CAPÍTULO 12

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—¿No se suponía que Hyunjin estaría ya aquí? —dijo Jisung de brazos cruzados mientras miraba a su alrededor. El pelinegro dijo que llegaría antes y se encargaría de comprar las entradas y algunos dulces antes de que llegaran.

El rubio mantenía el semblante serio y el ceño fruncido, algo preocupado. Le había enviado un par de mensajes al pelinegro antes de salir de su casa y no los había leído.

—Voy a llamarlo. —dijo, llevándose el móvil al oído ya con el contacto de Hyunjin marcando el primer tono, mordiéndose los labios y sintiéndose algo paranóico. Sonó hasta siete veces, y con cada tono se impacientaba más, hasta que finalmente saltó el contestador.

—¿No lo coge? —dijo Minho. El rubio no dijo nada, simplemente volvió a darle al botón de llamada. —Felix. —lo llamó, viendo cómo su amigo estaba demasiado preocupado y tenso. —Estará bien, se habrá despistado. —intentó calmarlo.

—Tengo un mal presentimiento. —confesó, inquieto.

—Voy a intentar llamarle yo también. —dijo ahora Bang Chan sacando también el móvil de su bolsillo.

—Chicos. —un Jeongin agitado apareció por la puerta con cara de espanto, alertándolos a todos.

—¿Jeongin? —Han fue el primer confundido, pues no se esperaban que viniera.

—Es Hyunjin, está fuera, no está bien. —Felix salió corriendo sin esperar más, como alma a la que se lleva el diablo, para buscar al pelinegro, y Jeongin lo siguió a la misma velocidad, mientras que los demás tardaron algo más en salir del estado de shock en el que se encontraban.

—Está aquí. —lo guió, torciendo en el callejón que había junto a la puerta trasera del cine.

—Hyunjin. —la voz del rubio jamás había sonado tan apagada como en el momento en el que divisó la figura de su pelinegro sucio y magullado sentado a duras penas apoyado en la pared de aquel callejón, con los ojos rojos y temblando. —Mierda, Hyunjin. —se acercó corriendo y se arrodilló sin pensar en nada, raspándose las rodillas. —Hyunjin, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien? —el pelinegro sollozó y negó con la cabeza, haciendo que el corazón de Felix se partiera en mil pedazos. —Estoy aquí. —le abrazó con fuerza, hundiendo la cara en el cuello del pelinegro. Le daba igual que oliera mal, de hecho, emanaba un fuerte olor a basura que era insoportable para Jeongin, que deseaba acercarse también al pelinegro, pero al ser susceptible a los olores le era imposible, como si una barrera invisible se lo impidiera.

—...lix. —susurró, con la voz rota, apretando la camiseta de éste fuertemente entre sus dedos.

—Está bien, no hables, está bien. —susurró el rubio. Su voz se quebró, y fue incapaz de contener las lágrimas durante más tiempo, que empezaron a resbalar por sus mejillas al ver a la persona que más quería en aquel estado. Eran lágrimas de dolor, rabia, confusión y frustración. Dolía demasiado ver así a Hyunjin, estaba rabioso con quien fuera que hubiera sido el culpable, y estaba frustrado porque no había nada que él pudiera hacer para apartar ese dolor del pelinegro.

—IN. —murmuró Han, llegando junto a Jeongin que se encontraba a la entrada de un callejón. —¿Qué ha pasado?

—Dejémoslos a solas un rato. —dijo el pelinegro viendo cómo Bang Chan tenía intenciones de acercarse a la pareja que se encontraba en el callejón. —No sé qué ha pasado. Cuando estaba llegando al cine estaba hablando con Hyunjin y de repente dejó de responder, me dijo que ya tenía las entradas e iba entrar en la tienda de chuches, iba a ir de sorpresa y acompañarlo un poco antes de que vinierais, pero cuando llegué a la tienda de chuches no estaba ahí, le llamé y tampoco respondía. —explicó. —Como no le encontraba entré a preguntar si habían visto a alguien alto, de pelo negro, con apariencia de modelo, y la dependienta me dijo que había un chico que estuvo a punto de entrar pero dos personas se pararon a hablar con él. Dijo que no parecían sus amigos, y que parecían agarrarle con bastante fuerza.

HÉROE | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora