1. Cansado

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Punto de vista de Severus, sexto año:

No recuerdo haber estado nunca tan cansado. Cansado de la vida, cansado de la escuela, cansado de la gente que me rodea. No recuerdo haber sido amado por otra persona que no fuera Lily, así que no valía la pena amar la vida, ¿Verdad? Todo el mundo dice que ames la vida porque un día ya no estarás vivo, pero ¿Cuál es el punto?

–¡Snivellus! –El grito de James Potter resonó por los pasillos. Él se rió cuando pasé a su lado, no estoy seguro de que expresión tenía en mi cara, pero lo más probable es que fuera fea. Todo en mí era feo para ellos, mi cabello, mi nariz, mi altura, mi cuerpo, los temas que me gustaban, incluso la casa en la que estaba.

Casas, ese era el verdadero problema.

–¡Slytherin baboso! –Slytherin era conocida como la casa del 'mal', la casa de los mortífagos y asesinos. Es la razón por la que mi amistad con Lily terminó. Después del incidente de la sangre sucia, ella simplemente se fue.

–¡Mortifagos! –la gente nos gritaba tanto a mis compañeros de casa como a mí mientras intentábamos llegar a nuestras clases en paz. Vi a la profesora Sprout pasar mientras gritaban estas palabras, ella ni siquiera parpadeó.

Llegué a Pociones y me desplomé en mi asiento, exhausto. El año escolar ya me estaba agotando a pesar de que era ¿Qué, mediados de noviembre? El profesor Slughorn nos dijo que buscáramos la página 68 de nuestros libros de texto, la poción de hoy era filtro de muertos en vida. Ya sabía como hacerlo y Slughorn estaba enseñando mal la poción, pero me quedé callado.

Podía sentir la ira surgiendo dentro de mí, cuando estaba con Lily, mis cambios de humor estaban más controlados, no me enojaba tan fácilmente, porque sabía que alguien estaba conmigo. Pero ese ya no era el caso. Había cometido un error y no podía volver atrás ahora.

–Entonces, ahora, estudiantes, corten el frijol para obtener el jugo y luego…

Me quebré

–Aplastar, no cortar. –Todos se volvieron en mi dirección, tal vez sorprendidos de que realmente hubiera hablado. No hablé mucho. No, no era tímido, simplemente no valía la pena hablar con la gente. A menos que se llamaran Lily, por supuesto.

–¿Señor Snape? –Suspiré, poniendo mis brazos sobre la mesa.

–Tritura los frijoles si quieres sacarles más jugo, no los cortes. Cortarlos puede hacer que el frijol luzca más bonito, pero en realidad no usamos el frijol, usamos el jugo. Asi que aplastar, no cortar –Mi tono fue un chasquido áspero, un ladrido en cierto sentido. No me importaba lo duro que sonara. Sonó tan confiado al decir que los frijoles tenían que cortarse, casi como si supiera algo sobre pociones. ¡No sigas el libro de texto todo el tiempo! Un profesor de pociones idiota es aquel que no puede experimentar para mejorar una poción.

Ahora tenía la cabeza apoyada en la mano y miraba mi libro de texto en el que tenía muchas notas garabateadas en los márgenes. Escribí otra nota distraídamente y mis ojos se cerraron lentamente mientras lo hacía.

–Estoy bastante seguro de que sé de lo que estoy hablando, señor Snape, si no ha hecho la poción antes, no puede comentar. –La clase se rió disimuladamente, burlándose de mí y susurrándose unos a otros al oído. Los recuerdos cobraron vida dentro de mí, no podía contarlos a medida que aparecían, era casi como si fuera una especie de presentación de diapositivas. Ya no podía controlar mis emociones, así que estallé.

–Pero esa es la cuestión, 'Profesor', ¡Ya hice la poción antes! ¡Experimenté con él durante semanas antes de tomar mis notas finales! ¡Un pocionista que no experimenta debería ser considerado incompetente! ¡Eres un maestro terrible, una persona terrible y un mentor terrible! ¡Si vas a tener favoritos, hazlo sutilmente! –Inhale, mirando alrededor de la habitación. Mucha gente miraba en estado de shock, Lily parecía un pez fuera del agua. Potter estaba más sorprendido de lo que jamás lo había visto.

Mi ira seguía ardiendo; y todavía estaba en lo alto, así que me levanté.

–Me da vergüenza ser tu alumno. –Me levanté de mi asiento y caminé hacia la puerta, mirando solo una vez hacia atrás.

–No vengas detrás de mí. –Salí, cerrando la puerta detrás de mí. Una vez que estuve solo, en medio del pasillo, me di cuenta. Ya no me sentía frustrado ni fuera de control, me sentía… tenso. Tenso porque perdí el control de mí mismo y dije lo que estaba pensando todo el tiempo, tenso porque estaba perdido y no sabía qué hacer conmigo mismo, tenso por todo lo que acababa de pasar.

Se suponía que debía controlarme. Se suponía que no debía dejarles ver lo que había dentro. Ya no me sentía cansado. Pensé que, tal vez, en realidad me había roto, hecho pedazos. No quedaba nada.

Me paré en medio de ese pasillo solitario, sin expresión legible en mi rostro. Escuché sonar la campana y los estudiantes corrían hacia su siguiente clase, me empujaron y me tiraron al suelo, pero estaba bien. De todos modos, no era como si no estuviera acostumbrado a esto en casa.

Caminé débilmente hacia mi dormitorio y decidí faltar a clases por el resto del día. De todos modos, no es que les importara si yo estaba allí. No es como si marcaran la lista y preguntaran a los estudiantes dónde estaba si estuviera ausente. Lily lo era todo y la perdí.

Estaba tan cansado de la vida que necesitaba algo, cualquier cosa.

Un analgésico.

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