La Venganza (26)

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POV Jennie Collins

Tomé una respiración profunda mientras mis pensamientos vagaban a la imagen de Lisa junto a Keana. Me sentía traicionada, pero no por la detective, si no por mí. Por muchos años tuve control completo de mis sentimientos, y de mis acciones, y de la nada una mujer apareció y me mostró que no podía controlar todo a mi alrededor. Eso me consumía, célula por célula; era como perder control de mi ser. Maldita detective.

– ¿Estás bien cariño?

Escuché la voz profunda de mi marido de fondo mientras observaba como las personas caminaban por la acera con sus enormes paraguas, y otros con sus chubasqueros. Del cielo gris caía una pequeña llovizna sobre Nueva York, y que pronto aumentaría, convirtiéndose en una tormenta. Miré los ojos claros de Christopher en cuanto sentí el suave toque de su mano sobre la mía. Tenía puesto una abrigo grueso y caliente, y me estaba mirando de manera curiosa.

–Sí, cariño. Solo estoy reflexionando sobre todo esto.

–No te preocupes. Todo se resolverá. – Dijo y entrelazó sus dedos con los míos.

Le mostré una sonrisa débil, recibiendo otra de regreso. Se veía mejor que nunca; quizás todos los efectos de las medicinas estaban empezando a reducir. A pesar del día muy ocupado, lleno de eventos, parecía tranquilo.

–Eso espero.

–Confía en mí, Jennie.

No pasó mucho tiempo, y las enormes puertas de hierro de la mansión se abrieron para que así pudiese entrar con el auto. El vehículo estaba aparcado en la parte de enfrente de la casa, cuando unos de los empleados se acercaron, abriendo la puerta para que así pudiese salir. Corrimos a la casa, evitando mojarnos por la lluvia. Christopher y yo fuimos a nuestra habitación, el en un lado con su portátil, y yo en el otro con un libro. Permanecimos por horas así, sin intercambiar ni una palabra. Mis pensamientos estaban muy lejos de mí para hacer de buena esposa. Mis pensamientos estaba rodeados por la mujer de ojos miel que llegaría pronto. Por unos instantes pensé que era un error haber ordenado que Lisa viniese aquí esta noche. No era una hora apropiada. Por su separación del caso, y por mi visiblemente afectado estado emocional. Actuar para Christopher se había convertido en algo natural, era como ser un personaje creado por mí misma para completar una historia que no acababa. Pero con Lisa no era así, no más. Me perdí, me perdí a mi misma en mis sentimientos, en mis acciones, en mis planes. Todo sobre mi era sincero para ella, y simplemente no podía actuar diferente. Era exasperante no tener control sobre mí cuando se trataba de Lisa Manobal.

–Hiciste todo mal, Jennie. – Susurré.

– ¿Dijiste algo? – El hombre preguntó.

Alcé mi cabeza y miré su cara. Christopher hizo su portátil a un lado mientras me miraba tranquilamente.

–Estaba pensando en alto, cariño. ¿Quieres que le diga a la cocinera que te sirva la cena aquí?

-No, no hace falta, podemos comer abajo.

–Gran idea. – Dije mientras me levantaba para acercarme a él. – Pienso que después de todo este estrés, deberíamos pasar un tiempo juntos. – Me senté junto a él, recibiendo una sonrisa.

–Pienso que es una idea maravillosa. Te extraño.

– ¿Sí?

–No tienes idea cuánto. – Dijo mientras ponía su mano en mi muslo.

Miré su mano que se deslizó suavemente en mi piel, y después observé su mirada cortés. No podía recordar la última vez que Christopher y yo tuvimos sexo. Desde que empecé a involucrarme con Lisa, me negué a sus caricias y todo lo demás, lo drogué y le hice crear que tuvimos noches y noches de sexo que nunca existió, no después de entregarme a Lisa. Era como su ella pudiese entregarme todo lo que necesitaba, así haciendo la presencia de mi marido totalmente innecesaria. Pero eso no podía seguir, no después de hoy. Si Lisa estaba tan distante y libre de hacer lo que quiera, ¿Por qué yo no podía hacer lo mismo? Estábamos hablando sobre mí, siempre iría un paso adelante. Siempre.

Jaque mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora