CAPÍTULO 1

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—Oye, date prisa, no me apetece que me pillen aquí. —escuchó al chico de pelo rojo susurrar a medias, ya que era una exigencia que amenazaba con ser un grito en voz baja. Estaba nervioso a pesar de que no era la primera vez que hacían algo como aquello.

—Calla, calla, que ya casi está. —respondió el pelinegro terminando de colgar el cubo lleno de líquido verde viscoso sobre la puerta. El siguiente que la abriera quedaría rociado por completo de aquella sustancia gelatinosa de aspecto y textura asquerosa. Sin embargo, no era más que un poco de gelatina densa y con colorante verde. Definitivamente, sería un baño bastante desagradable. —Listo. —bajó de un salto de la silla y la agarró para colocarla en su sitio. —¿Por qué tan nervioso, Channie? —usó aquel tono divertido de siempre que últimamente estaba empezando a irritarlo. Todavía no sabía muy bien por qué le seguía con aquellas bromas de tan mal gusto, y más después de la última que casi les costó una buena y merecida expulsión. Bang Chan creía que no eran para nada divertidas y desde luego, no se sentía nada bien llevándolas a cabo, pero Changbin y él habían estado siempre juntos en todo, así que supongo que por mera costumbre, era así también en aquello, aunque no le hiciera ni pizca de gracia.

—¿Porque la última vez casi nos vamos expulsados? —dijo en una respuesta obvia, con un tono irónico y molesto que hizo que el pelinegro rodara los ojos. —Ni siquiera sé por qué se la tienes tan jurada, el chico no te ha hecho nada. —se quejó.

—¿Ahora estás de su parte? —le escupió, cruzándose de brazos. El otro simplemente resopló.

—Solo te estoy diciendo que te estás pasando. De hecho ya te pasaste hace mucho, Bin, estás haciendo de su vida un infierno y el chico ni siquiera se lo merece. —suspiró cansado.

—¿Que no se lo merece? Tania era el amor de mi vida. —exclamó, dramático. El otro se acarició las sienes soltando un suspiro.

—Bin, por Dios, eso fue hace tres años. Supéralo ya, a parte de que ni siquiera salieron. Hyunjin la rechazó, ¿qué culpa tiene de que le gustara? —dijo, empezando a hartarse. —Mira, ya no colaboraré más con esto, Bin, creo que de verdad fuimos demasia...

Se calló de golpe debido al estruendo que hizo un cubo metálico al caer al suelo, sobresaltándolos a los dos. La puerta se había abierto y la sustancia viscosa y verde había sido derramada encima de alguien, aunque no fuera su objetivo.

—¿Qué... mierda es esto? —ambos chicos se quedaron tensos mirando a un chico de pelo rubio apretar los ojos. Estaban convencidos de no haberlo visto en la vida, y desde luego aquella voz tan grave asustaría a cualquiera.

—Oh... mierda. —se quejó Changbin en un murmullo. —Eh... no era para ti, lo siento.

El chico se encontraba limpiando con una mueca de asco sus ojos, para poder ver a quién se enfrentaba. Una mirada furiosa se posó encima del pelinegro.

—Mierda... Changbin, ¿en serio? —ahora se escuchó la voz de Minho con tono cansado, quien se encontraba pasando por la puerta, detrás de Felix. —Perdón, Felix... Es Changbin, el gamberro de clase. Ojalá los estudios se le dieran tan bien como las bromas pesadas.

—Oye. —se quejó el pelinegro. Sí, no era un secreto de estado que no era un buen estudiante.

—¿Qué? —le desafió el otro. —No he dicho nada que no sea verdad, y además lo sabe todo el mundo.

—¿Te dedicas a hacer estas bromas sin gracia porque estás resentido por ser mal estudiante? Hazte un favor y deja de perder tu tiempo en cosas así, y ponte a estudiar. —Changbin se hubiera enfadado de verdad de no ser porque el rostro serio y la mirada que le dedicó aquel chico sin atisbo de duda, mas aquella voz tan grave que le erizaba todos los vellos del cuerpo; le indicaban peligro.

HÉROE | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora