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- No sé cómo es que el jefe logró escoger una de tantas fotos, todas me encantaron - asiento ante el comentario de Susana haciéndole ver que pienso lo mismo.

- Eres realmente bueno en lo que haces, Mateo - le digo. El nombrado me sonríe cómo si el halago lo escuchara todos los días.

Los 3 estamos en su oficina revisando las fotos que hace 2 días le habíamos entregado al jefe para la nueva portada de una revista.

- Lo sé - me contestó - Pero sinceramente, ésta semana fué muy pesada, estábamos demasiado saturados de trabajo - suspiró levantándose del sillón en el que estaba. Tomó su cámara y la guardó en su protector - Extraño pasar tiempo en casa con mi pareja.

- Diego también te extraña - le hago saber - De hecho, siento que lo mejor es que vayas a verlo hoy, me odiará por decírtelo, pero es que ésto no puedo callarlo - me miró, su rostro había pasado de uno relajado a tenso - Ha estado vomitando mucho.

- ¿Y porqué no me lo dijo?

- Tal vez porque no quería preocuparte, él sabe más que nadie que has estado realmente ocupado con el trabajo.

- Pero nunca estaré tan ocupado para él - chasqueó su lengua - Gracias por decírmelo, Temo.

Dicho ésto, observé cómo salía a toda prisa de su oficina dejándonos a Susana y a mí sólos en su oficina. La mencionada se mantuvo todo el transcurso de tiempo callada, estaba organizando los papeles de nuestra última sesión que fué hoy.

- ¿Sabes a dónde fué? - le pregunté. Ella me miró con obviedad.

- Con el jefe, lo hace siempre que está desocupado. Pide permiso para ausentarse hasta que surja una nueva sesión. Pero no sé para cuándo empiece su tiempo libre, tal vez mañana ó pasado.

- ¿Entonces? - la miré esperando a que entendiera mi tono de voz.

- Así es mi querido Temo - me sonrió radiante - Disfruta de tus días libres.

- Oh...

Pero no sonreí, no pude hacerlo, sólo asentí.












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Al día siguiente no obtuve ninguna llamada de Mateo el resto del día avisándome sobre su ausencia en el trabajo, así que quise suponer que tal vez hoy si vendría.

Cuándo entré al edificio me dirigí a la recepción para tomar mi identificación. La muchacha de ahí me sonrió, no me acordé realmente de su nombre así que simplemente traté de lucir amigable esperando a que no me dijera nada ó tendría que mencionar su nombre. Diablos, era tan malo recordando.

Pero no alcanzó a saludarme porque su atención fué dada hacía algo más importante que estaba detrás de mí. Una sonrisa radiante se instaló en sus labios, después habló - Muy buenos días, Señor Córcega.

Daddy, ¿Me Follas? // Adaptación AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora