Parche.
El sol filtraba suavemente a través de las cortinas de la habitación, bañando la estancia en una luz cálida. Lan Xichen se despertó lentamente, la sensación de la sábana suave bajo su piel recordándole los eventos de la noche anterior. Giró la cabeza para encontrarse con Jiang Cheng, que aún dormía a su lado.
Con cuidado, Lan Xichen se movió para no despertar a Jiang Cheng. Fue entonces cuando notó la marca en el cuello de este último. Una mordida. Una mordida que él mismo había dejado. Recordó el momento con intensidad: el calor creciente, los susurros y jadeos compartidos. Jiang Cheng había sido apasionado y entregado, y Lan Xichen se estremeció ante el recuerdo.
Se incorporó con cuidado y se inclinó sobre Jiang Cheng, observando la marca en su cuello. Una sonrisa suave se formó en sus labios. La mordida era un recordatorio tangible de la conexión compartida entre ellos. Sin embargo, también sabía que debía cuidar de la herida que había dejado.
Con movimientos suaves, Lan Xichen se levantó de la cama y buscó una pequeña caja de medicinas en la habitación. Regresó con un parche limpio y un ungüento cicatrizante. Se arrodilló junto a la cama y observó a Jiang Cheng, cuya expresión tranquila no indicaba que estuviera a punto de despertarse.
Con habilidad, Lan Xichen aplicó el ungüento sobre la mordida y luego colocó cuidadosamente el parche sobre la herida. Se quedó allí por un momento, admirando a Jiang Cheng mientras descansaba. Luego, con ternura, le dio un suave beso en la frente antes de retirarse para permitirle seguir durmiendo.
A lo largo de la mañana, Lan Xichen se mostró más atento de lo habitual. Cada gesto, cada mirada, era una forma de asegurarse de que Jiang Cheng se sintiera cuidado y amado. Se preocupó por su bienestar, se aseguró de que descansara lo suficiente y le preparó una comida ligera para ayudar en su recuperación.
Cuando Jiang Cheng finalmente se despertó, encontró a Lan Xichen a su lado, con una sonrisa amable.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Lan Xichen, acercándose con una taza de té caliente.
Jiang Cheng le devolvió la sonrisa.
—Me siento bien. Gracias por cuidar de mí.
Lan Xichen asintió y le ofreció té. Los dos se sentaron juntos, disfrutando de la calidez del momento compartido.
Al caer la tarde, Lan Xichen propuso una cita. Quería llevar a Jiang Cheng a un lugar especial, y eligió el muelle de loto, donde las aguas calmadas reflejaban los tonos dorados del atardecer. Caminaron juntos, compartiendo risas y miradas cómplices.
—¿Recuerdas cómo nos hicimos novios en el muelle de loto? —preguntó Lan Xichen, mirando a Jiang Cheng.
—Sí, cómo olvidarlo. Ese día cambió muchas cosas para mí.
—Y para mí también. Pero ahora, estamos aquí, juntos.
Jiang Cheng sonrió y se acercó a Lan Xichen, entrelazando sus dedos.
—Sí, estamos juntos. Y no quiero que eso cambie.
—No cambiará, Jiang Cheng. Estoy aquí para ti, siempre.
Los dos continuaron caminando por el muelle de loto, dejando atrás el pasado y abrazando el presente. La conexión entre Lan Xichen y Jiang Cheng había pasado de ser una chispa a una llama ardiente, y ambos estaban listos para explorar el camino que tenían por delante como novios.
Hola, hola, aquí con un nuevo capítulo de esta bonita historia, como dije en el capítulo anterior quiero que interactúen más antes de ir de lleno con actividades de cama, por eso quería que tuvieran una pequeña cita en este capítulo, a parte de que amo que Xicheng cuide de Jiang Cheng, como que se me hace algo inmensamente hermoso.
Sin nada más que decir, está almita escritora los verá mañana en una nueva entrega de esta historia que tanto estoy amando escribir, está alegrando mi diciembre escribirles esto, :3.
Nos leemos mañana, :3
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Omegacember Xicheng [FINALIZADA]
RomanceNo podía evitar escribir una historia del Xicheng Omegaverse, por eso decidí crear esta historia para retratar desde un punto de vista diferente, como sería la unión d estos dos líderes si en la novela original fueran parte del omegaverse, y que mej...