Capítulo 1.

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"... Quizá no era amor, tal vez era esa pequeña necesidad de sentir algo diferente. Algo que marcara mi vida por completo". 

-Mario Benedetti.


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Dos días, ya iban dos malditos días seguidos que llegaba tarde a la universidad, todo por haber terminado todo casi al amanecer. Freddie no podía permitirse el lujo de llegar tarde, Imperial College lo recibía con una beca de 5,000 £ al año y no podía fallarles, no podía perder su oportunidad.

Maldita sea, aún más porque el trimestre acababa de comenzar.

Saliendo de sus pensamientos nada agradables se dirigió a su primera clase del día: álgebra. Odiaba el álgebra, aunque era sorprendentemente bueno en ella, en fin, cosas de la vida.

De pie frente a la puerta del aula comenzó a ponerse nervioso, ¿Y si no lo dejaban entrar?, ¿qué si la profesora Mary no estaba de buen humor ese día y le negaba la entrada?, ¿Qué tal si...?

—Pasa Freddie —una voz exasperada interrumpió su hilo de pensamientos, al mismo tiempo en que la puerta se abría.

—Lo siento profesora, no quise...—comenzó el joven preocupado.

—Está bien Freddie, pasa —volvió a interrumpir la mujer algo divertida.

—Por supuesto —respondió el chico. Entró y se dirigió a su asiento ante la mirada atenta de algunos de sus compañeros, ocupando su lugar al lado de Brian May, su mejor amigo desde el inicio de la Uni.

— ¿Dónde diablos estabas, Freddie? —preguntó en voz baja el chico de rizos y ojos avellanados.

—En ningún lado Bri, solo me quedé dormido, ¿bien? —contestó de mala gana el azabache.

— ¿Cómo ayer? Por favor Freddie, te despiertas más temprano que el maldito conserje de la escuela, dame una mejor excusa.

—Oh Brian, solo me desvelé demasiado, ¿de acuerdo, querido? —susurró exasperado—. Presta atención.

—Bien —suspiró Brian resignado, aún preocupado por su mejor amigo—. Pero saliendo de aquí iremos por un buen café, lo necesitas, realmente te ves como una mierda —sentenció con una ceja levantada.

—Gracias Bri —finalizó el azabache sarcásticamente.

...


La clase transcurrió como siempre, aburrida y llena de fórmulas y cuestionamientos. Freddie no podía mantener su mirada firme, estaba demasiado cansado, su último trabajo terminó demasiado tarde.

Bendito fuera el timbre que anunció el final de la clase, estaba empezando a darle migraña. Se levantó de su asiento y salió rápidamente del aula, sin percatarse de la figura que pasaba al frente suyo con la misma velocidad, estampándose y cayendo al suelo estrepitosamente. 

Cielos, ¡cómo dolía! Anteriormente ya le dolían las costillas como los mil demonios y ahora ese golpe no hizo más que empeorarlo.

— ¡Lo siento!, ¿Estás bien? —oyó de repente una voz angelical que lo hizo recobrar el sentido, así que se levantó tomando la mano que se le ofrecía.

—Gracias, uhhh.... —Se quedó sin palabras cuando levantó la mirada y observó el hermoso rostro del chico que ofrecía la disculpa. Era precioso, labios finos, ojos caídos color verde grisáceo y cabello castaño largo hasta los hombros. Sí, definitivamente era precioso, tal vez si su corazón no estuviera ocupado...No, no podía, ni con él ni con alguien más, no lo merecía. Aunque se había quedado absorto, ignorando que no era el único.

Camaleón [Maycury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora