El recuentro

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Callie Spengler se frotó los brazos. Una ráfaga de viento le hizo levantar la mano para apartarse el cabello de la cara, entrecerró los ojos tras vislumbrar una sombra que le resultaba vagamente familiar.

—No me lo puedo creer. — Agarró el bate de béisbol de Trevor y lo empuñó con fuerza, estaba dispuesta a usarlo si hacía falta con tal de salvar su pellejo, así como la vida de sus hijos.

Gary Grooberson lucía lamentable, como si le hubiera pasado un tren por encima.

También se sentía de esa firma.

Había un pitido permanente en sus oídos y todavía se sentía demasiado confundido para entender lo qué pasaba a su alrededor. Los vaqueros los tenía rajados, al igual que la camisa, cuyos agujeros mostraban parte de su piel ennegrecida; el rostro igual lo tenía cubierto de ceniza.

—¡Por favor! — Él levantó las manos, se arrodilló ante la hermosa rubia que tenía de frente, la cual tenía un bate alzado por encima de la cabeza. — Antes de usar mi cabeza como una pelota de béisbol, déjame explicarte.

—No hay nada que explicar, casi acabas con nuestro mundo, y peor aún, con la vida de mis hijos ¿Cómo explicas eso?

—Señora. —Dijo Gary, se aclaró la garganta que tenía reseca —Señorita. Diablos ¡No sé qué hago aquí! Ni tampoco sé quién es usted. Lo único que sé es que estaba dando clases a mis alumnos...— Rodeó los ojos y soltó un profundo suspiro. — Más bien viendo estúpidos Tiktoks cuando me hundí en la oscuridad. Al despertar me encontré aquí en la granja.

Tomó una pausa antes de continuar.

— Miré puede golpearme si quiere, pero por favor, solo por favor, debe creerme. —Cerró con fuerza los ojos, levantando las manos en alto, clavando las rodillas en la madera.

Justo aparece Phoebe pasando el Medidor de energía psicoquinética para asegurarse de que decía la verdad.

—Pheebs, ¿Es necesario hacerlo?

Ella se ajusta las gafas al puente de la nariz.

—Dice la verdad. Ya qué el verdadero...—fue interrumpida por Podcast quién estaba detrás leyendo en voz alta un libro. Uno que encontraron entre los inventos de Egon

—Jason Shador Grooberson. Murió en el 1956 de un infarto al corazón.

—¡Exacto, gracias! — El profesor dijo aliviado, su mirada era de admiración al ver el medidor. —Es... ¿Puedo? —sin lugar a dudas, Gary, tenía la misma expresión de hombre/niño que acababa de recibir su nueva adquisición por eBay. — Es un auténtico medidor de energía psicoquinética. ¡Wow! Esto... ¿Tienes idea de que puede costar esto?

—Necesito una copa. —dijo Callie levantando una ceja —Antes de que empecéis a hablar de cosas científicas. ¿Una copa Gary? —

—No digo no a una copa —Le entregó el medidor a Phoebe con cuidado como si se tratara de una pieza de colección delicada —Espero que tengas en cuenta esto. Ya qué un gran poder conlleva una gran responsabilidad—

Podcast levantó las cejas, se empezó a reír mirando al profesor que entraba a dentro.

—¿Eso es de Spider-Man?

Phoebe puso los ojos en blanco para luego entrar. Justo volvió a sonar el teléfono que estaba en la entrada.

En la otra línea se escuchaba la respiración de Ray Stantz —Menos mal, pensaba ir a Summerville para asegurarse de que todo estaba bien.

—El espíritu de Jason Shador Grooberson está libre —dijo Phoebe con voz monótona mirando a su madre, quien coqueta con Gary de manera descarada.

—¿Qué? ¿Lo dices en serio? Es terrible pero... ¿A quién había poseído? ¿No era tu profesor?

—Sí, pero por alguna extraña razón que desconozco ha abandonado su cuerpo -

—Para ¡No, no! Ha, ha, ha ¿Sueles ser así en clases? -

—Creo que acabo de vomitar para adentro —dijo, cubriendo el auricular con la mano.

Podcast sonreía cuando la puerta se abrió, al volverse para ver se encontró con Trevor y Lucky, algo acalorados y con las respiraciones agitadas.

—¿Qué me he perdido? -

—Tenemos que ir a New York. Debemos de salvar a la humanidad —dijo Pódcast cargando su equipo de grabación.

Trevor frunció el ceño mirando a su madre, aun coqueteando con el tipo que hace unos días pretendía destruir el mundo. —¡Genial! Pues a cazar fantasmas. ¿Qué hace él aquí? 

Cómo acabé siendo un GhostbusterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora