CAPÍTULO 5

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—Felix... —su nombre salió como un gemido. Sus lenguas danzaban entre sí, peleándose en la boca del más alto, sin cesar. Sus cuerpos estaban muy juntos y ambos podían notar el bulto del otro a cada embestida que hacía que Felix sintiera que la ropa empezaba a sobrar.

—Hyunjin. —susurró el rubio, separándose levemente de sus labios.

—Podría entrar alguien. —su respiración estaba agitada, y sus labios hinchados a causa de los besos. Empezó a escuchar golpes, como si alguien estuviera aporreando la puerta. El rubio gruñó un poco por lo bajo, molesto por la interrupción. Había más baños, ¿por qué querían entrar justamente en ese cubículo? —Felix...

—Hay más baños, que se jodan. —murmuró, acaparando sus labios de nuevo. Los golpes empezaron a ser más insistentes.

—Felix... —la voz de Hyunjin sonaba distinta y algo más lejana. Sintió su cuerpo siendo removido bruscamente, y de pronto se encontraba confundido, mirando al techo de su habitación. Parpadeó un par de veces, intentando ubicarse. —Felix, hay alguien llamando a la puerta. —se giró y lo vio. Hyunjin. Sus mejillas se sonrojaron acordándose de lo que estaba soñando.

—Felix, me voy, recuerda que tienes que limpiar la casa. Si no lo haces hoy tendrás que hacerlo mañana. —escuchó que decía alguien detrás de la puerta.

—Sí. —gritó. Su voz sonaba más grave y ronca de lo normal. El pelinegro se sorprendió. Su voz de por sí era grave, pero lo era todavía mucho más por la mañana. —Adiós. —se despidió. A veces odiaba a su madre por ser tan ruidosa. Soltó un suspiro y se cubrió la cara con los brazos, molesto por la interrupción de su sueño. Quizá había sido lo mejor, porque de haber seguido probablemente habría sido complicado mirar a Hyunjin a los ojos.

—¿Tu madre? —preguntó Hyunjin. Felix solo asintió con la cabeza.

—¿Qué hora es?

—Las nueve de la mañana.

—La voy a matar. —gruñó. —Sabe que anoche llegué tarde, y aun así me despierta a estas horas.

—Puede que haya querido vengarse por el ruido de las duchas. —comentó Hyunjin, haciendo que el rubio soltara un suspiro. —¿Qué soñabas? —preguntó, curioso. Felix casi se atraganta con su saliva.

—Hum... Nada, ¿por qué?

—Estabas diciendo algo de unos baños. —murmuró. El rubio no sabía si sentirse preocupado porque había hablado en sueños o aliviado porque era mejor que hubiera escuchado algo de unos baños en lugar de que gimiera su nombre o algo parecido.

—Sí... Se habían atascado los baños. Entré para cagar y la cadena no iba, y me puse muy nervioso. —mintió, riendo un poco, nervioso. —Sueño cosas muy raras a veces.

—Ah... Pues sí. —murmuró. El pelinegro no había escuchado demasiado, pero sí lo suficiente como para escuchar algo de unos baños, y su nombre siendo pronunciado en sueños, sin embargo, no se lo dijo a pesar de que la curiosidad estuviera matándolo por dentro.

—¿Quieres dormir un poco más? Todavía es pronto, y hemos dormido muy poco.

—En realidad no creo que pueda volver a dormirme. —murmuró. La voz de Hyunjin también sonaba más ronca recién levantado.

—¿Café? —giró la cabeza para mirarlo. El pelinegro asintió con la cabeza.

Bien, ahora era cuando se arrepentía de haber elegido el lado de la pared, porque quería levantarse y salir de la habitación sin que Hyunjin lo siguiera, ya que era evidente que después de aquel sueño estaría empalmado. Efectivamente, lo estaba. Afortunadamente y debida la posición, no se notaba bajo las sábanas, cosa que agradeció mentalmente. El pelinegro se levantó y Felix aprovechó para salir de la cama también, arrastrando la sábana sobre sus piernas. —Lo traeré, espérame aquí. —dijo, colocándose de espaldas a Hyunjin, avanzando rápidamente hasta la puerta. La sábana se quedó atrás cuando se levantó rápido.

HÉROE | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora