La noche se alzaba sobre el cielo de Grecia con un encanto especial, la luna se encontraba en el punto más alto del cielo nocturno, iluminando con gracia los templos situados en el Santuario de Athena, y las innumerables cantidades de estrellas esparcidas a su alrededor brillaban con una intensidad poco usual, como si trataran de alertar sobre el extraño suceso que estaba por ocurrir en esa misma noche. Sage, el Patriarca del Santuario de Athena, se encontraba en las afueras de su templo observando con atención aquel extraño fenómeno que se estaba dando en el cielo nocturno; podía sentir la alteración del universo en la lectura de las estrellas y eso no le daba buena espina.
Mentiría si dijera que no estaba preocupado, un suceso como el que se estaba llevando a cabo ahora en el cielo no tenía precedentes, así que no estaba seguro sobre qué debería de esperar. No obstante, si había algo en esto que tenía claro, era que tenía un muy mal presentimiento al respecto.
Aún faltaba mucho tiempo para que comenzará la guerra santa, su diosa Athena todavía no descendía a la Tierra, ni tampoco Hades, ni siquiera había habido avistamientos de Espectros sobre la Tierra todavía o señales de su despertar. Todo había estado yendo de forma pacífica y tranquila últimamente, no había muchos conflictos o problemas externos que resolver y cada día había más aspirantes a caballeros talentosos en el Santuario, de hecho, todo estaba yendo mejor que nunca.
Entonces... ¿Por qué tenía que pasar esto justo ahora?, ¿Por qué las estrellas tenían ese brillo tan peculiar?, ¿Cuál era su significado? Y, sobre todo, ¿Por qué razón los astros y el universo entero estaban tan alterados?, ¿Podría ser un aviso de que algo malo iba a ocurrir? ¿Algo que podría poner en peligro al Santuario y a la Tierra misma? Las preguntas sin respuestas se amontonaban en su cabeza una tras otra y eso solo hacía que su cabeza empezará a palpitar de dolor.
Sage suspiro con frustración y llevó ambas manos a su cabeza, cerrando los ojos, comenzó a masajear con suavidad sus sienes en un vano intento de aliviar el creciente dolor de cabeza que comenzaba a sentir. En su opinión, ya estaba demasiado viejo para preocuparse por este tipo de cosas; aunque ¿Cómo podría no sentirse así cuando ya había vivido por más de 200 años? Un tiempo demasiado extenso para cualquier ser humano, incluso para alguien como él, un antiguo guerrero de Athena.
Había ocasiones en que echaba de menos sus tiempos de juventud, cuando todavía era un caballero saludable, resistente y energético al servicio de Athena. Siempre había dedicado su vida a su diosa; desde su niñez entreno muy duro para protegerla, velo por ella todo los días cuando se hizo caballero y luchó junto a ella en la guerra santa anterior, después, cuando Athena se fue, él fue el encargado de restaurar el Santuario y cuidar de él hasta el día en que su diosa volviera a descender a la Tierra otra vez.
Estuvo en el Santuario durante años a la espera de que su diosa regresará, como Patriarca, su deber era guiar a la nueva generación de caballeros y cuidar del Santuario hasta que ella estuviera de regreso, no obstante, no podía olvidar que había pasado toda su juventud y parte de su vejez cumpliendo con este importante deber, por lo que nunca tuvo la oportunidad de enamorarse o de tener una familia. Por supuesto, no sé arrepentía del estilo de vida que había elegido vivir, siempre le sería leal a su diosa y, si tuviera la oportunidad de elegir de nuevo, escogería este mismo camino una y otra vez.
Sin embargo, habían ocasiones en las que llegaba a sentirse solo y no podía evitar querer tener algo de compañía; una que no fuera de los aspirantes a caballeros o de las Vestales encargadas de limpiar su templo, ni tampoco una femenina; pues ya estaba demasiado viejo como para pensar en cursilerías como el amor o algo similar. Lo que Sage quería en realidad era un lazo familiar que pudiera acompañarlo siempre, un lazo diferente al que compartía con su hermano, pues si bien era cierto que en ocasiones llegaba a extrañar su compañía, no era lo que buscaba en este momento, además de que éste al igual que él, tenía sus propias responsabilidades y deberes que atender en Jamir.
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La Reencarnación de Ophiuchus (OC x Los Caballeros Dorados)
RastgeleSelene es una joven cuya vida siempre fue horrible, sufrió mucho desde su infancia hasta la adultez, perdió lo que más había amado en su vida y murió siendo demasiado joven. Después de morir, terminó en un lugar extraño donde conoció a un dios pod...