ᴡᴇʟᴄᴏᴍᴇ !!
Haz ingresado a mi zodiaco de boku no hero
¿Cuántas veces no hemos imaginado con estar en nuestro anime favorito?
¿Con nuestros personajes favoritos?
Es por eso que hoy me acompañaran a una linda aventur...
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Un día más terminaba en la Academia UA, los adolescentes volviendo a su dormitorios animadamente mientras el sol de ocultaba lentamente en el horizonte, cubriendo los edificios de su hermoso naranja. Aries, caminaba por los pasillos casi vacíos. Había terminado de revisar sus apuntes y de entregar un trabajo escolar en la sala de profesores. Ahora, buscaba algo de calma antes de regresar a descansar.
Mientras se acercaba a la salida del edificio principal, notó una luz proveniente de una de las aulas. Al asomarse, vio a Yosetsu, dormido sobre un montón de proyectos y materiales de papelería. La banda en su cabeza estaba levemente caída, y su expresión serena le recordaba a un niño en medio de un sueño profundo.
Aries sonrió, sintiendo una calidez que no podía explicar del todo. Últimamente Yosetsu le había pedido ayuda para mejorar sus calificaciones, y por lo que sabía hoy iba a pasar un día de estudios entero. Ella entró al aula en silencio y se acerco a él, observando cómo el brillo de las luces resaltaba su cabello desordenado y los contornos suaves de su rostro.
Sin poder evitarlo, se sentó a su lado, apoyando la barbilla en una mano mientras lo observaba dormir.
"¿Por qué te ves tan jodidamente precioso mientras duermes?" pensó, recordando una conversación reciente que había tenido con sus amigas sobre Yosetsu.
Pasaron unos minutos antes de que él se moviera ligeramente, abriendo los ojos lentamente. Al verla, se sobresaltó, pero Aries le dedicó una sonrisa tranquila.
-Lo siento, no quise despertarte -dijo en voz baja, aunque sus ojos seguían fijos en los de él.
Yosetsu parpadeó, aún algo aturdido, antes de esbozar una sonrisa tímida. -No te preocupes, es un buen despertar -respondió, frotándose los ojos. Luego se acomodó, mirándola con curiosidad-. ¿Qué haces aquí tan tarde?
Arlet se encogió de hombros, jugando con un mechón de su cabello. -Fui a entregar el trabajo que dejaron la semana pasada... Pero al verte, me quedé. -Hubo un silencio, y luego añadió, con una risa suave-. Además, luces muy lindo cuando duermes.
Yosetsu se sonrojó ligeramente, desviando la mirada por un instante. Luego, volvió a mirarla, con un destello en sus ojos qué Aries no supo definir. -Me abrumas un poco, ¿sabes? -dijo con una sonrisa tímida.
Aries ladeó la cabeza, curiosa. -¿Por qué?
Él suspiró, como si buscara las palabras adecuadas. -Porque a veces me cuesta creer que seas real. -Sus ojos la miraron intensamente, como si tratara de grabar su imagen en su memoria-. Eres tan... brillante... Y siempre me empujas a ser mejor.
Arlet sintió un nudo en el pecho, una mezcla de emociones que apenas podía comprender. Movió su silla hacia adelante, inclinándose a él un poco más cerca, sus rostros ahora a pocos centímetros. -Yo también a veces pienso eso de ti, ¿sabes? -susurró-. Eres como... una presencia constante, alguien que siempre está ahí cuando más lo necesito.
La habitación quedó en silencio, pero no había incomodidad. Sus ojos se encontraron, dedicadose una mirada intensa. Ambos lo sabían, sus ojos decían más que las propias palabras. Pero como siempre, se quedaron quietos, ninguno de los dos pudo dar ese paso que tanto estaban anhelando.
El tiempo pasó lentamente, y ella fue la primera en desviar la mirada, sonrojanda al recordar sus pensamientos pasado. Aries se levantó lentamente, extendiendo su mano para que Yosetsu la tome.
-Vamos, es tarde. Necesitas descansar, y yo también. -Su voz era suave, pero había una firmeza en ella que no admitía discusión.
Yosetsu asintió con una sonrisa, secretamente enamorado del sonrojo de Aries. Aceptó su mano y se levantó de la silla, dejándose guiar mientras tomaba su mochila del suelo. Al salir, sus manos se soltaron, pero ambos sabian que algo nuevo y profundo había nacido entre ellos esa noche.
Caminaron juntos por los pasillos, en silencio, disfrutando de la simple compañía del otro. Y aunque no lo dijeron en voz alta, ambos sabían que habían encontrado algo especial, algo que valía la pena explorar, más allá de las batallas y los desafíos de ser héroes en formación.
Cuando llegaron a la puerta del dormitorio de Aries, ella se giró para mirarlo una vez más. -Buenas noches, Yosetsu -dijo con una sonrisa cálida.
Él asintió, devolviéndole la sonrisa. -Buenas noches, Aries. -Se quedó allí, viéndola entrar y cerrar la puerta antes de girarse para irse al suyo.
Y mientras caminaba de regreso, Yosetsu no pudo evitar sentirse más ligero, más lleno de esperanza. Sabía que no estaba solo en ese sentimiento. Aries y él, en esa noche tranquila, habían dado un paso importante hacia algo que ni siquiera sabían que buscaban.
Y en ese momento, todo parecía más real, más auténtico que nunca...
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