14

1.7K 146 8
                                    


En la habitación solo se escuchaba sonidos llenos de placer, además de constantes gruñidos por parte de un alfa dominado por su lado más primitivo.

- C-Carlos..- con trabajo formuló aquel llamado, pues el alfa estaba demasiado ocupado y entretenido lamiendo y besando su pecho.

Estaban sobre la cama, Carlos sentado a orillas de esta y Checo, sobre su regazo, con solo ropa interior, el alfa estaba casi en las mismas condiciones, solo que este se encontraba sumamente ocupado con los pechos de su novio.

Justo ahora su lado animal es el que predomina en ambos, dejando libre ese lado primitivo que ambos cargan consigo.
Por ello, y por el reciente lazo creado entre ambos, se sienten deseosos.

Las manos de checo se aferraban a la cabellera del alfa, jalando algunas veces cuando las succiones eran fuertes.
Arqueó su espalda cuando sintió la mordida en su pezón.

-¡Mmgh!- gimoteó, mordiendo su labio inferior en un vago intento de reprimir los obscenos sonidos que podrían provocar aún más al alfa.
Apesar de estar sumido en el placer de ser casi devorado y estar entregado en cuerpo y alma al alfa delante suyo, Sergio quiere caminar lo suficiente bien mañana.

Carlos se detuvo, alzando su mirada, sin apartarse de la zona.
-Por favor, Sergio. No te contengas.- sonrió ladino.
-Se que te encanta que haga esto.- rápidamente se acercó al pecho nuevamente, succionando con fuerza el pequeño botón rosa del Omega, como si intentará sacar algo.

Checo soltó un gemido en alto, ante la sorpresa, arqueando su espalda y inconscientemente acercándose aún más al alfa.

Las manos de Carlos estaban sobre las caderas del contrario, ayudando por pequeños momentos a crear fricción entre su virilidad y la entrada del Omega.
Aquello les robaba jadeos, y algunos gemidos.

Drásticamente las posiciones cambiaron y ahora se encontraban ya desnudos.
Checo estaba jadeante, con dos dedos dentro suyo y con la boca del alfa dejando marcas y manchas por doquier.
Sentía la mordida picar y arder, su piel estaba ardiente, sentía un hormigueo por su vientre, estaba seguro de que su rostro estaba igual de rojo que un tomate maduro.
Sus labios los podía sentir hinchados y algo adoloridos por los besos tan dominantes y bruscos que el alfa le proporcionaba.
Sentía a desfallecer cuando los dedos del alfa se abrían en forma de tijera, expandiendo su entrada, preparándolo para él.

Su piernas temblaban, y se abrían cada vez un poco más, para dejarle con mayor facilidad el acceso al alfa.
Se oía el chapoteo de los dedos del menor contra su entrada, podía sentir sus fluidos resbalarse por su trasero hasta perderse posiblemente en las mantas de la cama.
En busca de más placer, el Omega comenzó a mover sus caderas, permitiéndose gemir en alto el nombre de su pareja.

-Vas magnífico, mi amor.- halagó al mayor, sintiendo su miembro endurecerse aún más, hasta el punto de causarle una incomodidad.

-Porfavor..- rogó en un gemido, abriendo sus ojos para ver al alfa.
Mordiendo su labio.

-¿Por favor qué?- encuestó, decidido a escuchar lo que su Omega deseaba.

-Te necesito.- rogó, moviendo aún más sus caderas contra los dedos del alfa, gimiendo suavemente.

Carlos saco sus falajes rápidamente, obteniendo como respuesta un chillido de reclamó y protesta.

-¿En dónde me necesitas, Omega?- se atrevió a preguntar, fingiendo no saber lo que Checo necesitaba.

Carlos se había percatando momentos atrás que los ojos de Sergio ahora tenían un destello de color miel, asegurándole que ahora era su Omega quien tenía el control total del cuerpo del tapatío.

𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐬 𝐭𝐨 𝐥𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 - 𝘊𝘩𝘦𝘳𝘭𝘰𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora