Escapando de la realidad (22)

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Punto de vista de Jennie Collins

Deposité un beso segundo en la línea de su columna vertebral, justo en el centro de su espalda desnuda. Lisa estaba acostada en su cama, totalmente desnuda. Una mera consecuencia de nuestra divertida noche. Eran las 4:30AM. Levanté mi cuerpo lentamente, con todo el cuidado del mundo para que ella no despertara. Lisa tenía su día libre perdido debido al trabajo que le di, no es que tener sexo conmigo por un par de horas fuese un sacrificio, por supuesto; pero si sus planes eran acostarse y dormir, definitivamente aquello no salió como estaba previsto.

"Tengo que irme". Susurre que depositando un pequeño beso en su cuello.

Ella se estremeció en respuesta, pero no despertó, solo movió su cuerpo en la cama, de donde me levanté. Caminé alrededor de su habitación en busca de mi ropa que estaba esparcida en el piso. Retiramos todo de la sala de estar para que no nos descubriera su mejor amiga, pero al entrar en su habitación me tomo otra vez, lo que hizo que la ropa que llevábamos en las manos terminara descuidadamente en el suelo. Después de agarrar toda la ropa, me fui al baño de su dormitorio, donde tomé una ducha rápida. Tenía que volver a casa antes de que Christopher se despierte, yo no podía permitirme el lujo de despertarme tarde, aunque mi deseo era despertar con algunas caricias de Lisa. Salí del cuarto de baño, viendo a la mujer descansando en un sueño profundo, su expresión serena mostraba la satisfacción evidente. Me acerqué a la cama, sentándome junto a ella. Tire del edredón gris, cubriendo su cuerpo hasta la cintura y luego deslice la punta de mis dedos sobre su piel blanca, haciendo pequeños dibujos circulares. Me sentía muy bien al lado de esa mujer, como nunca había sentido en años. Pero yo sabía que debía disfrutar mientras aun había tiempo, no faltaba mucho para que el momento de nuestra relación tuviera que romperse.

No debías haber llegado. Tú sólo has complicado mis planes, Lisa.

Incline mi cabeza hacia adelante, depositando un suave beso en su boca, casi como un simple roce de labios. Me levanté de la cama, buscando un lápiz y papel y por suerte encontré un bloc de notas en la cocina. Fui a su habitación otra vez, más precisamente al baño donde pegué la nota amarilla en el espejo:

'No pude quedarme hasta que despertaras, pero quería que sepas que disfruté mucho la noche. Gracias por cuidar de mí. - RJ.'

Sonreí a la vista de la nota pegada en el espejo, y entonces dejé el apartamento. Todavía estaba oscuro, lo que facilitó la casi nula circulación de personas en las calles. Me metí en mi coche, o más bien, en el de Christopher. No me atrevería a irme en mi coche y darles a los guardias de seguridad razones para hablar. Los cristales tintados impedían cualquier vista al interior del coche, de esta manera pensarían que era solo un pequeño escape de mi marido en medio de la noche. Eran ya más allá de 5:00 cuando llegue al estacionamiento de la mansión Collins. Salí del vehículo y entre a la casa, todo estaba en completo silencio. Miré a mí alrededor, y ni los empleados estaban despiertos. Subí las escaleras con delicadeza, como si estuviera pisando huevos y me dirigí hacia mi dormitorio con Christopher. Abrí la puerta suavemente, notando el silencio completo dentro de la habitación, pero tan pronto como cerré la puerta, se iluminó la luz de la lámpara de la mesita de noche.

"¿Puedo saber dónde estabas, Jennie?"

Jaque mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora