Victor Beltrán
Con un gesto decidido me deslizó las gafas de sol sobre los ojos y me acomodo en el asiento de mi auto deportivo, encaminándome hacia una de mis bodegas de la ciudad. Al llegar, mis ojos captan la presencia de los dos hombres, quienes custodian la entrada principal con una mirada afilada y armas relucientes, listos para proteger lo que considero mi tesoro más preciado después de mi familia.
-¿Dónde está?- cuestiono con tono autoritario a uno de mis hombres.
-Está dentro señor, lo aguarda- me informó sin siquiera sostener mi mirada. Adentrándome en la bodega, me deshice de mis gafas al encontrarme con el individuo frente a mi. Lo observo con seriedad.
-¿Has completado la tarea?- inquiero al hombre, quien responde con una enorme sonrisa.
-¿Alguna vez le he fallado Jefe?- responde Diego levantándose y acercándose hacia mi con alegría.
-Eso espero- le digo a mi hombre de confianza mientras desordeno su cabello. Luego salimos de allí para dirigirnos hacia la hacienda.
***
Llegamos a la hacienda y el aire se llenó de júbilo cuando Diego hizo su entrada, especialmente entre las empleadas que lo recibieron con entusiasmo. Él y yo siempre hemos sido conocidos por nuestras conquistas amorosas. En medio de la efervescencia, noté la ausencia de Verónica; probablemente se encontraba en su habitación.-Victor me has decepcionado, esperaba ser recibido con una magnífica fiesta, vino exquisito y unas lindas hembritas- dice girando su mirada hacia Jessica, una de las empleadas, al tiempo que le guiña un ojo con picardía. -¿Oye esa es nueva no?- me pregunta refiriéndose a Jessica.
-Diego, cálamte. Habrá tiempo de sobra para eso más tarde, sobre todo cuando tengamos tanto dinero que nos sobre. Y deja a la chica en paz, no es puta, es mi empleada.
Le digo con una sonrisa mientras sirvo dos vasos de mi whisky favorito. Me bebo el mío de un trago dejando el vaso vacío sobre la barra, -Espérame aquí, quiero que conozcas a alguien- le susurro antes de dirigirme a una de las habitaciones.
-¿Puedo pasar?- pregunté con la respiración entrecortada, apenas esperando su respuesta. Mis latidos retumban en mis oídos, ansioso por vislumbrar su presencia. No necesito ni siquiera escuchar su respuesta antes de adentrarme sin titubear. Verónica está allí, frente al espejo, arreglando su hermosa cabellera, su figura envuelta en un vestido corto pegado al cuerpo que despierta pasiones y deja al descubierto la perfección de sus piernas esculpidas. En su esencia ella es simplemente sexy a morir.
-¿Alguna vez lo has preguntado?- Me recibe con desdén, ni siquiera se molesta en mirarme. Su tono áspero y desprovisto de emoción, corta el aire.
-Hay alguien abajo que quiero que conozcas, vamos- le digo esperando que se levante y me siga pero no recibo respuesta. -¿No me escuchaste?- le pregunto ya un poco molesto por su actitud.
-Te escuché perfectamente, en cuanto termine bajo- me dice acomodando un collar en su delicioso cuello, sin despegar sus ojos del espejo.
-Estoy en el despacho, no tardes, no tengo todo el día- le aclaro molesto y salgo dando un portazo para regresar con Diego.
-¿Y bien, a quién me querías presentar con tanto misterio?- me pregunta Diego quien ya estaba interactuando con Jessica quien se dirige a la cocina en cuanto llego.
-Vamos a mi despacho debo ponerte al día, en un momento conocerás a la persona que nos hará ganar mucha plata- le informo de camino al despacho.
-Pues ya me cae bien- argumenta Diego dando el último sorbo de su vaso para después seguirme.
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Tratos con el Jefe
RastgeleElizabeth Rivero es una agente de la D.E.A que tiene como objetivo capturar a los más peligrosos narcotraficantes del país. Tras cambiar su identidad a Verónica Parker se involucra con el más grande jefe de todos los narcos: El Jefe. Su misión se vu...