Capítulo 3

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Victor Beltrán:

Salí de mi habitación sin camisa, con un short playero y la toalla sobre el hombro con el objetivo de darme un shapuzón matutino en la piscina. Me tope con uno de los meseros que llevaba una bandeja en la mano con lo que supuse que sería el desayuno de alguien.

-¿A donde vas?- dije con ese tono de autoridad que asustaba a todos.

-Señor- me saludo inclinando la cabeza

- Patrón, la señorita Verónica pidió que llevaran el desayuno a su habitación.-

arquee las cejas confundido y luego sonreí con malicia.

-Dame eso-

tome la bandeja y el empleado se fue. Caminé a su habitación y abrí sin pedir permiso y ella no estaba por allí. Me senté en la cama luego de poner la bandeja sobre ella, en una esquina estaba un vestido de lencería bien corto de color rojo y encajes. Me incline y lo tomé, aspirando su delicioso aroma.

Al escuchar el agua que caía en la ducha, la curiosidad pudo conmigo y me puse de pie apoyándome en el humbral de la puerta del baño.

Las puertas de cristal templado de la ducha le daban fácil acceso a mis ojos para ver su cuerpo desnudo. El vapor había empañado parte de la puerta por lo que no veía exactamente todo, pero si su espalda y su piel mojada y suave. Di otro paso más cerca y ella se volteo en ese momento mirándome, sin una muestra de vergüenza en su rostro, se envolvió en la toalla y salió de la ducha. Apoyándose en la puerta me sonrió con picardía.

-¿Ahora me acosa señor Beltrán?- sonrió.

-Para nada señorita Parker, solo admiraba la belleza de una diosa-

ronronee y ella se acercó, levantó la cabeza mirándome directamente a los ojos.

Se acercó tanto a mi que pensé que me besaria, sonrió con malicia y luego de provocar una erección en mi, siguió de largo. Esta chica era difícil y me encantaba. Salí del baño sentándome en su cama mientras ella en el vestidor se cambiaba.

Agarre una fresa de su desayuno y me la metí a la boca saboreandola lentamente, mientras que esperaba a que Verónica saliera del vestidor.

Verónica Parker:

Aún sonreía mientras que recordaba lo rápido que había logrado exitarlo. No lo puedo negar esa manga que tiene de tatuajes, su pelo despeinado, su abdomen y músculos perfectamente marcados lo hacian ver demasiado sexy. Después de pasearme por ese gigante vestidor y ver todos los vestidos y la ropa que Victor me había mandando a comprar a pesar de haber traido una maleta llena de ropa, me decanté por un juego blanco de short corto alto y un top en forma de lazo que tenía un gran escote y dejaba a la vista mis hombros, ovbiamente de marca original, como todo lo que habia en esta casa.

Escuché un sonido seco proveniente de la habitación como si algo se hubiese caído y salí rápido luego de ponerme mis tacones del mismo color. Cuando salí, Victor estaba de pie con el teléfono contra el odio hablando por teléfono. La bandeja de mi desayuno estaba tirada en el piso con todo derramado, mientras que Victor solo estaba con el ceño fruncido y expresión de preocupación.

-¿Esta todo bien?-

le pregunte cuando descolgó la llamada, el se tomó unos segundos para mirarme.

-Si, tengo que salir- dijo y caminó hacia la puerta.

-¿Quieres que te acompañe?-

le pregunte al ver lo apurado que estaba y pensé que tenía que ver con el negocio.

Tratos con el JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora