32

41 7 1
                                    










Control. Control. Control, Temo.

"Que control ni que madres, déjame hacerme cargo de ésto" 🐺

¿Para qué? ¿Para que te le lances encima cómo una facilota? No, Ely. Ni pienses pasarme por encima, es la última vez que te lo diré, entiende que Alfa ya tenemos. Aristóteles es nuestro amigo y mi jefe. Nada más.

"Bueno, ya no diré nada, sólo diré yo también que eres bien ciego. Adiós" 🐺

¿Ciego? ¿En qué sentido, Ely? ¿¿Elyzabeth??

Mmmmm, no te hagas la sorda, ni que tuvieras un palacio en mi cabeza para que pudieras esconderte.

— Temo, ¿quieres que llame a un doctor?

— ¿Se le habrá metido el diablo?

— No digas mamadas, meriyen.

— JAJAJAJAJAJAJA.

— Shhhh, mejor ponte serio. Está cómo pasmado, cómo si estuviera en el limbo, ¿no?

— ¿Y si le echo un balde de agua fría?

— Te mataría.

— Y ni lo dudes.

— Nomás así despiertas, ¿verdad? — una sonrisa se apodera de mi semblante eliminando poco a poco mis nervios. Aristóteles también sonríe, ahora tiene puesta una bata que me hace tranquilizarme.

— ¿Puedo? — les señalo el interior de la oficina de Aristóteles preguntándoles si puedo pasar. Ambos se hacen a un lado dándome entrada — Lo siento por mi reacción, Aristóteles. Me he sentido muy raro últimamente.

— Sabes que no hay problema — respondió, mantenía sus dos brazos cruzados mientras me miraba con aquella amabilidad que siempre ha mostrado en él.

— Sí, sí, no hay problema por tu interrupción. Pero, ¿qué haces aquí? ¿No habías dicho que no querías colaborar con Ari?

Comencé a jugar nerviosamente con mis manos — Pues, es que....— mierda, ¿y ahora que digo?

— ¿Es que qué?

Pinche Mateo, bien sabe el pendejo que me caga la presión y viene éste idiota a presionarme. Ojalá y hoy le dé indigestión por tanta chuchería que ha estado tragando.
— Deja de presionarlo, Mateo — Aristóteles lo regañó, le agradecí mentalmente el hecho de que conociera algunas veces mis comportamientos nerviosos. Observé cómo el rizado hacía a un lado a Mateo levantándolo del lugar dónde estaba sentado junto a mí tomando el lugar. Me miró con un ligero brillo divertido en sus ojos — Cambiaste de opinión, ¿verdad?

— Me asombra lo bien que me conoces — le sonrío.

— Digamos que aprendo rápido.

— Entonces....¿la propuesta sigue en pié? — Aristóteles no respondió, entrecerró sus ojos y juro que gracias a su sorpresivo silencio casi me acobardo.

— Claro que sí, llegaste justo a tiempo — suspiré aliviado, Aristóteles me miró con cinismo — Ya mero te espantabas — se burló.

— Tonto — comenzó a reír, así que rápidamente le solté un golpe en su brazo que él claramente supo evitar envolviendo su mano en mi puño bajándolo hasta el espacio vacío en el sillón que había entre nosotros.

La calidez de su mano no me molestó, pero aquella sensación no duró lo suficiente, pues Aristóteles la retiró. Se levantó y después soltó un sólo aplauso — A trabajar.

Daddy, ¿Me Follas? // Adaptación AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora