Capítulo 12

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—Mírame. Más vale que me digas dónde vive esa gente patética o te haré pedazos.—Exige María Fernanda.

—Ya no puedo seguir soportando esta presión.—Murmura Oliver cansado.—Señora, debe actuar con sentido común.

—¿Cuál sentido común? Todos a mi alrededor nos han traicionado.—Se queja la mujer rubia.—Dime la dirección ahora mismo.

—No le diré, porque no quiero que cometa un error, y Kiraz la odie por haberse disgustado con su familia—Responde el chico.

—Mmmh. Aunque arrojes oro al fango, continúa siendo oro.—Contesta Mafe.—Mi nieta se parece a mí. Se nota la nobleza.

—Sí, estoy de acuerdo en lo que dijo acerca del oro.—Admite Oliver.—Pero, ¿cómo le vamos a explicar eso a una niña, señora? Debemos preguntarle a la señora Daniela, a ver qué opina.

—Daniela está en shock, no entiende nada.—Responde la mujer rubia.—¿Quieres que espere a que se recupere del impacto para actuar? No podemos esperar, debo ir ya.—Lo mira incrédula y el chico se queda callado.—Anda, dime la dirección ya. Dime.

—No lo haré.—Niega Oliver y Mafe le lanza un palo de ajo por la cabeza.—No lo haré.—Insiste.

Mafe rueda los ojos y reniega con la cabeza, sintiéndose molesta.

(***)

—Daniela lo tomó de forma muy madura.—Comenta María José.—Dijo que necesitaba tiempo para pensar.

Al oír eso, Gabriela suelta un bufido.

—Tiene que pensarlo.—Murmura incrédula.

—Qué importa, tenía que destrozarlo todo. ¿Eso era mejor?—Cuestiona la morena.

—Pues no lo sé María José, probablemente sí.—Responde la mujer pelinegra.—Así sabríamos cuánto deseaba tener a su hija.

—Oye, ¿entonces no te dijo nada?—Pregunta Kim.—No te comentó, no sé, tal vez, ¿que ya se estaba acostumbrando a Kiraz porque han estado juntas?

—No me dijo nada en absoluto.—Admite María José.—De todas formas, quizá no quiere una hija.—Mira hacia otro lado, intentando ocultar su tristeza.

—Poché...¿tienes expectativas?—Replica la rubia con suavidad.

—Ay, Kima, ¿cuáles expectativas?—Contesta fastidiada la morena.—Hace años aprendí que no puedo esperar nada en absoluto.

—Ay, María José, ¿y para qué estuviste esperando toda la noche?—Cuestiona Gabriela.—¿por la esperanza de que dijera algo positivo?

—No lo sé.—Murmura María José frustrada, llevándose las manos a la cabeza.—La verdad, no tengo idea.—Llora sin poder evitarlo.—Durante años deseé verlas juntas. Fue por eso que le dije que su madre era astronauta, y que algún día volvería...Ya no sé.—Mira hacia otro lado.

—Majo, no te pongas triste.—Pide la rubia, acariciándole la mano con cariño.—Bueno. Quizá es una buena respuesta.—Intenta animarla.

—Pues, en mi opinión, es mejor que no esperes nada.—Le aconseja Gabriela.—Si en verdad le importara su hija, hubiera corrido hacia ella en vez de huir a Miami.

—Gabriela, ya basta.—La regaña Kim en voz baja.

—¿Estoy equivocada? ¿Acaso no es cierto?—Se defiende.

—Pues entonces, ya que nada ha cambiado en nuestra vida, vámonos a trabajar.—Dice María José decidida.—Les encargo a Kiraz.—Pide y se pone de pie.

¿Será qué es amor? 2 - Adaptación Caché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora