La vida cotidiana de una pareja de omega y alfa. La convivencia nunca fue tan difícil.
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Aclaraciones:
⚠️ Los personajes pertenecen a Shungiku Nakamura.
⚠️ La historia es completamente de mi autoría.
⚠️ Basado en el manga y anime: Sek...
-Ritsu, ven acá.-Takano correteaba a un pequeño y algo ya regordete omega.-¡Deja que te lo ponga!-
-¡No voy a dejar que me lo pongas, nunca más!-Aunque su pancita ya había crecido bastante y su bebé estaba muy cerca de nacer, Onodera no dejaba de tener energías cuando de huir de su alfa se trataba.
-¡Si no te lo pongo, te sentirás peor!-Salto sobre el sofá para poder emboscar a Onodera de frente, pero solo consiguió que este se tropezara con algo de ropa que había en el suelo y terminara resbalándose.-¡Cuidado!-
El alfa se lanzó de inmediato para evitar que su pareja embarazada siquiera tocara el suelo, consiguiendo su objetivo pero lastimándose la espalda en el proceso.
-Auch...-Su omega, aunque ileso, lo estaba aplastando.
-¡Oh!-El pequeño rápidamente se levantó para tratar de ayudar al mayor.-¿Estás bien, Takano-san?-
-No.-Le alejó las manos.-Yo me levantó solo, no hagas fuerza.-Se apoyo en el suelo para así poder alzarse.-Ay, mi espalda.-Colocó su mano en su espalda baja y empezó a empujar hasta que escuchar un crujido.-Mejor.-Suspiro.
-Lo siento...-Onodera acariciaba su pancita mientras hacía un ligero berrinche con los labios, sabía que eso siempre era efectivo contra Takano.
-Está bien...-Se acarició un poco la ceja antes de acercarse al menor y ponerle la mano sobre su cabello.-Pero debes tener cuidado, ¿ok? Sabes que ahora vales por dos.-
-Sí, lo siento Ichiro.-Pasaba sus manos por encima de su bebé como una especie de disculpa, acción que siempre lograba que el pequeño no nato pateara un poco.
-Que buen omega.-Su suave tono de alfa lograba calmar al castaño, quien no previó la inyección que le pondrían en el brazo.-Se un buen omega y duérmete.-El líquido fluyó por entre las venas del menor, haciéndolo perder fuerzas y obligando al pelinegro a cargarlo.-Estas pesadito, Ichiro.-A Takano le temblaban los brazos.
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-Te odio.-Decía un omega incapaz de levantarse de su cama.
-Ya lo sé, abre la boca.-Tomo algo del caldo que había hecho y se lo paso al menor, que aunque hizo mala cara, abrió la boca.-Eso.-
-Lo hago o me obligas con tu voz de mando.-Se cruzo de brazos mientras fruncía el ceño.
-Que bueno que ya lo sabes.-Le dio otra cucharada.
-Odio esos supresores.-Hablaba mientras masticaba una pequeña papa que venía en el caldo.
-Lo sé, pero son buenos para mantener tus niveles de feromonas en un nivel normal.-Puso su mano sobre la gran pancita, siempre con delicadeza porque le daba miedo que explotara de la nada.-El bebé es muy inestable y te afecta.-
-Ya lo sé, pero odio que me inyectes los supresores, siempre me dan sueño y hay mucho que hacer.-Bostezo.
-Te dije que yo me encargaba de todo en la casa.-
-¡Hablo del trabajo!-Takano rodó los ojos.
-Tienes permiso por mater-...-Onodera le tapó la boca.
-No digas esa palabra.-Dijo enojado, odiaba escuchar que lo trataran como una mujer. Takano asintió lentamente.
-Aún así, enfócate en comer y cuidar del bebé por ahora, ya casi es día de la cirugía así que debes estar tranquilo en casa.-El pelinegro se levantó de su puesto al lado de su pareja para traerle algo que ocultaba tras su espalda.-El doctor dijo que no se podía pero...-Mostró el pote de helado de vainilla que había comprado para su omega.-Solo por hoy.-
-Ah...-Los ojos cansados del menor brillaron nada más de verlo, hasta parecía que pequeños brillitos bailaban a su alrededor.-Dame, dame.-Alargo sus manos hacia el mayor y abrió y cerró sus manos en señal de que se lo acercara con rapidez.
-Mmm...-Takano se sonrojó de ver aquella escena tan adorable.-Voy.-Colocó el helado sobre las manos de su pareja, ademas de darle una cuchara.
-Hah.-Onodera abrió el pote solo para sonreír al oler aquel aroma a vainilla que tanto le gustaba.-¡Gracias, Takano-san!-Lo agarró de las mejillas para hacerlo bajar y darle un pequeño beso en los labios.
El mayor se quedó estático en su puesto, para después espabilarse de nuevo y soltar una pequeña sonrisa antes de sentarse a su lado en la cama.-De nada.-Paso su brazo a través de los hombros del omega para acercar su cabeza y acariciarle el cabello.
Toda la situación se le hacía tan... surrealista. Estaba en el cuarto que compartía con el omega que había estado buscando por diez años, y no solo eso, sino que además de ellos dos había una tercera personita en camino que estaba ansioso por conocer.
¿Acaso todo esto era un sueño o porque se sentía tan feliz?
-Gracias a ti.-Cerro sus ojos por un momento para poder disfrutar de este momento, guardarlo en su interior como el recuerdo preciado que tanto era.-Y sabes que puedes llamarme Masamune, Ritsu.-
-No me gusta, me agrada más Takano-san.-Decía para después comer una gran rebanada de helado de vainilla.
-Le voy a decir a mi madre que no te gusta el nombre que ella me ha puesto.-Onodera lo volteo a ver de inmediato, asustado de su amenaza.
-No te atreverías...-Pero Takano solo le sonrió de vuelta.
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