Protegiéndote (21)

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Jennie Collins POV

Sentí los brazos de Lisa envolviéndome cuidadosamente, mientras la lluvia caía sobre nosotras. El auto con los hombres se había perdido entre la oscuridad del terreno desierto. Sentí mi cuerpo ser levantado, haciéndome que me sentara.

-¿Jennie? Mírame.- abrí los ojos y mire ese par de ojos verdes tan preocupados.

Aun con la oscuridad que nos rodeaba, mire su cara parcialmente iluminada por las luces del vehículo, viendo las gotas de agua resbalar por su blanca piel. Aun sabiendo que nada de eso era real, que nunca estuve en peligro, me sentía increíblemente segura en los brazos de esa mujer, como si ella pudiera ayudarme a emerger de esa vorágine de mentiras y rencor.

-Todo está bien, ya se fueron.

-Lo siento. – dije casi automáticamente, sin darme cuenta.

Lisa frunció el ceño, juntando las cejas en el centro de su frente. Me miraba con una expresión confundida, pero pronto comenzó a negar con la cabeza. Sentí mi respiración fallar en puro miedo.

-¿Por qué, Jennie?

-Por hacerte pasar por esto, yo... -puse la cabeza en el hueco de su cuello, interrumpiendo mis palabras.

-No tienes que disculparte, Nini. Te sacare de aquí, ¿está bien? Todo está bien ahora.

Se arrodillo en el piso sucio, con toda su fuerza me levanto, poniendo mis brazos sobre sus hombros mientras rodeaba mi cintura con uno de sus brazos. Camine con ella hacia su auto, el cual estaba en medio del terregoso camino. Estábamos completamente mojadas y sucias. Lisa abrió la puerta del auto y me coloco en el asiento del pasajero, para después correr hacia el lado del conductor. Gruñí por el dolor por las ardientes heridas en mi boca y ceja, a diferencia de todas las demás, esas eran reales. Lisa se acomodó en el asiento torpemente, salpicando agua dentro del carro mientras se quitaba la ropa contra el agua que estaba usando.

-Te llevare directamente al hospital, y desde ahí llamare a todos.

Sus manos vinieron a mi cara, deslizando su pulgar delicadamente por mi piel. Ahora tenía una mejor visión de Lisa gracias a la luz que iluminaba el interior del vehículo. Se veía realmente preocupada, lo que solo aumentaba mi carga de culpa. Cerré los ojos, sintiendo las suaves caricias reconfortándome.

-¿Te quedaras conmigo? –le pregunte.

-Hare mi mejor esfuerzo para que eso pase, Nini.

Cuidadosamente, estiro el cuerpo, tomando un tipo de abrigo de la parte trasera del auto y dándomelo a mí.

-Ponte esto, hace frio y no es bueno que te quedes mojada.

Jaque mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora