CAPÍTULO 10

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Estuvieron un rato más en casa de Felix antes de ir a cenar a la casa del pelinegro. Cenaron tranquilamente, y Felix ya sabía de antemano que la comida de la señora Hwang era deliciosa y que disfrutaría como nunca de las alitas de pollo que ella preparaba.

Después de haber ido tantas veces a casa de Hyunjin era prácticamente de la familia. No fue hasta cuando dieron las nueve de la noche que el rubio recibió un mensaje de un número desconocido. Tenía el móvil sobre la mesa que estaba a su lado en el sofá, mientras estaba sentado junto al pelinegro. De una ojeada vio el mensaje que acababa de recibir por WhatsApp, y supo que se trataba de Max. No sabía bien qué se suponía que debía hacer a continuación.

No sabía cómo decirle a Max que no se sentía correcto quedar con él, y tampoco sabría cómo decirle que Hyunjin para él era algo más que un amigo, porque todavía no habían formalizado nada aunque tampoco fuera necesario entre ellos dos.

Decidió que por el momento no respondería el mensaje, no quería calentarse la cabeza ahora.

Estuvieron mirando una película que daban por la tele durante un par de horas que fue lo que duró, junto a la madre de Hyunjin, hasta que sintió al pelinegro apretarle levemente la pierna para llamar su atención, haciendo que el rubio le dirigiera la mirada. Le hizo un gesto con la cabeza que entendió como que quería irse a su habitación, pues ya lo conocía lo suficiente y sabía que Hyunjin quería que se encerraran en su habitación para ser un poco más melosos de lo que habían sido frente a su madre, que por supuesto, todavía no sabía nada acerca de ellos dos. Felix no quería presionarlo, y la verdad era que le daba igual esperar, porque no tenía prisa. Sus sentimientos no irían a ninguna parte.

Se despidieron de su madre con la excusa de que estaban algo cansados porque habían madrugado y al llegar a la habitación Felix fue el primero en sentarse en la cama del pelinegro mientras que éste se dirigía a su armario para encargarse de buscar algo de ropa de pijama para ambos.

Hyunjin le dio a Felix el pijama que usaba siempre cuando se quedaba a dormir, y le dio la espalda para volver de nuevo la atención a su armario y proceder a coger otro pijama limpio para él.

El rubio se quedó mirando la espalda del pelinegro tranquilamente, con el pijama que éste le había dado plegado junto a él. Lo vio quitarse la camiseta dispuesto a ponerse la de pijama y se humedeció los labios, levantándose con un sigilo felino de la cama y acercándose al pelinegro como quien acecha a su presa.

El pelinegro dio un respingo cuando las pequeñas manos del rubio acabaron en su abdomen todavía desnudo desde la parte de atrás, pues no le escuchó acercarse.

Escuchó la risa grave del rubio cerca de su oreja y encogió levemente el cuello cuando se le puso la piel de gallina.

—Perdón, no quería asustarte. —las manos del rubio acariciaron subiendo hacia arriba, dejándolas un poco más abajo de sus pectorales de su camiseta a medio poner.

—¿Qué haces? —murmuró el pelinegro cuando empezó a sentir besos en el cuello, que no parecían tener la intención de ser algo dulce, sino más bien sensual, intentando encenderlo. Lo estaba consiguiendo.

—¿Qué crees que hago? —dijo, bajo, con los labios rozando su oreja. Estuvo cerca de ser un susurro pero no llegó a serlo, su voz sonó baja, pero más grave de lo usual.

—Felix, está mi madre en casa. —a pesar de desearlo con todo su ser, se vio obligado a colocar las manos sobre las del rubio y apartarlas de su abdomen.

—Podemos no hacer ruido. —insistió el rubio. Mentiría si dijera que no tenía ganas de llegar a más con Hyunjin, porque llevaba deseándolo desde el día anterior. No estaba seguro de si estando su madre podían llegar a lo que el esperaba, pero aunque fuera quería volver a tocarlo y a besar cada parte de su cuerpo. Tenía ganas de Hyunjin.

HÉROE | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora