Sé que siempre estaré en deuda contigo,
no puedo pagar lo que por mí has hecho,
porque has sido para mí el fiel testigo,
cuando en mi corazón estaba deshecho.
Y es que presente estuviste en mis otoños,
cuando era el viento que tiraba mis hojas,
fuiste agua para resurgir mis retoños,
y mi mejor aliciente en la congoja.
Fuiste como agua en la ribera del río,
en mi alma tan sedienta, tan marchitada.
y en el invierno me abrigaste del frío,
cuando de mis hojas no quedaba nada,
Y ahora ya me he revitalizado tanto,
y mereces de mí esta primavera,
¡Quiero agradecerte y no sabes cuánto!
porque es tu amistad sincera y verdadera.
También mereces todos mis veranos,
y brindarte en la vendimia mi abundancia,
pues se que seré de los mejores vinos,
porque aprendí de tí la perseverancia.
07/12/2023.
Ismael González Domínguez.
