Capítulo 11

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Daniela estaciona su auto afuera de la casa de María José y antes de que siquiera pueda tocar la puerta para anunciar su llegada, se encuentra con Gabriela.

—Daniela...—Murmura con seriedad la mujer.—María José se fue.—Le avisa.

Al oír eso, la castaña suspira rendida, sintiendo que llegó demasiado tarde.

—¿No crees que ya deberías dejarla tranquila?—Cuestiona Gabriela.—¿No fue suficiente el daño que le causaste? Ya. Ya es suficiente.—Dice cansada y Daniela se queda en silencio—Buenas noches.—Se despide antes de caminar hacia la casa.

—Buenas noches, señora.—Musita Daniela cabizbaja.

Sin tener otra opción, regresa a su auto, sintiéndose derrotada. Reniega con la cabeza, sin cerrar todavía la puerta y, entonces, un trozo de cordón en la guantera del auto, llama su atención. Al abrirla, se da cuenta que es la zapatilla de Kiraz, por lo que la toma entre sus manos y recuerda lo que ella le dijo.

Por otra parte, en el hotel, María Fernanda y Juan Pablo regresan a la terraza, sintiéndose abatidos, después de haberla buscado a la castaña por todas partes.

—¿Y si regresó a Miami?—Sugiere el rubio.

—No, no creo.—Le responde Oliver.

—¿Y si le preguntamos a María José?—Propone Mafe.

—¿A María José?—Replica Juan Pablo con incredulidad.—¿Y le decimos que estamos buscando a Daniela para contarle su gran secreto, pero como no la encontramos que ella nos diga dónde está?—Reniega con la cabeza.—Imagínese lo que nos diría. ¿Cómo se le ocurre, Sra. Mafe?

—Bueno, no fue buena idea.—Admite la mujer rubia.

Mia baja a la terraza y pasa junto a ellos.

—Mia, ¿tú sabes dónde está Daniela?—Pregunta Mafe.

—No, tía, pero estaba por aquí hace poco.—Responde la chica.

—¿Lo buscaron en su cuarto?—Consulta Oliver.

Y Mía, al sentir que ya respondió lo que necesitaban, se encoge de hombros y se aleja.

—Juan Pablo fue y no estaba.—Responde Mafe.

—Señora, usted dijo que iba ir a su cuarto.—Contesta el rubio.

—Repartimos el trabajo y te tocaba a ti.—Se defiende Mafe.

—¿Cómo voy a ir al cuarto de una mujer? Usted es su mamá y puede entrar, usted dijo que iría.

—Seguro que está ahí. ¿Cómo pudimos pasarlo por alto?—Replica María Fernanda con incredulidad.

Mientras tanto, en su habitación, Daniela observa la zapatilla de Kiraz, como si tuviera la respuesta a todas sus preguntas.

Un par de minutos después, escucha un suave golpeteo en la puerta y antes de que pueda abrir, María José entra a la habitación con el otro par de la zapatilla.

—María José...—Murmura la castaña, poniéndose de pie.—Intenté detenerte, pero me dijeron que ya te habías ido.—Le explica y agacha la mirada hacia la zapatilla en sus manos.—Kiraz, dejó esto en mi auto.—Le cuenta.—Ya sé que tú no querías, pero ella quería que te encontrara.

María José traga fuerte y se prepara mentalmente antes de confesarle la verdad.

—Daniela...—La mira nuevamente.—la dueña de ese zapato...esa niña tan maravillosa...—Toma una pausa antes de seguir.—La mamá de esa niña..—Le tiembla la voz.—Yo soy su mami...y tú eres su mamá.—Confiesa finalmente.

¿Será qué es amor? 2 - Adaptación Caché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora