Capítulo 27

2.6K 85 15
                                    

—No sé qué habré hecho para merecerte.—Murmura María José con los ojos brillosos.—¿Y tu sortija?—Cae en cuenta de que ella no tiene un anillo.

—¡Ah, cierto!—Responde Daniela y mete la mano en el bolsillo de su pantalón para sacar su anillo.

Al igual que con el otro anillo, este también es el primero que utilizaron cuando se comprometieron, ese que tiene inscrito su nombre en la parte interior, porque a pesar de las idas y venidas, Daniela lo había guardado con la esperanza de utilizarlo cuando finalmente pudiesen casarse.

—Es la primera sortija.—Dice sorprendida la morena, tocando el anillo entre sus dedos.—La conservaste...—La mira conmovida.

—Te conserve a ti también.—Contesta la castaña.—¿Me la puedes poner?—Le pide.

María José le da un asentimiento de cabeza, toma su mano derecha y desliza el anillo por su dedo anular. Cuando termina de colocarlo, alza la mano con el anillo para mostrársela a los demás y ellos comienzan a aplaudir, felices por ellas. Ambas acortan la distancia y nuevamente se besan, sellando su unión.

—Adelante.—Pide Daniela, dándole la mano.

Y con las manos enlazadas avanzan por el camino de piedra para llegar al altar, mientras sus invitados les lanzan flores y abren unos disparadores de confeti. A mitad de camino, Daniela toma en brazos a su hija para hacerla participe del proceso y así las tres, continúan caminando finalmente hacia el altar.

Después de unos minutos, todos los invitados se ubican en sus respectivos asientos, mientras ellas se posicionan de pie frente a la jueza que oficiara la boda, con Kim y Juan Pablo al lado izquierdo, como sus testigos.

—¿Nombre y apellido?—Pregunta la jueza, mirando a la morena.

—María José Guzmán.—Responde María José feliz.

—¿Su nombre y apellido?—Menciona la mujer, mirando a la castaña.

—Daniela Calle.—Contesta Daniela sonriente.

—Las dos han manifestado su deseo de contraer nupcias, y no hemos encontrado ningún impedimento legal.—Comenta la jueza, iniciando con el protocolo regular.—Ahora queremos que lo digan aquí frente a sus invitados.—Las mira a ambas, a pesar de que ninguna la está mirando, pues están perdidas la una en la otra.—Señora María José Guzmán, ¿acepta a la señora Daniela Calle como su legítima esposa, según nuestras leyes, por su propia voluntad, sin haber recibido presión alguna?—Le pregunta.

La morena se queda en silencio, contemplando a su novia, como si fuese la primera vez que la ve y quisiera guardar ese momento para siempre. Y como por milésima vez se pierden en la mirada de la otra, Juan Pablo chasquea los dedos para sacarlas de su trance.

—María José....—Mueve la mano para llamar su atención.

—María José, contesta.—La llama Gabriela.

—¿Señora María José?—Le habla nuevamente la jueza.

—Claro, perdón.—Se disculpa la morena.—Yo, María José, te elijo a ti, Daniela, como mi esposa, para amarte y respetarte hasta mi último aliento. Me entrego a ti de la forma más pura, prometiendo serte fiel en las alegrías y tristezas, en la salud y en la enfermedad.—Inicia sus votos, que aunque no estaba preparada para decirlos hoy, se los sabe de memoria.—Conocerte fue la forma más hermosa en que la vida me mostró que puedo ser amada de la misma forma en que yo amo. Me enseñaste el verdadero significado del amor, me has hecho crecer, me diste el regalo más hermoso de todos, nuestra hija.—Sigue hablando.—A pesar de todos los obstáculos que hemos enfrentado, no me arrepiento de nada, porque te amé en el pasado, te amo ahora y te seguiré amando por el resto de nuestras vidas. Siempre fuiste tú y siempre lo serás, porque contigo quiero todo, lo que nunca he querido con nadie.—Toma una pausa para evitar llorar.—¡Sí, acepto!—Exclama feliz.

¿Será qué es amor? 2 - Adaptación Caché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora