lo que había dentro no era más que una preciosa gargantilla negra que lucía un fino pero espectacular dije de una flor de Sakura. Además de eso, tenía un pequeño círculo vacío que Onodera entendió era para presumir la marca de un alfa.

Era simplemente precioso.

-El abuelo se lo dio a la abuela cuando ella quedó embarazada de su única hija.-Lo sacó de entre la caja y lo colocó sobre las manos del omega.-Ella me dijo que se lo diera a la persona con la que compartiría mi vida.-

-Takano-san...-Su expresión de sorpresa no tenía precedentes, pasaba de mirar al alfa para después observar la gargantilla entre sus dedos.-Es muy hermoso, no pue-...-

Y antes de que Onodera pudiera decir cualquier cosa, se vio interrumpido por una firme voz que decía:-¿No eres la persona con la que compartiré mi vida?-Su semblante serio más su suave pero firme voz solo hicieron avergonzar al menor por casi haber propuesto otra cosa.

-Lo soy...-Dijo mientras trataba que su cabello cubriera un poco su vergüenza.

-Entonces, ahora es tuyo.-Se acomodó un poco hacia atrás del castaño y le colocó el collar, dejando al aire aquella marca de colmillos que tanto le gustaba ver.-Jum, como imagine...-

-¿Qué?-Toco con la yema de sus dedos aquella florecita rosada que tanto le había gustado.

-Te ves aún más hermoso.-Onodera casi se derrite al escucharlo.

Todos viendo a este Takano: Definitivamente soy el paranganicutirimicuaro que menos paranganicutirimea. Soy el burrito sabanero que menos sabanea. Soy el tuturumaina que menos tuturumainea. Soy el cielo enladrillado que menos desesnladrichan.

Cambio y fuera mis amigos. Aquí Todoroki19.